Hay niños que son más sociables y otros que son más tímidos. Al igual que sucede en la adultez, los niños y niñas tienen rasgos de personalidad muy variados, y esto se nota al ver cómo se comportan en la escuela.
La timidez no es un problema, pero sí lo es el mutismo selectivo, un trastorno que a veces pasa desapercibido y se piensa que es simplemente que el niño o la niña es un poco introvertida, que está pasando por una fase y ya se le pasará. Pero rara vez el trastorno desaparece espontáneamente.
Podemos encontrar varias diferencias entre mutismo selectivo y timidez, las cuales vamos a explorar más a fondo a continuación junto con un repaso de lo que es este trastorno de la ansiedad.
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Claves para distinguir entre mutismo selectivo y timidez
Al igual que sucede en la adultez, en la infancia podemos encontrar diferencias individuales en cuanto a la personalidad. Hay niños y niñas que son más abiertos, extrovertidos, que les gusta hablar con otros niños y, también, con los adultos.
Pero también encontramos niños y niñas que son justo lo contrario, que apenas articulan palabra alguna de lo tímidos y reservados que son y prefieren jugar solos o en compañía de niños con quienes tienen confianza. Siempre y cuando esté dentro de la normalidad, los niños introvertidos no son algo de qué preocuparse.
Sin embargo, hay situaciones en las que sí se debería hacer algo. Algunos niños tienen serias dificultades para comunicarse o relacionarse con otros que son un verdadero problema porque no pueden hacer una vida normal ni desarrollarse plenamente. Si estas dificultades son muy grandes, es entonces cuando deberíamos plantearnos la posibilidad de que haya un problema, un posible trastorno infantil..
Son muchos los niños que se muestran retraídos ante una situación desconocida, en un entorno poco familiar o ante un adulto nuevo. Algunos de ellos pueden incluso tratar de esconderse detrás de sus padres y permanecer callados, a pesar de saber hablar.
Este comportamiento puede significar que, simplemente, el niño es un poco tímido, pero también puede ser el síntoma de que presenta mutismo selectivo, una condición infantojuvenil que debe ser adecuadamente abordada.
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¿Qué entendemos por timidez normal?
Antes de entrar en detalle con respecto a cuáles son las diferencias entre mutismo selectivo y timidez es necesario definir ambos conceptos, dejando claro que la timidez no es ninguna psicopatología.
Ésta es un rasgo de la personalidad, propio de personas introvertidas, que se manifiesta por una tendencia a mostrarse retraído en situaciones sociales con personas con las que no se tiene demasiada confianza. Las personas tímidas suelen tratar de evitar la interacción con extraños y no son los que suelen tomar la iniciativa en las conversaciones, sobre todo ante alguien nuevo.
No obstante, esto cambia un poco cuando se encuentran en un entorno que les resulta familiar, con personas que ya conocen y con quienes se sienten cómodos hablando. La timidez es más evidente y notoria durante las primeras interacciones, y tiende a reducirse a medida que la persona va ganando confianza en una situación concreta. La introversión es parte de su personalidad, pero la seguridad ante algo que ya conoce le permite mostrarse más abierto.
Los rasgos introvertidos se pueden identificar tempranamente, en los bebés. Algunos recién nacidos se muestran más abiertos a explorar el entorno, mientras que otros se muestran más cohibidos hacia lo desconocido. Las experiencias tempranas modulan esta disposición temperamental, haciendo que los rasgos introvertidos se vean acrecentados o, por el lado contrario, suavizándolos.
Aunque es cierto que culturalmente se prefiere la extraversión antes que la introversión, no se debe pensar que la timidez y otros rasgos introvertidos son patológicos. La timidez no es un problema mental, aunque sí que es cierto que en función del contexto social y el área de la vida de la persona mostrarse tímido le puede traer ciertas dificultades, impidiendo que desarrolle por completo su potencial.
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¿Qué es el mutismo selectivo?
El mutismo selectivo sí es un trastorno psicológico, concretamente perteneciente a los trastornos de ansiedad. Es propio de la infancia y la adolescencia, aunque también se dan algunos casos en la adultez sumamente poco comunes.
Ya en la infancia se considera una condición poco prevalente estimándose que entre el 0,9% y el 2,2% de los menores lo padecen. Pero, a pesar de ser muy poco común, sus consecuencias en la vida del afectado se dan en forma de serias limitaciones en su día a día.
Los criterios diagnósticos del mutismo selectivo en el DSM-5 son los siguientes:
- Dificultades e inhibición al hablar en situaciones sociales específicas, a pesar de hacerlo en otras circunstancias. Por ejemplo, poder hablar en casa, pero no en la escuela.
- Se observa interferencia en el ámbito educativo, laboral o social.
- La duración mínima del problema tiene que darse en por lo menos 1 mes.
- Esta alteración no se atribuye a desconocimiento o incomodidad del lenguaje.
- No se explica por la presencia de otro tipo de trastorno de fluidez, parte de un trastorno del espectro autista, psicótico o esquizofrenia.
