Una simple conversación es más compleja de lo que puede parecer en un primer momento.
Por un lado, hay que tener en cuenta lo que se dice, dado que no siempre es fácil traducir los pensamientos en palabras, y por el otro, hay que atender a cómo reacciona la otra persona, qué dice y qué ideas y mensajes entraña su discurso. Todo esto ocurre a la vez, en tiempo real, y hay que combinarlo con la influencia decisiva del lenguaje no verbal, capaz de hacer que nuestras palabras tengan un significado totalmente diferente dependiendo del contexto.
Esto hace que algunas personas sean propensas a dudar y a mostrar inseguridad al dialogar con los demás. En estos casos, siempre vienen bien algunos consejos acerca de cómo hablar con más seguridad.
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Hablar con seguridad: 5 consejos muy útiles
En primer lugar, hay que tener en cuenta que adoptar un estilo comunicativo que exprese una mayor seguridad es una tarea que involucra muchas funciones psicológicas. Esto hace que no exista una solución mágica para pasar a irradiar carisma de la noche a la mañana. Sin embargo, con un poco de práctica y constancia, sí es posible notar cambios muy significativos en la manera en la que nos expresamos… y también en la manera en la que las personas con las que hablamos reaccionan ante nosotros.
Así pues, para hablar con más seguridad delante de todo tipo de personas es necesario un verdadero entrenamiento, lo cual implica que limitarse a leer y a interiorizar ideas y conceptos no sirve de mucho. Los consejos que leerás a continuación tienen que ser llevados a la práctica, salir de la teoría, para que te ayuden en tus relaciones sociales. Dicho esto, pasemos a los consejos.
1. Entrena el contacto visual
El simple hecho de evitar el contacto visual nos predispone a adoptar un rol de sumisión y a dejar que sea la otra persona la que lleve las riendas de la conversación. Por eso, es bueno que al principio te centres en la tarea de evitar esos momentos en los que la mirada va deambulando de un lado a otro con tal de no encontrarse con la de la persona que se tiene enfrente.
Sin embargo, el truco no está en clavar la mirada en las pupilas de nuestro interlocutor de manera obsesiva, sino simplemente en prestar atención a los momentos en los que se produzca esta “desconexión” para poder corregirlos o, al menos, controlarlos. Este último matiz es importante, porque no es necesario mantener el contacto visual de manera ininterrumpida de forma rígida, aunque este debe predominar.
Cuando notes que estás mirando al otro de un modo demasiado “artificial” y poco natural, simplemente amplía tu radio de atención visual y mira no a sus ojos sino a su cara en su conjunto; de esa manera, aunque no te des cuenta, el cruce de miradas será mucho más espontáneo.
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2. Proyecta tu voz
Es mejor realizar este ejercicio a solas, para que después, a la hora de aplicarlo a las conversaciones reales, solo sea necesario modular el tono, dado que ya se habría aprendido buena parte de este patrón de movimientos de los músculos bucales y del cuello.
Para ello, es bueno combinar el ensayo a solas con la visualización imaginada. Cierra los ojos, imagínate un contexto real de conversación, y modula tu voz hasta que cobre una cualidad que exprese asertividad y seguridad en uno mismo. Cuanto más vívida sea la escena, mejor.
3. Mejora tu articulación al hablar
Hay personas en las que la inseguridad a la hora de hablar se debe a pequeños defectos en el habla. Al notarlos, se intenta enmascararlos hablando bajo y manteniendo un perfil discreto en general. Si es tu caso y crees que esos defectos son muy pronunciados, puedes valorar acudir a un logopeda. Si crees que no son muy pronunciados, merece la pena practicar por tu cuenta.
Esta es otra tarea que puedes realizar a solas. Para ello, al principio deberás hacer “calentamiento” de los músculos de la boca, para después ir hablando en un monólogo improvisado, atendiendo a los pequeños errores de pronunciación. Recuerda las palabras en las que has fallado e intenta reproducir de manera aproximada la frase en la que estaban incluidas hasta pronunciarla bien. Esta tarea puede ser aburrida, pero el hecho de corregir la articulación ayuda a evitar la inseguridad.
Por otro lado, ten en cuenta que todo el mundo se equivoca con relativa frecuencia a la hora de hablar. Por eso, no te obsesiones con esos errores si crees que su frecuencia de aparición es comparable a la del resto de personas; de hecho, los interlocutores tienden a no prestarles atención y a “rellenar” automáticamente el vacío de significados que en teoría deberían producir esas imperfecciones.
4. Distánciate de la situación
Prácticamente todas las personas tenemos la capacidad de distanciarnos de las experiencias que vivimos en el aquí y ahora. Esto significa que hacemos una ligera desconexión emocional con respecto a lo que está ocurriendo. Es algo parecido a lo que ocurre con la desrealización, un fenómeno psicológico por el cual tenemos la sensación de que el lugar en el que estamos, algunas personas o seres vivos, o el contexto en general, son partes de un decorado, algo que no significa demasiado.
Así pues, cuando notes que en una conversación puedes llegar a mostrar un grado significativo de inseguridad, trata de distanciarte, asumiendo que la persona que habla contigo, si bien no deja de ser humana, no es tan importante a pesar de todo, ni indispensable para que sigas viviendo. Sus opiniones sobre ti tienen una importancia muy relativa, y además tiene una percepción muy limitada e imperfecta acerca de quién eres. Se trata de un ejercicio que también es común en el mundo de los actores y actrices, en el que se combate el miedo a hacer el ridículo.
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5. Trabaja tu autoestima
Si quieres ir más allá del problema concreto de la inseguridad al hablar, es bueno que trabajes por mejorar tu autoestima. Para ello hay diferentes métodos, si bien ir al psicólogo te puede ayudar mucho a la hora de plantear programas de entrenamiento y modificación de creencias, realizar un seguimiento de tu progreso y controlar los problemas que puedan surgir.
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