En la sociedad existen todo tipo de personas y, por tanto, la personalidad es algo que se da de forma muy variable, presentándose todo tipo de rasgo con mayor o menor intensidad en la población.
Sin embargo, existen algunas personas cuya personalidad resalta por encima de lo que es considerado normal e, incluso, les supone algún tipo de perjuicio, rozando o entrando de pleno en la psicopatología.
Los trastornos de la personalidad son varios, siendo divididos en tres clústeres: A, B y C. En este artículo vamos a diferenciar dos de los que se encuentran en el clúster A, los cuales son el trastorno esquizoide y el trastorno esquizotípico de la personalidad.
Debido a su nombre, es fácil confundirlos, además de presuponer que tienen alguna relación con la esquizofrenia.
Si bien en los dos trastornos quienes lo padecen se caracterizan por no ser muy adaptados socialmente, además de llamar la atención por encima del resto, lo cierto es que tienen varias diferencias fundamentales. Veamos cuáles son.
Trastorno esquizoide y trastorno esquizotípico ¿qué son?
El trastorno esquizoide y el trastorno esquizotípico son dos trastornos incluidos dentro del grupo de los trastornos de la personalidad. Estos dos trastornos están incluidos dentro del clúster A de los trastornos de personalidad, junto con el trastorno paranoide, caracterizados por presentar un patrón de pensamiento y conducta extraño y excéntrico.
Los trastornos esquizoide y esquizotípico se caracterizan por un progresivo desapego social, además de presentarse problemas a la hora de establecer y mantener relaciones con otras personas. También comparten el hecho de presentarse una enorme falta de interacción con los demás, aunque, cabe destacar que ambos trastornos los manifiestan en forma de sintomatología diferenciada.
En ambos trastornos la persona presenta una apariencia que destaca por encima de los demás, especialmente siendo este el caso de las personas esquizotípicas, quienes suelen vestir de una forma más llamativa.
Diferencias entre estos dos trastornos de personalidad
Vamos a conocer a continuación en qué se diferencian el trastorno esquizoide y el trastorno esquizotípico.
1. Sociabilidad
En el trastorno esquizoide de personalidad, la persona tiene poco interés en establecer relaciones sociales y sexuales con otros individuos.
Este tipo de personas prefieren la soledad antes que la compañía de los demás. Debido a esto, no suelen tener muchos amigos, siendo las únicas personas con las que interactúan los familiares más cercanos.
Esto también es posible observarlo por el hecho de que las personas esquizoides suelen trabajar en empleos en los que no se requiere mucha interacción humana, como informáticos, programadores, matemáticos, entre otros.
En cambio, las personas quienes padecen el trastorno esquizotípico de personalidad, el motivo por el cual no tienen una correcta relación social no es que no deseen tener amigos, sino que sienten miedo ante el interactuar con los demás.
Son personas que se muestran muy susceptibles a las posibles críticas que les puedan hacer los demás, haciendo que entren en una espiral de sospecha de que los demás no le quieren, lo cual genera miedo y un elevado nivel de ansiedad.
2. Paranoia
Relacionado con el punto anterior, las personas esquizoides se muestran indiferentes a la opinión de los demás y a sus críticas, aunque sean positivas.
Debido a ello, no son propensas a sufrir paranoia, dado que, como les da igual lo que los demás digan o hagan, simplemente lo ven como que no va con ellos ni tampoco les debería preocupar.
En cambio, las personas esquizotípicas pueden llegar a pensar que los demás están hablando de ellas.
La paranoia y las sospechas sobre que los demás no paran de criticarla, o que el mundo piensa cosas malas sobre ella, hacen que sufran, como ya hemos comentado en el punto anterior, unos altos niveles de ansiedad social.
3. Búsqueda de ayuda
Una vez vistas las dos primeras diferencias, resulta fácil comprender por qué las personas esquizotípicas optan por acudir a terapia de forma voluntaria con más frecuencia que quienes padecen el trastorno esquizotípico de la personalidad.
El desear tener relaciones sociales sanas pero no poder establecerlas ni mantenerlas en el tiempo hace que las personas con trastorno esquizotípico de personalidad se sientan terriblemente mal, pudiendo desarrollar sintomatología depresiva.
La ansiedad social es vivida de una forma que puede llegar a ser incluso paralizante, con su muy notoria afectación en la vida diaria del paciente.
Estos dos puntos hacen que, tarde o temprano, la persona se percate de que necesita ayuda, o al menos que su entorno más cercano sea consciente de que es necesaria la visita a alguna consulta de un profesional.
En cambio, las personas esquizoides, al no desear tener más relaciones sociales de las que ya han establecido o de las que son estrictamente necesarias, no ven su tipo de personalidad como algo que suponga algún tipo de problema.
No toman los primeros pasos para mejorar la calidad de sus relaciones con otras personas, siendo el entorno familiar quien normalmente decide tomar esta decisión, obligándola a acudir a un psicólogo o psiquiatra.
4. Fantasía y pensamiento mágico
En ambos trastornos existe una tendencia de refugiarse en un mundo en su mente. Tanto esquizoides como esquizotípicos usan la imaginación como un mecanismo para escapar de la realidad, e ir a un lugar que controlan y que les es seguro.
La diferencia radica en el hecho en qué medida el paciente sabe que ese mundo no es real. Las personas esquizoides, pese a que usan la fantasía para evadirse de la realidad, son conscientes de que el mundo que se encuentra en su mente no es real.
Esto, sin embargo, no tiene por qué quedar tan claro para una persona esquizotípica. Pueden incluso llegar a oír voces y estar convencidas de que son reales.
También tienden a tener creencias mágicas, como la de que pueden tener poderes psíquicos y creer en supersticiones.
5. Relación con la esquizofrenia
Pese a que la esquizofrenia y los trastornos esquizoide y esquizotípico están relacionados etimológicamente, empezando con la partícula griega ‘skhizo’ (‘partir en, dividir’), se podría decir que es eso lo poco que comparten.
Los tres trastornos implican sintomatología diferente, siendo la esquizofrenia un trastorno grave de la salud mental, mientras que los trastornos de personalidad esquizoide y esquizotípico implican patrones conductuales y de pensamiento diferenciados entre ellos.
Sin embargo, estos dos trastornos de personalidad se diferencian en cuanto a su relación con la esquizofrenia. Concretamente, el trastorno esquizotípico de personalidad presenta ciertos síntomas que se relacionan con el trastorno mental severo, sobre todo en relación con sus síntomas psicóticos, como alucinaciones, delirio y paranoia.
Si bien en el trastorno esquizotípico las ideas fantásticas, el pensamiento mágico y la paranoia se consideran más suaves que en la esquizofrenia, tienen relación.
De hecho, existe riesgo real de que una persona con trastorno esquizotípico de personalidad acabe empeorando y llegando a desarrollar esquizofrenia plena.
Algunos expertos han llegado a defender la idea de que el trastorno esquizotípico de personalidad se podría considerar como un tipo más leve de esquizofrenia.
Referencias bibliográficas:
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