Seguro que más de una vez te has encontrado con alguien que siempre intenta agradar a las personas con quienes se relaciona, o puede ser que en ocasiones esa persona hayas sido tú. Esta dinámica puede ayudar a afianzar algunas relaciones a corto plazo, pero a la larga resulta contraproducente y da lugar a problemas de autoestima y a vínculos desequilibrados con los demás.
Las personas necesitamos autoafirmarnos en momentos determinados y hacer valer nuestras posiciones, intereses y valores, poniendo en práctica una habilidad social llamada “asertividad”. En este sentido, aquí encontrarás varios consejos sobre cómo dejar de querer agradar a los demás a través de rutinas y hábitos de gestión emocional y de los estilos de comunicación.
Consejos para dejar de querer agradar a los demás
Querer agradar a los demás de manera sistemática y constante es un signo de falta de independencia y de seguridad en uno mismo, además de ser una dinámica muy negativa para la propia salud mental.
Aquí encontrarás las principales claves y estrategias para aprender a dejar de querer agradar a los demás.
1. Que sean tus valores los que guíen tu comportamiento
Las personas complacientes habitualmente dejan de lado sus propios valores a la hora de agradar en todo momento a las personas que están en su entorno y con el objetivo de evitar cualquier conflicto.
En lugar de intentar hacer siempre aquello que nos piden externamente, los profesionales de la psicología recomendamos basar siempre nuestro comportamiento en los propios valores, ideas y planteamientos. Esto significa que si alguien nos pide hacer algo que entra en contradicción con los propios valores o creencias, debemos optar por, en primer lugar, comunicarlo, y en segundo lugar, tomar la decisión en base a cómo hayamos sido tratados después de expresar cómo nos sentimos, para tener en cuenta hasta qué punto somos respetados.
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2. Entrena tu asertividad teniendo en cuenta lo que sabe la otra persona
La asertividad consiste precisamente en saber defender las propias necesidades, opiniones o valores, de manera clara pero respetando siempre los intereses del interlocutor.
Se trata de una de las habilidades sociales más importantes que existen y un signo de madurez personal que nos permite comunicarnos e interactuar con el propio entorno de manera exitosa y de acuerdo a los propios valores.
Pero para ser asertivos, en primer lugar debemos realizar hipótesis sobre lo que nuestro interlocutor sabe y no sabe acerca de nosotros. Por ejemplo, puede ocurrir que alguien nos pida algo que nos molesta simplemente porque no sabe que eso nos sentará mal o nos pondrá en una situación incómoda. Por eso, debemos asegurarnos de que es consciente de lo que ocurre.
3. Reflexiona sobre si lo que haces te hace feliz
Otra forma de dejar de agradar a los demás por sistema consiste en reflexionar si lo que hacemos en un momento determinado nos hace realmente felices y va en sintonía con nuestras necesidades o nuestra voluntad.
A veces es difícil reconocer si hacemos algo porque realmente queremos o bien porque nos lo ha pedido alguien y queremos evitar conflictos con esa persona o bien sentirnos mal en el futuro por no hacerlo.
En estos casos debemos identificar por qué hemos aceptado hacer tal cosa y si es algo que realmente nos hace felices y nos satisface personalmente.
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4. Aprende a decir que no
Otra de las características de las personas complacientes es su incapacidad para decir que “no” en cualquier momento en el que no están de acuerdo con algo o con alguien.
Esta es una señal inequívoca de falta de asertividad, ya que se considera que decir “no” en algún momento puede ser considerado como una falta de respeto, como una agresión hacia alguien o como el inicio de un conflicto con el interlocutor.
Aprender a decir “no” en situaciones en las que no estamos de acuerdo, nos permite defender la propia opinión y pone en valor las propias necesidades o preferencias en cualquier momento de nuestras vidas.
Esto puede entrenarse de muchas maneras, por ejemplo, empezando a decir “no” en situaciones pactadas con personas cercanas o bien en situaciones reales cotidianas con amigos y familiares cercanos, a la hora de decidir dónde cenar, qué plan hacer o qué película ver.
5. No te disculpes constantemente
La disculpa constante incluso cuando no hemos hecho nada malo es un signo de necesidad de complacer y de falta de confianza en uno mismo.
Las personas que desean complacer a los demás en todo momento suelen ser inseguras y habitualmente creen que lo hacen todo mal, por eso tienden a disculparse en todo momento, como medida para agradar.
En lugar de hacer eso, debemos aprender a no sentir cada una de las cosas que hacemos, a ser seguros de nosotros mismos y de nuestra actuación y a disculparnos solamente cuando sea necesario y lo sintamos de verdad.
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6. Establece límites
Establecer límites personales también es un signo de asertividad, ya que las personas adultas y seguras de sí mismas son capaces de ver en todo momento cuándo alguien está traspasando los límites de lo que es aceptable y lo que no.
Saber en todo momento qué estamos dispuestos a hacer por otros y qué vamos a tolerar o no en el trato con otras personas es el primer paso para aprender a dejar de agradar a todo el mundo en todo momento.
7. Adopta una actitud sincera
La sinceridad también nos permitirá aprender a dejar de ser complacientes con las personas que nos rodean.
Ya que, siempre que no queramos hacer algo por alguien seremos capaces de decirle con honestidad a esa persona los motivos por los que declinamos dicha oferta o demanda. Siempre con la mayor asertividad y respeto.
8. Haz cosas por ti mismo
Para aprender a ser autónomos y asertivos también podemos empezar a realizar actividades de ocio o de cualquier otro todo tipo por nosotros mismos.
A veces las personas más inseguras se privan de hacer cosas por lo que puedan pensar los demás, pero haciendo aquello que queremos en todo momento nos ayudará a recabar confianza en nosotros mismos, a ser más seguros y más asertivos.
Estas actividades pueden ir desde acudir a un concierto, ver nuestra película favorita en el cine, irnos de vacaciones o ir al teatro.
9. Analiza tus sentimientos
Analizar los propios sentimientos también nos permitirá conocernos mejor y saber qué es lo que queremos en todo momento, para así poder reivindicarlo cuando sea necesario.
Este análisis puede realizarse escribiendo en un cuaderno o diario los sentimientos que tenemos cada día, así como los miedos, las inseguridades o los temores que nos acechan en cada momento y ver si son realistas o no.
De igual manera también debemos analizar el entorno del que venimos y examinar si desde pequeños nos obligaban a dejar a un lado los propios sentimientos y las propias necesidades, primando las de otros miembros de la familia.
10. Acude al psicólogo
Como se ha indicado, acudir a un profesional de la psicología puede ser de gran ayuda para aprender a poner por delante las propias necesidades y a no agradar a todo el mundo en todo momento.
Tomas Santa Cecilia
Tomas Santa Cecilia
Psicologo Consultor: Master en Psicología Cognitivo Conductual
Los profesionales de la psicología te ayudarán a identificar los propios pensamientos y sentimientos, y a poner en práctica estrategias y pautas de conducta para actuar de acuerdo a tus valores y preferencias.