Es mucho lo que podemos aprender de nuestros mayores. Sus experiencias, sus valores y su sabiduría son tesoros que las personas ancianas pueden compartir con las nuevas generaciones.
Todos deberíamos valorar esta etapa del ciclo vital, puesto que si la suerte está de nuestra parte todos llegaremos a la tercera edad algún día, y no queremos que se nos trate mal cuando seamos ancianos.
Lamentablemente, a día de hoy siguen habiendo ciertas actitudes y comportamientos que son de todo menos respetuosos con nuestras personas mayores. El miedo a hacerse mayor y la discriminación hacia personas en la senectud se denomina gerontofobia, un problema en el que vamos a profundizar a continuación.
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Gerontofobia: el rechazo hacia la tercera edad
La tercera edad es natural, un período al que la mayoría queremos llegar puesto que es sinónimo de haber tenido una vida larga. Cada uno puede considerar como vejez alcanzar una edad u otra, pero se suele coincidir en que empezamos a ser ancianos cuando superamos la mágica edad de los 65, edad en la que en muchos países coincide con la de la jubilación.
Vivir hasta esa edad implica haber vivido muchas experiencias, adquirido muchos conocimientos y haber alcanzado un gran nivel de reflexión y madurez. Todas las personas mayores tienen algo que enseñar a la juventud, conocimientos que no debemos menospreciar. Por mucho que nos parezcan “batallitas”, las hazañas e historias de las personas mayores pueden ser una gran fuente de conocimiento para nosotros y un gran alivio y sensación de ser útiles para ellos.
Sin embargo, la actitud de muchas personas para con la tercera edad es una mezcla de miedo y hastío. Muchos jóvenes tratan a las personas mayores con animadversión, viéndolas como individuos que ya no son útiles y que lo único que hacen es molestar. Otros ven la vejez una enfermedad, un período en el que todo declina, y hacen todo tipo de esfuerzos por parecer jóvenes sempiternamente. Estas conductas son comportamientos propios de la gerontofobia, el rechazo hacia todo lo relacionado con las personas ancianas.
Pero envejecer no es una enfermedad, sino un privilegio que nos otorga la vida. Llegar hasta la tercera edad es algo a lo que todos deberíamos aspirar, desear que nada nos ocurra antes que acabe con nuestras vidas. Y claro, también deseamos que se nos trate con el mismo respeto siendo mayores que cuando éramos jóvenes. Emmanuel Kant defendía que todos los seres humanos, incluyendo los mayores, merecen un trato especial y digno por ser quienes son, por ser seres humanos como cualquier otro.
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Gerontofobia: fobia específica y actitud discriminatoria
En un sentido clínico, la gerontofobia se puede definir como el miedo patológico a envejecer, además de un temor excesivo, irracional y persistente hacia personas ancianas o todo lo relacionado con ellas. Definida de esta forma, esta fobia reuniría las características para ser considerada una fobia específica y, por lo tanto, un trastorno de ansiedad tal y como aparecen en el DSM-5.
Las personas que padecen gerontofobia evidencian en primer lugar una intensa angustia hacia el paso del tiempo y el hecho de envejecer. Este miedo va más allá del simple cambio físico, sino que incluye una serie de temores de diversa índole y complejidad:
- Miedo hacia la debilidad física
- Fobia a la aparición de enfermedades asociadas a la vejez
- Miedo al deterioro cognitivo
- Miedo al dolor físico y preocupación excesiva ante su aparición
- Temor a tener que depender de otras personas
- Idea de que la vejez es sinónimo de invalidez
Las personas con este tipo de fobia específica asocian el paso del tiempo sobre su cuerpo con la pérdida absoluta de atributos, entre ellos la belleza, la inteligencia y la independencia. Temen profundamente el dejar de ser personas válidas por sí mismas y tener que ser ayudadas para seguir adelante. Con tal de evitar ver cómo la vejez hace mella en su cuerpo, quienes padecen esta fobia específica son capaces de someterse a operaciones quirúrgicas de manera compulsiva para aparentar una juventud eterna.
Pero aunque reúna características propias de una fobia específica, la gerontofobia es más conocida como una actitud social en forma de discrimianción hacia las personas de la tercera edad y lo asociado a ellas. Es decir, decimos que una persona es gerontófoba cuando rechaza a personas ancianas, discrimina y menosprecia a personas que han alcanzado una edad determinada o tener un aspecto envejecido. Esta actitud tiene mucha relación con el edadismo, que es discriminar a personas según su edad, sean más jóvenes o mayores que quien discrimina.
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¿De dónde surge este temor a la vejez?
Los estereotipos asociados a la tercera edad abundan. Los prejuicios gerontófobos se nutren de la imagen social del adulto mayor como aquella persona con canas y arrugas que no puede quedarse de pie sin su bastón, necesita un andador para caminar e, incluso, requiere de la ayuda de un cuidador para comer y hacer sus necesidades. Desde pequeños se nos inculca el estereotipo de que así son las personas mayores, frágiles y molestas.
Estos estereotipos no lo aprendemos de forma explícita, sino a través de referencias en los medios y en el entorno familiar. Atribuimos a la vejez como algo malo a partir de lo que vemos en las películas, los libros, la televisión y hasta las encontramos en forma de chistes de muy mal gusto en tarjetas de cumpleaños. Nuestro lenguaje es reflejo de ello, puesto que palabras como “viejo”, “anciano” o “abuelete” suelen ir acompañadas de multitud de connotaciones negativas.
Se ve a la vejez como un estado irreversible de declive, a las personas mayores como seres que han perdido su condición y valor humanos, transformándose en una carga para la sociedad, mientras que la juventud es vista como indiscutible sinónimo de belleza, felicidad y productividad. Esta visión estereotipada y negativa de las personas que alcanzan la tercera edad es indudablemente una actitud social que fomenta y alimenta la gerontofobia, sirviendo de caldo de cultivo para que padezcan más discriminación y victimización.
Son varias las creencias en las que cree una persona con gerontofobia en el sentido de discriminación social.
- Pensar que lo joven es bueno y lo viejo es malo.
- Atribuir a la juventud mucha creatividad y a la vejez el no tener nuevas ideas.
- Suponer que la juventud es ganancia y la madurez es pérdida
- Pensar que la juventud es siempre divertida y los mayores son desagradables
- En la juventud hay vida sexual y en la senectud no la hay
- Los jóvenes son útiles y los mayores no
- Las personas mayores no merecen dignidad.
Pero no hace falta tener esta fobia específica y/o actitud social discriminatoria para incurrir en comportamientos gerontófobos. La gerontofobia es el resultado de una serie de conductas y creencias extendidas en el pensamiento colectivo sobre cómo son las personas mayores y cómo deben ser tratadas. Estas actitudes se manifiestan de formas sutiles como, por ejemplo, no contratar a personas cualificadas a partir de la tercera edad, ignorar las quejas somáticas de pacientes ancianos en las consultas médicas atribuyendo sus dolencias al envejecimiento o hablar con un tono paternalista a una persona anciana.
En su carácter más grave, la gerontofobia es el odio hacia las personas ancianas, un rechazo patológico a la vejez que viene del desconocimiento y que es tan grave para las sociedades occidentales como lo son el sexismo, el racismo, la xenofobia y la LGTBIfobia. El gerontófobo puede incluso tener comportamientos supremacistas hacia las personas ancianas, lo cual de entre todos los tipos de discriminación que hay ésta es la que menos sentido tiene puesto que, a no ser que haga algo para evitarlo, tarde o temprano se va a convertir en aquello en lo que más teme, puesto que todos envejecemos.
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