La capacidad de liderazgo es una característica psicológica muy valiosa tanto en la vida privada como en lo profesional. Por ejemplo, ser un buen líder permite inspirar y criar bien a nuestros hijos e hijas, ayudar a dinamizar nuestros grupos de amigos para evitar caer siempre en las mismas rutinas, e incluso puede ser útil en el mundo de los hobbies y las aficiones basadas en la cooperación.
Además, en la actualidad, son muchas las empresas que exigen de determinados perfiles laborales una elevada capacidad de liderazgo, ya sea para estar al timón de un departamento de empresa o para mantenerse al frente de un proyecto de trabajo
Sin embargo, el liderazgo no es una cualidad personal que exista en el vacío, desconectada del resto de características de la persona. De hecho, la capacidad para ser un/a líder es una habilidad muy relacionada con el hecho de tener una buena autoestima. Veamos por qué.
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¿Qué son la autoestima y el liderazgo?
La autoestima es la forma que tenemos las personas de valorarnos a nosotros mismos y de compararnos respecto a otras personas o en base a un ideal al que querríamos parecernos.
Esta valoración es de carácter emocional, y no siempre se corresponde con la persona que somos en realidad, es decir, que puede estar deformada. En resumen: las personas que tiene una buena autoimagen de sí mismas presentan una alta autoestima, mientras que las que tienen una imagen pobre y pesimista de sí mismas, tienen una baja autoestima.
El liderazgo, por su parte, es la capacidad de organizar, guiar y orientar a otras personas con el objetivo de lograr cualquier éxito en proyectos laborales, trabajos específicos o en cualquier ámbito de la vida diaria que implique cooperar y coordinarse.
Esta capacidad es una de las habilidades más demandadas en el mercado laboral actual y puede ser entrenada de muchas maneras.
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¿De qué manera una buena autoestima puede reforzar nuestra capacidad para liderar?
Estos son algunos de los procesos psicológicos a través de los cuales la buena autoestima actúa como aliada a la hora de liderar equipos o grupos de personas en el ámbito profesional o personal.
1. Evita los bloqueos frente a los demás
Los ritmos vertiginosos y las exigencias cada vez más elevadas del mercado laboral actual facilitan que algunas personas acaben teniendo verdaderos bloqueos ante situaciones que no pueden o no saben resolver, sobre todo si saben que de sus decisiones dependerán las acciones que vayan a realizar otras personas.
Este tipo de bloqueos tan frecuentes o de dudas constantes sobre cómo actuar (incluso si se cuenta con las competencias necesarias para realizar esa tarea determinada) pueden superarse teniendo una autoestima adecuada y creyendo en uno mismo.
Con un buen nivel de autoestima cada persona será capaz de superar de manera exitosa cada bloqueo o duda que pueda surgir, algo clave al liderar, porque el liderazgo requiere actuar con fluidez y sabiendo medir los tiempos.
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2. Permite afrontar conflictos y no huir de ellos
En el ámbito laboral es muy frecuente tener que lidiar diariamente con toda clase de conflictos, problemas y choques de intereses que deben ser superados para seguir adelante.
Es muy habitual que algunas personas tengan ciertas dificultades para superar este tipo de conflictos, ya sea por falta de experiencia o simplemente por considerar que uno no está preparado para lograr superarlos con éxito.
La autoestima, en estos casos, juega un papel fundamental, ya que contar con un nivel óptimo de ésta nos ayudará a mediar y a impulsar medidas de disculpa y reparación de daños, algo necesario para mantener unidos los grupos.
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3. Evita que un exceso de timidez entorpezca la comunicación
La autoestima también es de gran importancia para vencer las dificultades de comunicación interpersonal y los excesos de timidez que algunas personas muestran cuando deben relacionarse con compañeros de trabajo, superiores o incluso subalternos.
Y es que habilidades sociales y de comunicación son de vital importancia en cualquier entorno laboral individual o en equipo, tanto para saber qué está ocurriendo a cada momento dentro del equipo o grupo de trabajo, como para conocer la situación actual de cada departamento o personas a liderar y tomar las decisiones estratégicas pertinentes.
4. Contribuye a inspirar a los demás
Una alta autoestima también es necesaria a la hora de inspirar a otros compañeros de trabajo que necesiten guía o apoyo, así como para servir de modelo de conducta en equipos de trabajo en los que trabajamos conjuntamente o que están bajo nuestra responsabilidad.
Además de eso, las personas que cuentan con un nivel adecuado de autoestima no suelen preocuparse por el “qué dirán”, y están dispuestos a comunicar e inspirar apelando a las emociones, con el objetivo de motivar a sus compañeros sin ningún miedo por “destacar”.
Y es que un elemento muy relacionado con la capacidad de inspirar a otras personas en un entorno laboral es también la capacidad de motivación, una de las virtudes esenciales que debe tener todo buen líder.
Mientras que las personas con baja autoestima no confían en sus posibilidades y se limitan a transmitir información textual de manera deshumanizada, un líder con la autoestima alta sabrá apelar a las emociones de los demás para llegar a conmoverla y aumentar la motivación de su equipo.
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5. Permite dar ejemplo
Como hemos visto, las personas con elevada autoestima también ejercen una función muy importante en cualquier empresa, que es la de servir como modelo a otros compañeros que necesiten orientación y apoyo de cualquier tipo.
En cualquier ambiente de trabajo es necesario que los líderes demuestren a otros compañeros y también a subordinados que es posible estar bien emocionalmente, en paz con uno mismo, y a su vez trabajar diligentemente dirigiendo cualquier proyecto o equipo.
6. Refuerza la asertividad para representar al colectivo
Una buena autoestima posibilita que no toleremos faltas de respeto hacia nosotros en nuestro rol de líderes, y nos permite reivindicar nuestros derechos y los intereses de cualquier proyecto que representemos, respetando siempre la integridad y dignidad de otras personas (una habilidad social que se conoce como asertividad).
7. Genera un elevado grado de implicación en cada proyecto
Una autoestima elevada nos permite identificar en todo momento las necesidades e intereses de cada proyecto en el que estamos participando y posibilita una implicación máxima desde el minuto uno en pos del éxito del mismo, porque facilita que nos veamos capaces de llegar a los objetivos a alcanzar colectivamente.
8. Permite mantener una estrategia firme
La buena autoestima hace que no dependamos de la constante aprobación ajena lo cual nos ayuda a no hacer que nuestro liderazgo vaya “dando bandazos” para ajustarnos a las expectativas de los demás.
Un buen líder con autoestima alta siempre podrá por delante el éxito del proyecto común y liderará en todo momento con disciplina y creyendo en sus métodos y estrategias.
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