Si los avances tecnológicos de los últimos 100 años se han hecho notar en algún ámbito, ese es el de la interconexión y la globalización. Hoy en día podemos estar en la otra cara del planeta en cuestión de horas, e incluso podemos vivir en dos países a la vez, si el dinero nos lo permite. Los aviones de pasajeros hacen que eso sea posible.
Sin embargo, no todas las personas se benefician del mismo modo de las bondades del vuelo internacional. Las personas con miedo a volar, o aerofobia, pueden llegar al extremo de no subirse al avión por el pánico y el estrés que les producen este tipo de experiencias.
¿Qué es la aerofobia?
La aerofobia es un tipo de fobia en la que lo que produce un miedo intenso es la situación de verse dentro de un avión que está volando o que podría despegar. Lo que resulta aterrador es la idea de que pueda producirse un accidente aéreo, que por su naturaleza está asociado a un riesgo de muerte muy alto.
Sin embargo, no todos los casos de miedo a volar se consideran una muestra de aerofobia. Como en casi todo, en los miedos hay diferentes grados de intensidad, y la aerofobia solo existirá como tal si el pánico es tan intenso que resulta un elemento limitador de la calidad de vida de la persona.
Es por eso que aunque se estima que aproximadamente un 25% de las personas tienen miedo a volar, de entre estas la proporción de gente con aerofobia apenas llegaría al 10%.
Las emociones toman el control de la fobia
En ocasiones, este miedo va más allá y se extiende incluso a los aviones que por diferentes motivos no van a volar, ya sea porque no hay un vuelo programado o porque son imitaciones de aviones y no funcionan, por ejemplo. En estos casos se produce una generalización.
Tal y como ocurre en todos los tipos de fobias, este miedo a volar no se basa en una sensación de peligro que se fundamente en temores razonables, sino que es básicamente irracional. Se produce a pesar de ser conscientes de que las medidas de seguridad del vuelo son óptimas.
Aunque la razón comprenda las garantías de seguridad del avión, las emociones siguen un camino totalmente distinto, y a menudo ejercen una gran influencia sobre la primera, deformándola y haciendo que aparezcan pensamientos casi delirantes.
Los síntomas del terror a los aviones
Entre los síntomas de la aerofobia se encuentran muchos de los que son típicos en el resto de fobias:
- Mucha sudoración.
- Subida del ritmo cardíaco y de la respiración.
- Boca seca.
- Náuseas.
- Dolor de cabeza.
- Malestar general.
Causas de la fobia a volar
Uno de los elementos que mejor explican la aparición de la aerofobia es el hecho de haber vivido un suceso traumático relacionado con los aviones en el pasado. Eso significa que se puede haber experimentado en primera persona un accidente aéreo, o bien se ha visto uno, o bien alguien conocido sufrió sus consecuencias.
En otros casos, la aerofobia aparece cuando ciertos rasgos de personalidad interfieren con el modo en el que se gestiona la situación.
Por ejemplo, las personas con una elevada tendencia a controlar pueden llegar a sentir mucho estrés en los momentos en los que no tienen control sobre lo que ocurre, y los vuelos a bordo de un avión son uno de esos contextos.
Del mismo modo, una propensión general a la ansiedad hace que se analice lo que ocurre en el entorno de manera que se encuentran muchas claves que pueden ser interpretadas como indicios de un accidente que está por suceder. Todo eso hace que suba el estrés, lo cual a su vez hace que se sigan buscando falsos indicios de peligro.
Tratamiento
Los tratamientos más frecuentes para el miedo extremo a volar incluyen la exposición paulatina a la situación que produce terror. El objetivo de esta estrategia es ir creando una desensibilización progresiva.
De esta manera, acompañando a una persona a un avión real o virtual y dejando que haga pequeños progresos, la persona aprende a dejar de asociar esas situaciones con el miedo extremo que le suelen producir.
Los programas de exposición a la situación que produce miedo que se basan en la realidad virtual son muy útiles, porque son baratos y fáciles de realizar al no depender de propietarios de un avión real, y además permiten controlar todo lo que ocurre en el vuelo y terminar la sesión en cualquier momento.