Si estás leyendo estas líneas es probable que te dediques a ejercer la psicología. Lo cierto es que esta es una profesión apasionante, pero también repleta de desafíos. Si te dedicas al ámbito de la psicoterapia, puede que en alguna ocasión te hayas sentido molesto al ver que un paciente no acude a las citas programadas. Este gesto puede generar malestar y, especialmente cuando se está empezando, también inseguridad. Si una persona nos deja “plantados”, podemos asumir que esto se debe a que no hemos hecho bien nuestro trabajo. Sin embargo, la realidad es que hay otras muchas razones que pueden explicar la falta de adherencia del paciente a la terapia.
Por supuesto, es importante que como profesionales sepamos hacer un ejercicio de autocrítica y tratar de trabajar para corregir errores y aprender de la experiencia clínica. Sin embargo, centrarnos únicamente en nosotros nos impedirá comprender todo el abanico de factores que pueden condicionar la respuesta de una persona al tratamiento.
Por ello, en este artículo nos centraremos en las causas del ausentismo por parte de los pacientes en la consulta de psicoterapia.
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¿Qué es la adherencia terapéutica?
La adherencia terapéutica es la consonancia de patrones de comportamiento del paciente, por un lado, y las prescripciones terapéuticas del profesional, por el otro. Además, una buena adherencia pasa por generar un vínculo que une al paciente y al profesional y hace que colaboren y se complementen para llegar a metas a largo plazo; una relación basada en la confianza y el compromiso.
La asistencia a las sesiones agendadas es una de las muchas señales de que una persona se muestra adherida al proceso de psicoterapia. Así, cuando un paciente comienza a faltar de manera reiterada a los encuentros con su terapeuta, es necesario revisar la situación para entender qué está pasando.
Lo cierto es que esta situación puede venir dada por muchas variables, algunas ajenas al propio profesional. Por ello, es importante que se dé una comunicación fluida entre ambas partes para poder encontrar una solución conjunta.
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Razones por las que puede aparecer ausentismo en el proceso de terapia
A continuación, veremos algunas razones por las que un paciente puede dejar de acudir a sus citas.
1. El paciente tiene problemas con el pago
A pesar de su importancia, las cuestiones formales suelen pasarse por alto. El riesgo de ausentismo por parte del paciente siempre es mayor cuando las sesiones se costean a posteriori y no por adelantado. También cuando no se dejan claras las condiciones en torno a la cancelación de las sesiones. Si, por ejemplo, se informa al paciente de que deberá abonar el precio de la sesión si cancela en menos de 24 horas antes, es más probable que asista. Aparte, existen herramientas como eHolo que permiten tener un control sobre los pagos e incluso cobrar por adelantado estas visitas, lo que disminuye esa tasa de cancelaciones de la que hablamos.
2. El paciente ha resuelto la sintomatología
Un proceso de terapia tendrá una duración mayor o menor en función de la demanda. En ocasiones, las personas acuden sin un problema definido, con muchos frentes abiertos. En estos casos, puede que el camino a recorrer requiera meses e incluso años de intervención.
No obstante, es esperable que en menos tiempo la sintomatología más molesta y urgente (por ejemplo, crisis de ansiedad) remita. Aunque el problema no se ha resuelto de raíz, el paciente ya no siente una interferencia tan marcada en su vida. Esto puede hacer que sienta dudas acerca de si abandonar o no, que se traducen en una asistencia irregular. En este punto, es clave que el terapeuta exprese al paciente la importancia de ir más allá de la punta del iceberg, pues la remisión de la sintomatología más severa no indica en absoluto que haya una recuperación total.
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3. Mala gestión del tiempo por parte del paciente
Puede parecer una tontería, pero a menudo, las aplicaciones más simples son las más probables. En muchos casos, los pacientes dejan de acudir a psicoterapia porque se les da mal gestionar su horario y, en el momento en el que se dan cuenta de que deberían haber salido en dirección a la consulta de psicología, es tan tarde que les supone un gran inconveniente ir a toda prisa (sintiendo que de todas formas no podrán tener una sesión completa).
En este sentido, existen herramientas muy útiles para los psicólogos y que les ayudan a prevenir este tipo de problemas; un claro ejemplo es eHolo, una plataforma digital de automatización de procesos diseñada específicamente para psicoterapeutas. Entre sus funciones, permite programar recordatorios que les aparecerán a los pacientes, y da la opción de hacer los cobros por adelantado, reduciendo muchísimo la tasa de cancelaciones que reciben los profesionales.
4. No hay sintonía entre paciente y terapeuta
Encontrar un profesional de la psicología no siempre es fácil. La sintonía con el profesional es algo que no se puede forzar, y es que su estilo y método de trabajo puede ser apto para unas personas y no para otras. Cuando esta sintonía no aparece, es natural que la adherencia al tratamiento se vea dañada. En estos casos, el paciente puede sentir cierta desgana e incluso notar que el terapeuta no le comprende como espera. Finalmente, puede acabar por faltar a las sesiones por falta de motivación hacia el proceso terapéutico.
5. Disposición del paciente ante el cambio
De acuerdo con el modelo transteórico del cambio de Prochaska y Diclemente (1984), las personas transitan por varias fases a la hora de producir un cambio en su comportamiento. El modelo describe varios estadios que muestran el momento en el que las personas están durante el proceso de cambio, mostrando que en determinadas etapas surgen resistencias ante lo nuevo.
Si, por ejemplo, un paciente se encuentra en la fase de contemplación, esto significa que se muestra ambivalente ante la posibilidad de cambiar. Reconoce posibles ventajas del cambio, a la vez que siente que no cambiar le permitirá ciertas ganancias. En este caso, el psicólogo tendrá que ayudar a su paciente a resolver la ambivalencia y encontrar motivos intrínsecos para inclinarse por el cambio. Si el profesional ignora la fase del cambio de su paciente, puede que fuerce demasiado el proceso, lo que generará resistencias y reducirá la adherencia.
6. El paciente acude obligado
Cierto es que cuando se trata de menores, estos acuden o dejan de hacerlo en función del criterio de sus padres. Sin embargo, hay adultos que también van a terapia por “obligación”. Técnicamente nadie puede forzarles a ello, pero sí pueden llegar a la consulta por la presión de alguien (un familiar, otro profesional…). En estos casos, siempre es más probable que la asistencia a las citas sea irregular, ya que no hay una motivación intrínseca que les haya llevado a pedir ayuda.
En conclusión, el ausentismo en psicoterapia puede deberse a múltiples factores. Como terapeutas, es esencial reconocer y abordar estos elementos para mejorar la adherencia y el compromiso del paciente. Herramientas como eHolo pueden ayudar, pero es crucial establecer una relación sólida y de confianza con el paciente, adaptarse a su proceso de cambio y mantener una comunicación abierta y empática para superar las barreras que impiden la asistencia regular a las sesiones.
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