Cuando el 'trabajo duro' es la fachada de un trastorno del estado de ánimo

A veces, la necesidad de esforzarse por todo y trabajar siempre oculta una psicopatología.

Cuando el 'trabajo duro' es la fachada de un trastorno del estado de ánimo
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“No puedo, estoy ocupada” es la frase que más repite desde hace un tiempo. Día y noche está sumergida en su laptop y su smartphone, trabajando sin descanso. ¿Tiempo para sí misma? Apenas existe. El trabajo se convirtió en la parte más importante de su vida y ha ido relegando todo lo demás.

No hace falta decir el nombre de la persona de esta historia, pero sabemos que es bastante común, que puede representar a un familiar, a un amigo o incluso a ti. Lo complicado de esta situación es que muchas veces el “trabajo duro” es la fachada de un trastorno del estado de ánimo.

Trastornos del estado de ánimo: ¿qué son y cómo reconocerlos?

Los trastornos del estado de ánimo son alteraciones emocionales que no desaparecen tan rápidamente y que afectan de manera directa el funcionamiento diario de las personas. Es decir, no hablamos de sentirse triste o desmotivado por uno o dos días, sino de un malestar emocional que se mantiene por semanas, incluso meses, y que no permite que quien lo vive se relacione bien con su entorno ni consigo mismo.

A grandes rasgos, se dividen en dos categorías principales según el tipo de alteración emocional que generan:los depresivos y los bipolares. Los primeros incluyen la depresión mayor y la distimia.

La depresión mayor implica una tristeza intensa, poca motivación, y puede acompañarse de alteraciones del sueño, del apetito, pensamientos negativos frecuentes y dificultad para concentrarse. La distimia, en cambio, tiene síntomas similares pero más leves y duraderos en el tiempo, lo que muchas veces la hace pasar desapercibida.

Por otro lado, los trastornos bipolares se caracterizan por cambios extremos en el estado de ánimo. Las personas alternan entre episodios de depresión y fases de manía o hipomanía. En estas últimas, se sienten muy activas, con una energía que parece inagotable, duermen poco, hablan mucho y piensan rápido, aunque en algunos casos también toman decisiones impulsivas que luego lamentan.

¿Cómo saber si algo no anda bien?

Algunas señales que conviene tener en cuenta son:

  • Cambios de humor que duran más de lo habitual.
  • Irritabilidad sin razón clara.
  • Cansancio constante, incluso sin haber hecho mucho.
  • Dificultad para disfrutar las cosas que antes generaban entusiasmo.
  • Aislamiento o, incluso, necesidad de mantener la mente ocupada todo el tiempo.

Y, ojo, una de las señales menos evidentes es cuando una persona se entrega por completo al trabajo. Si alguien no se detiene nunca, si necesita estar produciendo o “haciendo cosas” para sentirse bien, puede que no se trate solo de compromiso profesional. A veces, es una forma de evitar el malestar emocional.

Cuando el “trabajo constante” es una forma de evasión emocional

Trabajar mucho no siempre es algo positivo, aunque parezca serlo a primera vista. De hecho, hay quienes se aferran a la rutina laboral como una especie de escudo. En lugar de enfrentar lo que sienten, se refugian en lo que hacen.

Esta manera de actuar puede estar relacionada con un trastorno del estado de ánimo, sobre todo con los depresivos. En muchos casos, las personas sienten que si se detienen a pensar en su vida, en sus emociones o en las cosas que les duelen, no sabrán cómo manejarlo. Entonces, prefieren mantenerse ocupadas. Y cuanto más trabajan, menos tiempo tienen para reflexionar sobre lo que realmente pasa por dentro.

Hay algo que conviene mencionar aquí: trabajar sin descanso puede dar una sensación de control. Sentirse útil, productivo, ocupado… todo eso puede engañar un poco al cerebro y hacer que la persona crea que “está bien”. Pero eso no dura. Esa ocupación constante muchas veces agota, y cuando llega el cansancio o se presenta un problema que no se puede resolver con más trabajo, aparece la ansiedad, el estrés e incluso síntomas depresivos más fuertes.

