La teoría del buen salvaje de Jean-Jacques Rousseau

Un repaso a la obra del filósofo suizo Rousseau, un hombre muy crítico con la idea de progreso.

Por lo que respecta a la historia de Europa, la teoría del buen salvaje propuesta por Jean-Jacques Rousseau es una de las piezas de filosofía política que más han influido no solo en nuestra concepción de lo que debe ser la política, sino también en lo que creemos que es “natural” y “artificial” y las implicaciones que esta distinción tiene en nuestra vida.

A continuación daremos un repaso al concepto de “buen salvaje” que Rousseau utilizó en sus escritos. Pero empecemos por lo básico.

¿Quién fue Jean-Jacques Rousseau?

En la Europa de mediados del siglo XVIII, el movimiento científico e intelectual conocido como la Ilustración ya había empezado a socavar el poder que la religión había mantenido a la hora de explicar la naturaleza del ser humano. Los dogmas cristianos aparecidos en la Biblia o en sus interpretaciones más o menos arbitrarias ya no se justificaban por sí mismas; era necesario fundamentar el conocimiento en las observaciones empíricas.

Jean-Jacques Rousseau fue uno de los grandes representantes de la Ilustración. Nacido en el año 1712 en Ginebra, tuvo una juventud ajetreada. Su madre nació antes de que él cumpliese el primer año de vida, y su padre lo abandonó poco después, por lo que fue cuidado por su tío. A los dieciséis años huyó de casa y fue a parar primero a Francia y luego a Venecia. Su intención durante esos años era crearse un nombre como músico.

En el año 1740, Rousseau conoció a Jean d’Alembert y a Denis Diderot, dos enciclopedistas (encargados de crear las primeras enciclopedias de la historia), y a raíz de su influencia empezó a interesarse por la filosofía. Sus ideas fueran transgresoras incluso en la época de la Ilustración, entre otras cosas porque, como veremos, Rousseau fue muy crítico con la idea del progreso realizado a través del perfeccionamiento científico y tecnológico.

Los textos de Rousseau tuvieron una gran repercusión en la esfera política y social, pero las polémicas que suscitaron también fueron intensas. Por eso estuvo pasando de un país a otro a causa de las expulsiones que sufrió. Durante un tiempo estuvo viviendo en Inglaterra bajo el refugio de David Hume, pero ni siquiera este refugió duró mucho, ya que ambos filósofos se discutieron y el suizo tuvo que volver a Francia utilizando un nombre falso (no se le permitía estar en el país). Pasados varios años las autoridades le permitieron quedarse en París, lugar en el que murió en 1778.

La teoría del buen salvaje de Rousseau

Estos son los principales fundamentos teóricos de la teoría del buen salvaje.

1. La política es la gestión de la autoridad y de la fuerza

Rousseau, al igual que otros muchos filósofos de la política de su generación, dio mucha importancia al concepto de “contrato social”. El contrato social es el acuerdo hipotético entre ciudadanos y ostentadores del poder que hace que los Estados sean posibles y tengan una estructura estable.

Para Rousseau, pues, tanto la existencia del Estado como de la política implica que hay ciertas personas que obligan al resto a comportarse de una manera, en principio, por el bien de la mayoría.

2. La propiedad privada genera violencia

La existencia de la propiedad privada hace que el Estado deba crear mecanismos para protegerla. Y como esta misión es uno de los grandes pilares de la sociedad, a la hora de crear leyes se adopta la perspectiva de aquellos que tienen más propiedades. Es decir, los ricos. Esto, por supuesto, implica que los intereses de una minoría se impongan a los de la mayoría, que son los que tienen menos propiedades por cabeza. Los ciudadanos solo existen en tanto que tienen propiedad privada.

3. Violencia sistémica en sociedad

Como es complicado saber qué se hace por el bien de la mayoría y qué no, por un lado, y tampoco se puede pedir responsabilidades por todo lo que hace el Estado, por el otro, la corrupción y las injusticias son frecuentes. Además, estas injusticias no solo son de los mandamases hacia los civiles: la existencia de carencias económicas y democráticas genera un efecto en cadena, por lo que la violencia entre ciudadanos también es común.

Así pues, para que exista la civilización y los Estados es necesario que exista un cierto grado de injusticias y de violencia, dado que hay una descompensación entre personas que dominan a otras y otras que son dominadas, al no aprovechar los mecanismos de opresión que ya ofrece la sociedad incluso antes de que nazcamos. Las leyes hace que aparezcan dinámicas de relación entre personas que son injustas.

4. El hombre nace libre, pero vive encadenado

De lo anterior, Rousseau concluye que llegamos al mundo con una buena predisposición al comportamiento moralmente bueno, pero que la sociedad nos corrompe para obligarnos a participar en su juego.

5. El concepto del buen salvaje

Hay que señalar que para Rousseau la idea de “buen salvaje” no se refiere a un tipo de ser humano que haya tenido que existir necesariamente en algún momento remoto de nuestra historia, ni que defina perfectamente el comportamiento tribal. Es un supuesto hipotético, algo que sirve para entender la naturaleza del Estado, y no para saber cómo vivíamos antes. 

Psicólogo

Licenciado en Sociología por la Universitat Autónoma de Barcelona. Graduado en Psicología por la Universitat de Barcelona. Posgrado en comunicación política y Máster en Psicología social.

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