El autocuidado en las profesiones asistenciales es un requisito imprescindible. Si este no se produce, lo esperable es que los trabajadores terminen quemados y exhaustos por el sobreesfuerzo.
En aquellas profesiones enfocadas a la atención en crisis y emergencias, el autocuidado se convierte en algo más central si cabe. Cuando un psicólogo, bombero, policía o médico ha vivido un evento altamente impactante en su jornada laboral, irse a su casa como si nada hubiera pasado no es la mejor de las ideas. Aunque sea su trabajo, todos estos profesionales son, ante todo, personas. Es por ello que sus conocimientos y experiencia no les inmunizan ante el dolor y el sufrimiento.
Así, en este tipo de escenarios se suele realizar una intervención conocida como debriefing, que va precisamente orientada a favorecer la elaboración de lo vivido por parte de los profesionales implicados en la situación de emergencia.
En este artículo hablaremos en detalle acerca del debriefing psicológico, cómo se desarrolla y qué beneficios brinda a los participantes.
El estrés en los profesionales de emergencias
Con demasiada frecuencia, se espera de los profesionales de emergencias que actúen como auténticos superhéroes capaces de soportarlo todo. Sin embargo, tal y como ya adelantamos unas líneas más arriba, ante todo son seres humanos que sienten y piensan. Por ello, entrar en contacto con el dolor de los demás puede removerlos y ocasionarles secuelas emocionales.
Por todas las exigencias que plantea un trabajo asistencial en emergencias, es lógico que los profesionales puedan mostrar reacciones intensas de estrés.
Entre los síntomas fisiológicos asociados a esta respuesta se encuentran la fatiga, las náuseas, los escalofríos o la dificultad para respirar. A nivel emocional, la persona puede mostrarse ansiosa, temerosa, irritable o en estado de shock. Añadido a esto, también pueden identificarse otros indicios como las dificultades para descansar y parar y un lenguaje acelerado y con tono elevado.
Aunque se suele hablar de estrés en términos generales, los profesionales de emergencias pueden experimentar distintos tipos de estrés:
1. Eustrés
Este tipo de estrés es aquel que tiene una connotación positiva. Las personas necesitamos dosis moderadas de estrés para poder mover todos nuestros recursos ante situaciones altamente demandantes. Por ello, en profesionales de emergencias esta reacción no sólo es natural, sino que resulta necesaria.
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2. Estrés disfuncional
Este tipo de estrés es negativo, y suele aparecer a raíz de problemas en la organización, la logística y la comunicación del equipo. El grupo falla en alguna de sus dinámicas y esto genera problemas adicionales que aumentan el estrés de los profesionales.
3. Estrés acumulativo
Este tipo de estrés se relaciona con el llamado Síndrome de Burnout. La persona se siente sobrepasada por las exigencias de su trabajo y carece de apoyo para sobrellevar la presión. Cuando los recursos del individuo dejan de ser suficientes para satisfacer la demanda, aparece un desgaste emocional que se traduce en agotamiento y la sensación de estar quemado en el trabajo. Este síndrome puede ser un gran problema en profesiones asistenciales, ya que no sólo desmotiva a la persona, sino que también la vuelve más insensible ante el sufrimiento ajeno.
4. Estrés producido por un incidente crítico
Esta respuesta de estrés es la que se deriva de haber intervenido en una emergencia o catástrofe. Es decir, es la reacción emocional que surge tras haber realizado el trabajo en un escenario determinado. Este tipo de estrés es el foco sobre el que se centra la técnica preventiva del debriefing.
¿Qué es el debriefing psicológico?
El debriefing psicológico se puede definir como una intervención preventiva de carácter breve, que se implementa en los momentos posteriores a haber vivido un evento potencialmente traumático (un accidente, una catástrofe natural…). Generalmente, se lleva a cabo en las primeras 24-72 horas tras el suceso, una vez que este ya se encuentra estabilizado.
Se trata de una estrategia realizada a nivel grupal, con unos 8-12 participantes, en la que colaboran los profesionales implicados en las labores de atención y rescate (bomberos, policías, sanitarios…). Lo ideal es que todos los que han prestado sus servicios en la escena puedan formar parte del grupo, ya que el debriefing también permite fomentar la cohesión del equipo.
