Una de las características de las personas manipuladoras es, justamente, actuar de tal manera que no pueden ser reconocidas como tales.
Uno de los factores que sirven para entender cómo pueden llegar a pasar desapercibidas de esa manera es que, en vez de existir un patrón de comportamiento típico de la manipulación, existen diferentes tipos de personas manipuladoras, o de estrategias de manipulación a seguir. Esto hace que no siempre resulte fácil reconocer cuándo se está engañando a alguien para el propio beneficio.
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Los principales tipos de personas manipuladoras
A pesar de todas las dificultades, no resulta imposible detectar estos casos de engaño continuado.
A continuación describo las principales estrategias de manipulación que adoptan las personas manipuladoras según su personalidad o el contexto en el que tratan de engañar a alguien.
1. Falsas víctimas
Algunas personas manipuladoras se escudan en una situación desfavorecida que en muchos casos es ficticia y que, si es real, siempre tratan de exagerar. El objetivo es claro: dar lástima.
Esta es una estrategia que apela a las partes del cerebro más relacionadas con el sistema límbico y la memoria emocional y que tiene un potente efecto sobre la conducta de los demás. De hecho, algunas personas no pueden evitar ceder en todo aquello que piden directa o indirectamente estos tipos de manipuladores a pesar de intuir que están siendo engañadas.
2. Buscadores de atención
En ciertas personas con rasgos narcisistas la atención es un recurso tan preciado que están dispuestas a elaborar estrategias cuya finalidad última es conseguir este elemento. Y, en muchos casos, estas estrategias incluyen una parte de engaño y manipulación. Por ejemplo, es lo que ocurre en gente que finge tener un poder que no tiene solo para tener una manera de destacar sin hacer demasiado, o que simula interés por otras personas solo para hacer que este interés nazca hacia uno mismo por parte del otro.
Además, este tipo de personas manipuladoras saben que para los demás sería tan extraño suponer que todo lo hacen por la atención que ni se lo plantean, y por lo tanto es poco probable que sean descubiertas.
3. Autoridades en la materia
Esta clase de manipuladores hacen suya la falacia ad verecundiam para ejercer control sobre los demás. La idea, simplemente, es que ellos saben mucho de un tema en concreto, y por lo tanto deben ser los líderes y los que tengan la última palabra al respecto de un tema determinado.
Por supuesto, la posición moral sobre la que deciden qué deben hacer los demás es simplemente una fachada que cumple su función: engañar a los demás.
4. Manipuladores de cámara de ecos
Se trata de personas que quieren medrar social o económicamente dando la razón a una figura de autoridad, es decir, absteniéndose de ofrecer su punto de vista a cambio de reforzar decisiones de alguien poderoso.
Esto perjudica tanto a los demás, que ven cómo hay un desequilibrio de poder muy claro (una persona que ya de por sí es importante cuenta con la ayuda incondicional de otra persona) como a la persona que ejerce de líder, ya que no puede llegar a estar informada de cuándo sus decisiones y opiniones tienen defectos.
5. Desprestigiadores
Si los dos tipos de personas manipuladoras anteriores se fundamentan en la autoridad, con esta clase pasa lo contrario**: se intenta dañar la posición de alguien para no tener competencia**.
Para ello, estas personas pueden posicionarse sistemáticamente en contra de lo que hace esta persona seleccionada, y frecuentemente hablarán mal de ella a sus espaldas. No se manipula a quien se quiere perjudicar directamente, sino a su entorno.
6. Manipuladores de falso premio
Este tipo de personas manipuladoras se caracterizan por ofrecer una recompensa a largo plazo a cambio de seguir un plan. Por supuesto, cuando llegue el momento de dar la recompensa, desaparecerán. Se trata de un estilo de manipulación que está vinculado a un objeto en concreto y a una tarea en concreto.
7. Aduladores
Estos manipuladores se desviven en hablar bien de alguien para que ese alguien crea que está en deuda con ellos y acceda a hacer lo que piden. Tal y como ocurre con las falsas víctimas, es posible caer en su trampa a pesar de ser parcialmente conscientes de que se está siendo manipulado.
8. Trileros argumentativos
Se trata de personas que, para manipular, optan por una estrategia basada e un juego verbal: realizan afirmaciones que pasado un tiempo manipulan para que parezca que estaban diciendo otra cosa, y hacen lo mismo con los discursos de los demás con tal de que parezca que han dicho otra cosa.
Esto ocurre mucho en discusiones, para ganarse la opinión pública. Por ejemplo, si alguien afirma que un candidato a alcalde no tiene estudios y otra persona señala que sí que tiene una licenciatura, el manipulador responderá a esto que sugerir que un título universitario es determinante para ser un buen alcalde es ridículo. En este caso se juega con las distracciones y con la memoria de la audiencia para manipularla hablando a posteriori de cosas que no han ocurrido.
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