Los trastornos alimenticios están entre las psicopatologías más peligrosas, y es por eso que a la primera señal de que sus síntomas están presentes en una persona, es urgente acudir a terapia.
Ahora bien… ¿En qué consiste la psicoterapia aplicada a los casos de trastornos alimenticios? En este artículo encontrarás un resumen sobre eso.
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¿Qué son los trastornos alimenticios?
Tal y como su nombre indica, los trastornos alimenticios son patologías vinculadas con un patrón de conducta disfuncional en lo relativo al modo de alimentación. Se pueden plasmar tanto en una sobre ingesta de alimentos como en una falta de alimentación, o incluso en la tendencia a comer aquello que no se debe.
Así pues, los trastornos alimenticios son alteraciones psicológicas muy graves que deben ser intervenidas cuanto antes en terapia, dado que pueden llevar a la muerte a medio y largo plazo. No se trata de enfermedades puramente físicas relacionadas con la nutrición (es decir, el modo en el que el cuerpo extrae nutrientes de lo ingerido, sino que se basa en procesos psicológicos previos a la digestión, los cuales hacen que la persona desarrolle una relación problemática con la comida.
Todos los trastornos alimenticios tienen en común que quienes los desarrollan interiorizan unos patrones de comportamiento disfuncionales que desgastan su salud y su calidad de vida, y sobre los cuales sienten que no tienen control.
De hecho, es habitual que las personas que presentan estas psicopatologías ni siquiera reconozcan que tienen un problema, asegurando que todo lo que hacen es de manera perfectamente deliberada y obedece a sus aspiraciones más honestas.
Se llega incluso a casos extremos en los que las personas identifican esos trastornos como parte de su identidad y manera de ser, por lo que creen que ponerle freno implicaría “traicionarse” a sí mismas. Por ello, aparece un fenómeno similar a la anosognosia, el hecho de que muchas personas con trastornos neurológicos, por el hecho de haberlos desarrollado, no son capaces de darse cuenta de ellos y no tienen consciencia de que esos síntomas les estén afectando y perjudicando. Sin embargo, a diferencia de lo que ocurre en esto casos, los trastornos alimenticios no están desencadenados por una alteración neurológica sino por un conjunto de variables psicológicas, las cuales distorsionan el autoconcepto de la persona y su modo de valorar lo que le conviene y lo que no.
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Principales tipos de trastornos alimenticios
Los manuales diagnósticos no se limitan a hablar de los trastornos alimenticios en términos generales, sino que además describen diferentes variantes de estas psicopatologías. Cada una de ellas tiene su propia sintomatología asociada, aunque en todos ellos surge una alteración de la salud mental que a su vez genera problemas de salud física que pueden llegar a ser muy severos.
Los principales trastornos alimenticios son los siguientes.
1. Anorexia
La anorexia se caracteriza por la evitación constante de la ingesta de comida, limitándolo a lo mínimo hasta un punto en el que se puede llegar a la muerte por desnutrición.
Es muy habitual que las personas con anorexia se perciban como si tuviesen sobrepeso, a pesar de estar muy delgadas. Este es un trastorno psicológico con una tasa de mortalidad muy alta, por lo que debe ser tratado con urgencia.
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2. Trastorno por atracón
En el trastorno por atracón, la persona siente la necesidad incontrolable de darse atracones de comida incluso sin tener hambre. Esto puede generar sobrepeso o malnutrición, dado que se favorecen los alimentos ricos en carbohidratos y/o grasas.
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3. Bulimia
La bulimia es una patología similar al trastorno por atracón. Sin embargo, en este caso la sintomatología incluye un fuerte sentimiento de culpa tras los atracones, y el arrepentimiento por haber comido demasiado sin necesitarlo, lo cual deriva en conductas de purga como los vómitos provocados a uno mismo, para intentar “compensar”.
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¿Cómo se ayuda a los pacientes con trastornos alimenticios en terapia?
No existe una única manera de ofrecer tratamiento a todas las personas con un trastorno alimenticio, ya que cada una de estas alteraciones tiene sus particularidades y su sintomatología típica. Además, incluso entre los pacientes con un único tipo de trastorno, existen muchas diferencias individuales que se basan en la personalidad, la edad, el contexto de vida de la persona, etc. Por eso, la intervención psicológica siempre se basa en el principio de examinar caso por caso y ofrecer soluciones personalizadas.
Sin embargo, más allá de esto, sí existen algunas estrategias y técnicas que son utilizadas con frecuencia en psicoterapia a la hora de abordar los trastornos alimenticios. Estas son las más importantes.
1. Incorporación de pautas concretas de alimentación al día a día
En psicoterapia se ayuda a las personas con trastornos alimenticios a interiorizar una serie de rutinas de alimentación muy concretas y que dejan poco espacio a las ambigüedades, haciendo que aborden su alud desde la disciplina pero sin caer en una obsesión patológica por el modo en el que se come. Para ello es habitual usar desencadenantes de la acción, que ayudan a estructurar los horarios de comidas sin que cueste mucho esfuerzo pasar de los deseos a la práctica.
2. Entrenamiento en detección de emociones
En el caso del tratamiento psicológico de los trastornos alimenticios, el entrenamiento en detección de emociones tiene que ver sobre todo con potenciar la capacidad de reconocer el hambre emocional, es decir, el deseo de comer sin tener hambre de verdad, únicamente para evadirse o “tapar” una forma de malestar que normalmente tiene que ver con la angustia o el estrés.
En el caso de la anorexia, también sirve para ayudar a reconocer los momentos en los que los pensamientos de autosabotaje emergen en la conciencia del/la paciente, de modo que puedan ser vistos desde una perspectiva crítica que limite el poder de estos.
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3. Reestructuración cognitiva
Este frente de la psicoterapia consiste en ayudar a la persona a detectar aquellos aspectos de su identidad que le hacen sentirse muy vulnerable y que intenta controlar al menos en parte mediante la comida, para darles resolución de manera funcional demostrándose que puede superar sus miedos. Le ayuda a reforzar su autoestima, haciendo que no caiga fácilmente en el pesimismo a la hora de valorar su apariencia y su comportamiento (e incluso su capacidad para superar el trastorno).
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4. Gestión de los conflictos familiares
Como los trastornos alimenticios afectan especialmente a la gente joven e incluso a adolescentes, es habitual que surjan problemas en su manera de relacionarse con la familia. Por ello, en terapia se trabaja en las habilidades de gestión de los conflictos.
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Ignacio García Vicente
Ignacio García Vicente
Psicólogo especializado en adultos
Soy Psicólogo General Sanitario con amplia experiencia en la atención a pacientes adultos y adolescentes, y ofrezco sesiones online por videollamada o presenciales en mi consulta ubicada en Almería.
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