Y, ¡a ver!, no es que todas las personas trabajadoras tienen un trastorno, pero sí es importante notar cuándo el trabajo se convierte en una excusa para no sentir. Porque en ese punto, puede comenzar un ciclo difícil de romper: se trabaja para evitar pensar, pero ese mismo esfuerzo excesivo genera agotamiento mental, y ese agotamiento puede agravar cualquier desequilibrio emocional que ya estuviera presente.

Efectos del exceso de trabajo en la salud mental y cómo empezar a frenar

Cuando una persona vive atrapada en el modo “hacer sin parar”, las consecuencias no tardan en llegar. Y no solo hablamos de cansancio físico. El cuerpo puede acostumbrarse a dormir poco o a comer rápido, pero la mente no funciona igual.

El estrés prolongado reduce la habilidad para concentrarse, deteriora el estado emocional y puede dar lugar a problemas como el burnout (agotamiento profesional), ansiedad o depresiones más severas.

Además, en estos casos, el aislamiento es frecuente. Al dejar de priorizar el ocio, los vínculos, el descanso o incluso el disfrute personal, se empieza a vivir en modo automático. Todo gira en torno al próximo pendiente, al correo que falta responder, al objetivo que no se ha cumplido. Con el tiempo, esto va generando una desconexión emocional con uno mismo y con el entorno.

Y, sí, puede que al principio parezca útil. Pero en el fondo, vivir para trabajar —cuando se hace de forma obsesiva— no es sinónimo de crecimiento personal. Tampoco garantiza bienestar emocional.

Tres claves prácticas para evitar que el trabajo se convierta en una trampa emocional

¿Sentiste que algunas de esas señales hablaban de ti? Aquí te compartimos algunas estrategias sencillas que pueden ayudarte:

1. Revisar tus motivos para trabajar tanto

Pregúntate si lo que haces responde a una meta clara o si simplemente te estás refugiando en el trabajo para evitar algo más. Esta reflexión no es fácil, pero es muy útil para identificar patrones que se repiten.

2. Agendar pausas con la misma seriedad que una reunión

Muchas veces se piensa que el tiempo de descanso es tiempo perdido. Pero parar no es lo mismo que ser flojo o poco profesional. Programar momentos de descanso, de ocio y de contacto social ayuda a equilibrar la mente.

3. Hablar con alguien cuando notes que estás en un ciclo difícil de frenar

Ya sea un amigo, una persona cercana o un profesional de la salud mental. Comunicar lo que sientes te da la oportunidad de observar la situación desde una perspectiva diferente. Muchas veces, cuando lo cuentas en voz alta, entiendes mejor qué está pasando.

El trabajo puede ser importante, sí. Incluso puede dar sentido a una parte de la vida. Sin embargo, si esto se convierte en la única preocupación que absorbe tus pensamientos y tu energía, es importante detenerse a mirar mejor qué puede estar pasando.

Javier Ares Arranz

Javier Ares Arranz

Psicólogo especialista en Depresión, Ansiedad y Pareja.

Profesional verificado
Madrid
Terapia online

A veces, ese esfuerzo constante no es tanto pasión ni compromiso, sino una forma de no enfrentar lo que está doliendo por dentro. Y reconocerlo es ideal para empezar a cuidarte de verdad.

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  • Coryell, W. (2023, 9 octubre). Introducción a los trastornos del estado de ánimo. Manual MSD Versión Para Público General.
  • Coryell, W. (2023a, octubre 5). Generalidades sobre los trastornos del estado de ánimo. Manual MSD Versión Para Profesionales.
  • OCUPARNOS PARA NO PENSAR, ¿ES ESTO CORRECTO? (2018, 8 octubre). Ongizate - Centro de Psicología y Psiquiatría Ongizate.
  • Trastornos del estado de ánimo: qué son, síntomas, causas y tratamiento. (2025, mayo 6).

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Javier Ares Arranz. (2025, noviembre 7). Cuando el 'trabajo duro' es la fachada de un trastorno del estado de ánimo. Portal Psicología y Mente. https://psicologiaymente.com/clinica/cuando-trabajo-duro-es-fachada-de-trastorno-del-estado-de-animo

Psicólogo

Madrid
Terapia online

Psicólogo General Sanitario con diferentes estudios de posgrado que avalan su especialización en Terapia Cognitivo Conductual y técnicas de Tercera Generación para el tratamiento de la depresión, los trastornos de ansiedad, terapia de pareja y habilidades sociales.

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