Las relaciones sociales son fuente de bienestar emocional siempre y cuando sean sanas y se fundamenten en el respeto y la igualdad. Somos animales sociales, con lo cual necesitamos de la compañía y aceptación de otros para disponer de una buena salud mental.
Lamentablemente, hay personas que establecen relaciones disfuncionales, con alta dependencia emocional, debido a que tienen la creencia de que no son absolutamente nadie si están solos.
La relación entre la baja autoestima y la dependencia emocional influye mucho en el bienestar psicológico y es el origen de relaciones tóxicas y asimétricas. Averigüemos cómo se da.
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El vínculo entre la baja autoestima y la dependencia emocional
Los seres humanos somos animales sociales, lo cual hace que nuestra salud mental dependa, y mucho, de la calidad que tengan nuestras interacciones con los demás. Tenemos la necesidad de gustarle a los demás y pasar tiempo con otras personas. Necesitamos formar parte de un colectivo, de un grupo en el que compartimos nuestros valores, gustos y emociones. Digan lo que digan, todo el mundo necesita estar en compañía de otras personas, aunque sea solo un poco.
Sin embargo, la excesiva búsqueda de aprobación ajena puede convertirse en un problema de nivel patológico. Todos necesitamos que otras personas nos acepten, pero si hacemos de ello nuestra principal motivación, creyendo que si no tenemos aceptación social no valemos nada, está claro que estamos ante un comportamiento problemático. Es aquí donde podemos toparnos con la relación entre la baja autoestima y la dependencia emocional.
Algunas personas necesitan sentir que le gustan absolutamente a todo el mundo. Debido a que tienen una muy baja autoestima, son muy sensibles a la crítica y las opiniones ajenas, las cuales pueden influir enormemente en su estado anímico. Si les halagan, se sentirán muy bien, pero a la mínima que alguien diga algo malo de ellos, aunque sea algo que no es verdad, su humor estará por los suelos.
Las personas con baja autoestima y alta dependencia emocional tienen importantes carencias emocionales, las cuales las empujan a intentar agradar a los demás sea como sea. Tienen una valoración negativa de sí mismos que, al combinarse con carencias afectivas, tienen la enorme necesidad de intentar ser aceptados por los demás, aunque ello implique humillarse o hacer cosas denigrantes. En caso de no ser aceptados, estas personas pueden ser incapaces de encontrarles el sentido a su existencia.
La importancia de la dependencia emocional
No podemos entender la relación entre la baja autoestima y la dependencia emocional sin antes comprender a qué nos referimos por este tipo de dependencia. Podemos decir que las personas que sufren dependencia emocional necesitan de forma casi incontrolable el afecto y la atención de los demás. Debido a esto sienten verdadera fobia al abandono y la soledad, lo que hace que lleguen a ser personas que se subordinan en sus relaciones personales, para evitar a toda costa hacer algo que disguste a quienes quieren agradar y que se vayan de su lado.
Las personas con dependencia emocional no pueden satisfacer sus necesidades emocionales por su propia cuenta, con lo cual quieren cubrirlas estableciendo lazos afectivos disfuncionales con otras personas. Esto hace que puedan llegar a desarrollar relaciones parasitarias y asimétricas, esto es, relaciones desiguales en las que se sacrifican por los demás. Están dispuestos a hacer lo que sea para que la relación perdure para siempre.
El combo baja autoestima y dependencia emocional hace que las personas ansíen tener relaciones en donde se sientan protegidas y queridas. No les importa la calidad de la relación, solo quieren sentirse aceptadas dentro de ellas, motivo por el cual establecen vínculos afectivos muy intensos pero también inestables. Como hemos comentado, son personas que harán todo lo posible para sentirse queridas aunque les pueda incluso hacer hasta daño.
¿Cómo afecta la dependencia?
Uno de los problemas de la dependencia emocional hacia los demás es que, en caso de que no se reciba atención o el “cariño” que busca la persona, empezará a tener dudas irracionales acerca de su propia valía. En su mente la idea de no ser valorado por una persona en concreto puede ser interpretado como sinónimo de inutilidad, poca importancia y de no ser necesario. Valoran su existencia en base a cuánto aprecio reciben de los demás. Como es lógico, esto repercute en la autoestima y el bienestar de la persona emocionalmente dependiente.
Como resultado de esto, el emocionalmente dependiente empezará a sentirse muy mal, siendo la tristeza un sentimiento que está muy presente en la vida de las personas emocionalmente dependientes. A causa de esto se puede entrar en un círculo vicioso de vacío emocional e insatisfacción crónica, un bucle del que es muy difícil salir sin la ayuda profesional adecuada y que puede llevar a la depresión.
Las personas dependientes que sí tienen amigos o gente que les da la sensación que los aceptan no pueden evitar tener un miedo irracional a la soledad, temor que les produce una altísima ansiedad. Esta ansiedad surge de estar constantemente pensando en la posibilidad de poder quedarse solos, a pesar de que objetivamente la persona que tienen a su lado no tendría por qué abandonarlos. Igualmente no pueden evitar salir de este estado ansioso, y para evitar a toda costa que suceda la situación temida aceptará sin quejarse cualquier tipo de gesto que le haga, incluso los malos tratos.
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Mejorar la autoestima
En la relación entre la baja autoestima y la dependencia no podemos identificar claramente a una como la causa y a la otra como el efecto puesto que, realmente, ambas se retroalimentan. Una baja autoestima hará que la persona, a la mínima que encuentre a alguien que lo acepta con sus “defectos” (aunque sean irreales) se pegará como una lapa a esa persona mostrando una alta dependencia emocional, mientras que si lo miramos por el otro lado, una persona muy vinculada a otra puede empezar a tener una visión cada vez peor de sí misma y desarrollar la creencia que sin su amigo o pareja no es nadie.
Si bien somos animales sociales como ya hemos comentado, está claro que con la persona que más tiempo vamos a pasar es con nosotros mismos. La principal relación “social” en la vida es aquella que mantenemos con uno mismo y para que esta sea sana debemos vernos bien, aceptarnos tal y como somos, sabiendo que tenemos nuestros puntos fuertes y nuestras debilidades pero que podemos mejorar en aquello que nos propongamos.
Cuando intentamos gustar a otras personas cuando ni siquiera nos gustamos a nosotros mismos es normal acabar cayendo en una relación de dependencia. Por ello para evitar caer en relaciones tóxicas debemos mejorar la percepción que tengamos de nosotros mismos, mejorar la autoestima y hacer un esfuerzo para sentirnos bien emocional y psicológicamente, al margen de lo que puedan pensar los demás sobre nosotros. Tenemos que tratarnos como nos gustaría que nos trataran, y no al revés.
Referencias bibliográficas:
- Hirschfeld, R. M, Klerman, G. L., Chodoff, P., Korchin, S., & Barrett, J. (1976). Dependency—self-esteem—clinical depression. Journal of the American Academy of Psychoanalysis, 4(3), 373–388.
- Iancu, I., Bodner, E., & Ben-Zion, I. Z. (2015). Self esteem, dependency, self-efficacy and self-criticism in social anxiety disorder. Comprehensive psychiatry, 58, 165–171. https://doi.org/10.1016/j.comppsych.2014.11.018
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