Cleinofobia: síntomas, causas y tratamiento

Veamos las características de la cleinofobia, trastorno mental basado en el miedo a ser encerrado.

Cleinofobia

La cleinofobia se define como un miedo intenso y persistente a quedarse encerrado, produciendo en el sujeto una sensación de malestar y repercutiendo en su capacidad de hacer frente a las situaciones del día a día.

En este artículo hablaremos de la cleinofobia y veremos qué síntomas característicos muestra, qué causas explican su aparición y qué terapias se utilizan para su tratamiento.

¿Qué es la cleinofobia?

Como podemos deducir por el nombre, la cleinofobia es un tipo de fobia, en concreto una fobia específica, clasificándose como un trastorno de ansiedad.

Esta psicopatología se caracteriza por dar lugar a un miedo intenso y continuado a quedarse encerrado. Es necesario comprobar que el temor es excesivo y que el miedo provoca un malestar y/o repercute en la funcionalidad del sujeto.

Este punto de gravedad es esencial para poder diferenciar del malestar normal que puede observarse en la población ante la situación de quedarse encerrado, y es lo que hace que el miedo sea de carácter psicopatológico.

Síntomas

Según la quinta edición del Manual Diagnóstico de la Asociación Americana de Psiquiatras (DSM 5), para diagnosticar una fobia específica como la cleinofobia es necesario que el paciente desarrolle ansiedad y temor ante la situación u objeto temido intensos y desproporcionados, y que se muestren conductas de evitación del estímulo temido y la experiencia de sentir un gran malestar si no tiene otro remedio.

El cumplimiento de estos criterios debe darse durante mínimo 6 meses, y la afectación funcional de la vida del individuo debe ser global, tanto en lo laboral como en lo social o personal.

Síntomas de la cleinofobia

Si nos centramos en los síntomas que muestran los sujetos que sufren de cleinofobia, veremos que afectan al ámbito físico, conductual Y cognitivo. Debemos tener presente que las manifestaciones que pueden observarse en este tipo de fobia también las podemos ver en otros tipos de trastornos, sobre todo de ansiedad. Por lo tanto, funcionan como indicadores de posible presencia cleinofobia, pero será necesario acudir a un profesional de salud mental si queremos tener mayor certeza del diagnóstico y poder así iniciar la intervención.

Los síntomas que se detectan con más frecuencia en los pacientes con cleinofobia son:

  • Aumento de la sudoración
  • Temblores
  • Aumento de la rapidez de los latidos del corazón
  • Sudores
  • Sensación de mareo
  • Náuseas

Estos síntomas físicos se observan también en pacientes con crisis de ansiedad, y las fobias en general muestran similitud con otras alteraciones asociadas a la ansiedad en su manera de expresar su sintomatología.

En lo referente a la expresión cognitiva del trastorno, el sujeto refiere un miedo intenso a quedarse encerrado y muestra pensamientos catastróficos vinculados con la situación temida, como la posibilidad de quedarse encerrado y que nadie acuda a su rescate o quedarse encerrado sin aire y morir.

Por último, es característico observar conductas de evitación de lugares que pueden derivar en la situación temida. Por ejemplo, la persona evitará subir por el ascensor, aunque por ello se vea afectada su calidad de vida (como en el caso de que se haya lesionado la pierna).

Causas

Las causas de la cleinofobia pueden ser distintas. Es posible que aparezca a cualquier edad, aunque típicamente las fobias específicas suelen iniciarse en la infancia o adolescencia. Como en cualquier otro trastorno mental en su aparición y desarrollo influye la genética y el ambiente. Hay parte biológica y parte adquirida mediante la experiencia.

Se ha observado que si alguno de los padres muestra una fobia específica aumenta la probabilidad de que su hijo también muestre este tipo de patología. Es más, aumenta la probabilidad de presentar el mismo tipo de fobia específica. De esta forma, si el padre tiene el diagnóstico de cleinofobia aumenta la probabilidad de que su hijo también lo tenga, comparado con la probabilidad existente si el progenitor no muestra la afectación.

Asimismo, también existe influencia ambiental en la aparición de la fobia. El miedo puede surgir después de vivir una experiencia traumática donde el individuo quedó encerrado durante un tiempo sin posibilidad de salir y con un gran malestar. El hecho traumático no es necesario que lo viva el sujeto en primera persona, sino que puede adquirir el miedo después de oír o saber de una situación traumática que vivió una persona conocida, que relata lo mal que lo pasó al quedar encerrada. Es decir, se puede adquirir el miedo de forma vicaria.