El principal problema que trae consigo el mutismo selectivo es la incapacidad para hablar en situaciones sociales en las que se espera que interactúe de una u otra forma. El niño permanece callado, poco expresivo y con la mirada baja ante la presencia de determinados individuos o cuando se encuentra inmerso en una situación social desconocida. Por el contrario, en el resto de situaciones en donde se siente seguro, puede desenvolverse con total normalidad. De esta manera puede suceder que un niño no hable lo más mínimo en la escuela pero sí en su casa.
Normalmente, las situaciones que activan el mutismo selectivo son aquellas que se perciben como amenazantes. Es decir, el niño permanece mudo en situaciones donde teme ser juzgado, evaluado y criticado, sintiendo un elevadísimo grado de ansiedad mientras pasa por la situación social desfavorable y que hace que no articule palabra alguna.
Existen varios factores a los que se les ha atribuido el de provocar el mutismo selectivo. Veamos cuáles son.
1. Personales
Encontramos antecedentes de ansiedad, timidez y/o fobia social en la familia. Influye, además, el temperamento del niño. Así como su nivel de inhibición social, timidez y dependencia. Adicionalmente, se ha encontrado la influencia de situaciones traumáticas en los primeros años de edad.
2. Estilo de parentalidad
La familia es el modelo de referencia en lo que respecta a la comunicación y la interacción con los demás. Se ha visto que hay una mayor prevalencia del mutismo selectivo en familias cuyos padres exhiben comportamientos sobreprotectores y controladores.
3. Genética
Hay más posibilidades de que un niño presente mutismo selectivo si en su familia hay historial de trastornos de ansiedad.
4. Contextuales
El niño se muestra excesivamente cohibido en situaciones donde no se siente cómodo en absoluto o sufre mucho estrés, ya sea porque la situación es muy nueva o porque no tiene una relación positiva con otras personas.
5. Idioma
Se ha visto que algunos casos de mutismo selectivo son producto del bilingüismo. Es decir, puede que al niño le resulte difícil el nuevo idioma, lo cual le produce mucha ansiedad y lejos de practicarlo prefiere mantenerse callado.
¿Cuáles son las diferencias entre timidez y mutismo selectivo?
En base a cómo los hemos descrito, podemos ver que la timidez y el mutismo selectivo comparten la inseguridad del individuo al encontrarse en una situación que no conoce, y que le despierta cierto grado de malestar y miedo. No obstante, podemos identificar importantes diferencias entre ellos.
1. Grado de inhibición del habla
Una persona tímida suele permanecer callada en situaciones sociales que le son desconocidas pero, aún así, es capaz de hablar en caso de ser necesario.
En cambio, quien presenta mutismo selectivo le ocurre que si habla está totalmente inhibida, no puede expresarse en lo más absoluto.
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2. Estabilidad en el tiempo
La timidez es propia de las primeras interacciones con personas y entornos desconocidos, pero tiende a reducirse a medida que la persona va entrando en confianza.
En cambio, el mutismo selectivo es producto de un elevado malestar y ansiedad ante determinadas situaciones, problemas los cuales no se suavizan con el paso tiempo y la incapacidad de hablar en esas determinadas situaciones no se desvanece.
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3. Nivel de ansiedad
El nivel de ansiedad que experimentan las personas con mutismo selectivo es mucho más elevado que en el caso de la timidez, además de no implicar el mismo tipo de consecuencias ni grado de severidad. Los niños, adolescentes y adultos con mutismo selectivo pueden tener un pobre desempeño escolar, laboral, social y personal, afectando notoriamente a su calidad de vida y a su autoestima.
La importancia de su detección y tratamiento tempranos
La timidez, en tanto que es un rasgo del carácter, tiende a permanecer estable a lo largo de la vida del sujeto, pero no de cara a las mismas situaciones. Es decir, las personas tímidas lo suelen ser para siempre, pero esta timidez se expresa con mayor intensidad durante las primeras interacciones o dentro de una nueva situación social.
A medida que esas personas se familiaricen con tales contextos, se mostrarán más abiertas y sociables. A medida que vamos creciendo vamos volviéndonos un poco más extravertidos, aunque sigamos siendo personas tímidas.
Pero esto no es lo que le sucede al mutismo selectivo. De no ser detectado tempranamente y tratado, el trastorno va a suponer una importante limitación en la vida del paciente. Como decíamos, es un trastorno de la ansiedad que trae consigo la total incapacidad para hablar en determinadas situaciones, lo cual imposibilita el desarrollo personal y su crecimiento. Por ello, el mutismo selectivo requiere de un abordaje terapéutico profundo, especializado y completo.
Aunque es cierto que existen casos, es poco probable que un niño supere el mutismo selectivo espontáneamente y, en caso de que lograrlo, ocurriría tras años y años de gran sufrimiento emocional. Por este motivo, tanto si somos padres, hermanos o profesores de un niño posible caso de mutismo selectivo, no debemos menospreciar el impacto del trastorno ni restarle importancia.
Lo más recomendable es consultar con un profesional, quien diagnosticará el trastorno en caso de que lo hubiere y establecerá un tratamiento individualizado específico para evitar que el trastorno se cronifique.