En el desarrollo del debriefing los profesionales pueden poner en común sus vivencias y brindarse apoyo mutuo, ya que han pasado por una situación similar. La exigencia propia de este tipo de profesiones hace que sea crucial realizar intervenciones de este tipo, ya que permiten prevenir secuelas psicológicas en el futuro, así como preparar al equipo para atender nuevas emergencias posteriormente.
Lo que hace que el debriefing sea eficaz es, entre otras cosas, el hecho de que permite a los distintos profesionales coincidir en un espacio seguro, donde tienen la posibilidad de abrirse y exteriorizar lo que llevan dentro. Al hacer esta puesta en común, se logra obtener desahogo y ventilación.
Es importante señalar que el grupo de debriefing siempre debe ser dirigido por un profesional de la psicología, que coordinará las intervenciones de los miembros y las dinámicas entre ellos.
Principalmente, el debriefing es útil para evitar que la exposición a vivencias tan duras constituya un detonante para desarrollar psicopatologías como el Trastorno de Estrés Postraumático. Al comentar lo que ha sucedido de manera calmada, la persona puede integrar mejor su experiencia y crear una narrativa estructurada del suceso.
También es clave señalar que el debriefing no es un tipo de psicoterapia grupal, sino una estrategia de prevención secundaria. Aunque ya se ha dado la exposición al evento potencialmente traumático, se busca actuar de forma precoz para evitar que este ejerza un daño mayor en los involucrados.
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Fases del debriefing
Un grupo de debriefing suele funcionar siguiendo distintas fases o etapas. Vamos a conocerlas:
1. Descompresión emocional
En esta primera fase, el coordinador tratará de fomentar en los participantes la expresión de sus emociones. Se comienza con preguntas abiertas del tipo “¿Cómo te sientes?”, de manera que los participantes puedan ventilar lo que llevan dentro.
Al liberar las emociones al exterior, en esta fase la persona logra empezar a moverse en el plano cognitivo más allá de lo emocional. Sin superar correctamente esta etapa, no será viable avanzar hacia las siguientes.
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2. Descripción
En esta segunda fase se busca hacer una descripción más objetiva de lo que ha pasado, en base a las aportaciones de todos los participantes. Finalmente, el relato de lo que pasó debe contar con la aprobación de todos los presentes, despejando cualquier duda o incongruencia.
3. Análisis
En la fase de análisis, el coordinador psicólogo del grupo tratará de ayudar a cada participante a reflexionar mediante preguntas libres de juicio acerca del por qué de su manera de actuar. La persona debe hacer un ejercicio de introspección para analizar qué le ha llevado a hacer unas cosas y no otras y tratar de mejorar posibles errores en futuras emergencias.
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4. Fase final y resumen
Cuando se ha conseguido superar con éxito las fases anteriores, llega el momento del resumen final. En este punto, la persona debe concluir con un aprendizaje claro que le pueda servir para su ejercicio profesional. En ocasiones, los participantes extraen una conclusión clara sin ayuda del coordinador, aunque en algunos momentos este tendrá que ayudarles a lograrlo.
Conclusiones
En este artículo hemos hablado acerca del debriefing, una técnica de intervención psicológica que se implementa en equipos de profesionales de emergencias. Las profesiones asistenciales pueden ser muy gratificantes, pero también extremadamente duras.
El objetivo del debriefing es tratar de brindar a los implicados en un evento potencialmente traumático un espacio de ventilación emocional. Así, se busca prevenir futuras secuelas psicopatológicas como el trastorno de estrés postraumático.
Es importante tener presente que el debriefing no es un tipo de psicoterapia, sino una estrategia de prevención secundaria. Tiene un formato grupal de 8-12 participantes y siempre debe ser dirigida por un profesional de la psicología.
Los profesionales de emergencias están sujetos a diversas fuentes de estrés. Su trabajo es altamente demandante y esto puede generar desgaste y síndrome de burnout, por no hablar del trauma psíquico. Por ello, el cuidado de los profesionales se hace esencial para mantener su salud mental y permitirles estar preparados para atender en las siguientes emergencias.
Al crear un espacio de intercambio común, los miembros del equipo pueden ordenar lo que han vivido, elaborarlo y construir una narrativa coherente de lo que sucedió. Además, este tipo de dinámicas favorecen la cohesión del equipo y mejoran su autoeficacia.
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