De este modo, diremos que la cleinofobia muestra influencia genética y ambiental en su desarrollo. El sujeto puede tener una predisposición biológica a mostrar la patología que se ve aumentada y deriva en la aparición del trastorno si el individuo vive un hecho traumático relacionado con la situación de encierro.

Tratamiento de la fobia a quedarse encerrado

Una vez hecho el correcto diagnóstico del trastorno, se procede a aplicar el tratamiento que sea más adecuado para disminuir la sintomatología y recuperar la funcionalidad del sujeto. Debemos tener en cuenta que si el miedo no repercute en la vida del sujeto no lo consideraremos fobia; por tanto, si hemos realizado el diagnóstico es porque realmente necesita una intervención.

Se ha probado con tratamiento farmacológico, que puede ser útil cuando el malestar es muy intenso y necesitamos que los síntomas disminuyan de intensidad con cierta rapidez. En este sentido, se utilizan ansiolíticos o antidepresivos para realizar un control previo, estabilizar al sujeto si se encuentra en situación de crisis o reducir los síntomas para que, de este modo, la intervención psicológica consiga mayor eficacia.

Pero en ningún caso la intervención con fármacos puede ser a largo plazo o crónica; debe ser retirada progresivamente cuando el paciente muestre mejora y no la necesita, siempre controlada y recetada por un psiquiatra.

El tratamiento psicológico debe ser el de primera elección y el que realmente producirá un cambio a largo plazo en el sujeto, y logrará mitigar los síntomas de la fobia.

En este tipo de intervención psicológica se utilizan varias técnicas que han mostrado eficacia para la reducción de las fobias específicas. Podemos iniciar la intervención aplicando psicoeducación que consiste en informar y proporcionar mayor conocimiento al sujeto de la patología que presenta para que entienda la sintomatología, pueda poner nombre a lo que le pasa y sepa que hay tratamientos para lograr disminuir el malestar y sentirse mejor.

Otra de las técnicas más utilizadas y que ha mostrado mayor eficacia para las fobias específicas y en este caso para la cleinofobia es la exposición. Esta estrategia conductual consiste en exponer al sujeto al estímulo temido, a la situación de estar encerrado, con la intención que permanezca en la situación sin huir y conseguir así que poco a poco el malestar y sintomatología disminuye.

El proceso se puede realizar de forma más intensa y colocar al sujeto directamente en la situación de máxima ansiedad o hacerlo de modo más progresivo e ir aumentando la intensidad y ansiedad poco a poco. Las dos estrategias han mostrado eficacia, por este motivo escogeremos según las características del individuo. Debemos tener presente que la exposición masiva, sin progresión, puede lograr un cambio más temprano, pero genera mayor rechazo por parte del sujeto, así que debemos valorar que nos interesa más.

Del mismo modo que la intensidad de la exposición no varía la eficacia, sí que se ha observado que la exposición en vivo, es decir, exponer al estímulo fóbico real, es más eficaz que hacerlo de otro modo. Aún así, en caso de ser insoportable para el individuo o es difícil conseguir que la situación temida se repita o la controlemos a nuestro gusto, podemos utilizar otras estrategias. Por ejemplo, la exposición interoceptiva, que consiste en generar de manera intencional los síntomas de activación corporal, físicos, que aparecen ante la situación temida para que el individuo aprenda a controlarlos.

Por último, el tratamiento con técnicas cognitivo-conductuales también ha mostrado eficacia. Aparte de la intervención conductual con exposición, la utilización de técnicas cognitivas como la reestructuración cognitiva pueden ayudar a modificar las creencias irracionales y pensamientos catastróficos y buscar alternativas más funcionales, pudiendo así mejorar el estado del paciente.

  • Bados, A. (2017) Fobias Específicas. Universitat de Barcelona.
  • Aragonès, E. (2013) El abordaje de las fobias. Formación médica continuada en atención primaria.
  • Sanz, L.J. (2018) Manual CEDE de preparación PIR: Psicología Clínica Vol.1. CEDE: 5ªEdición.

Psicóloga

Erin Sánchez es graduada en Psicología con mención en Psicología Clínica infantil y de adultos por la Universidad Autónoma de Barcelona. Actualmente estudia para las oposiciones de Psicólogo Interno Residente (PIR) y es voluntaria en AVAN, asociación que acoge a personas con afectaciones neurológicas, con sede en Sabadell (Barcelona).

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