Cada vez es mayor el número de personas que decide iniciar un proceso de psicoterapia; este es un camino de búsqueda interno cuyo objetivo es mirar hacia adentro, conectarnos con nuestras emociones, conocernos con amabilidad y aceptación, y crecer como personas. Empezar a ver el mundo con otros ojos.
Es un proceso del cual todos/as nos podemos beneficiar; cada uno de nosotros tenemos problemas por resolver, deseos no concretados, relaciones insatisfactorias y conflictos inconclusos con alguien (pueden ser varias personas).
En el presente artículo va dirigido a explicar criterios básicos para darnos cuenta si estamos pasando por un problema psicológico y lo más probable es que ya no podamos seguir sin la ayuda de un profesional en psicología o psiquiatría.
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Las claves para saber si necesito ayuda psicológica profesional
En mi práctica, hay cuatro criterios que me ayudan a reconocer si un paciente está atravesando un cuadro patológico (un trastorno): frecuencia, intensidad, duración y grado de afectación.
Tomaré un episodio depresivo y sus síntomas más comunes (tristeza, irritabilidad, falta de ánimos, etc.) como ejemplo para explicar cada uno de estos criterios, de manera que sea más entendible y útil a las personas que lo lean.
1. Frecuencia
El primer criterio es la frecuencia. Digamos que nos sentimos irritables: ¿cada cuánto tiempo tengo episodios de irritabilidad? ¿Es todos los días?, ¿Es 3 o 4 veces al día?
Existe una gran diferencia entre sentirme de mal humor, renegar y discutir de vez en cuando que hacerlo diariamente; es aquí donde vemos la relevancia que cobra la frecuencia. Molestarnos porque las cosas no salen como queremos es perfectamente saludable.
Sin embargo, tener irritabilidad y problemas personales constantemente puede ser algo que debemos tener en cuenta para saber si tenemos un problema.
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2. Duración
Del mismo modo, hay que prestarle atención a la duración de nuestros síntomas; no es lo mismo sentir un bajón un par de días que durante las últimas 3 semanas; así como no es igual sentirnos tristes un par de horas porque recordamos algo que nos conmovió que estar con esa tristeza todo el día. La duración de los síntomas puede decirnos mucho de si tenemos un cuadro o no.
3. Intensidad
Cuando menciono la intensidad, me refiero al grado en que sentimos estas emociones o cuán perturbadoras pueden llegar a ser. En este indicador, es útil hacer de cuenta que tenemos un termómetro con el que vamos a medir nuestras emociones, y tomaremos el 1 como lo mínimo, 5 o 6 como un punto medio y 10 como lo máximo, de esta manera vamos teniendo mayor conciencia de nuestras emociones y su intensidad, además de monitorear su progresión con el pasar de los días.
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4. Grado de afectación
Así mismo, el criterio al que más atención le presto es el grado de afectación. Tomemos de nuevo la tristeza; si esta nos permite trabajar, estudiar, disfrutar un rato con nuestra familia o amigos, tener la misma motivación y deseos para hacer las cosas, y realizar nuestras actividades con el mismo grado de funcionalidad con el que estamos acostumbrados/as, diría que no tenemos un gran problema. Sin embargo, si esta tristeza es tan intensa que no nos deja desempeñar nuestras funciones como siempre y hemos perdido los deseos, motivación y facilidad para cumplirlas, entonces podría afirmar que necesitamos ayuda.
Cada uno de estos criterios no debe ser tomado por separado; la intensidad no es un indicador por sí mismo de un problema psicológico y motivo suficiente para necesitar ayuda profesional. Sigamos con el mismo ejemplo: la tristeza necesita un periodo de duración mínimo, un conjunto de síntomas reconocibles, una intensidad importante, una frecuencia de aparición de los síntomas diaria (varias veces al día) y un grado de afectación significativo para poder ser diagnosticada como depresión. Es importante prestar atención a cada uno de estos criterios porque, solos, no nos dan mucha información.
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¿Cómo hacerlo?
En realidad, esto no es tan difícil, solo debemos comenzar por preguntarnos todos los días “cómo estamos” y/o “cómo nos sentimos” (pero no nos quedemos en el “bien”, “mal” o “más o menos”, seamos más específicos) y desde ahí se hará más claro nuestro estado emocional.
Recuerda que si al hacer esta revisión te das cuenta de que tienes emociones desagradables muy frecuentes, duraderas, intensas y que afectan tu día a día, quizás sea momento de empezar tu proceso de psicoterapia; no dudes en consultar un profesional de la salud mental.
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