El duelo en tiempos de pandemia

Ante la situación de pandemia, el duelo patológico es más frecuente, pero se puede tratar.

El duelo en tiempos de pandemia

La muerte de un ser querido es uno de los momentos en la vida de todos donde más evidente se nos hace la necesidad humana de contacto.

No hay una única forma correcta de realizar el proceso del duelo ni un plazo de tiempo adecuado para hacerlo. Por ejemplo, las muertes inesperadas o en circunstancias complicadas (accidentes, suicidios, personas desaparecidas), suelen originar más dificultades en la elaboración del duelo.

¿Pero qué es el duelo?

Hay muchísimos artículos e información acerca de lo que es el duelo y sus fases, aquí simplemente me gustaría recalcar que el duelo es un proceso normal por el que pasamos cuando hemos perdido a un ser querido y en el que tenemos que ir adaptándonos a una nueva realidad. Es importante hacer hincapié en la normalidad del dolor en el proceso de duelo, ya que vivimos en una sociedad que tolera muy poco el malestar.

No podemos evitar el dolor emocional que sentimos cuando hemos perdido a alguien importante en nuestras vidas, no hay atajos ni trucos para no sufrir. Comprender el proceso y aceptarlo es el principio de la sanación emocional que puede llevar a convertir el duelo en una experiencia enriquecedora y de crecimiento personal.

El proceso de duelo normal no es una enfermedad, sino el desarrollo de la aceptación de la pérdida. El abatimiento y la tristeza son las emociones habituales. Cada persona siente esta experiencia a su manera y vive la intensidad de ese dolor de forma subjetiva. Los familiares y amigos podrán compartir la expresión y la manifestación de ese dolor, pero no lo que realmente se siente y, menos aún, su magnitud.

El proceso de duelo normal se convierte en una montaña rusa de emociones en diferentes grados. Pasas de la incredulidad de la muerte a la irritabilidad, al miedo, a la frustración o confusión, siendo todo ello normal, natural y sano. También es frecuente sentir ansiedad, taquicardia, náuseas, cansancio, dolores de cabeza, desinterés y ganas de llorar. Enfrentarse a esas emociones y sentir el dolor es la clave para superar el duelo, evitar sufrir tomando fármacos o consumiendo alcohol y drogas es un gran error.

Cuando el duelo se complica

En los últimos años se ha investigado mucho sobre cuáles son aquellos factores de riesgo que causan complicaciones en el proceso natural del duelo, lo que se conoce como duelo complicado. Este tipo de duelo es aquél cuya intensificación llega al nivel en el que la persona está desbordada, recurre a conductas desadaptativas o permanece férreamente en este estado sin avanzar en el proceso de duelo hacia su resolución.

El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales en su quinta edición (DSM 5), lo denomina duelo complejo persistente y se caracteriza por sufrir anhelo/añoranza continua del fallecido, acompañado de pena intensa y llanto frecuente y preocupación sobre el fallecido o sobre la manera en la que murió. Estos síntomas deben continuar al menos 12 meses desde la muerte de la persona (6 en los niños), aunque hay que relativizar este criterio, ya que cada persona es distinta. Lo importante es el nivel de sufrimiento de cada persona y si se considera estancada en él.

Tipos de duelo complicado

Uno de los expertos mundiales en duelo, J. W. Worden, propuso una distinción entre cuatro tipos de duelo complicado:

Duelo crónico

Los síntomas persisten durante años, y uno de los aspectos más destacados en este tipo de duelo es que la persona experimenta la sensación de estar incompleta.

Duelo retrasado

En este tipo de duelo, los síntomas característicos aparecen meses o incluso años después de la muerte del ser querido. A veces sucede cuando el sufrimiento es demasiado intenso, o cuando las condiciones obligan a la persona a mantenerse fuerte y postergar su dolor.

Duelo exagerado

Worden habla de duelo exagerado cuando los síntomas son excesivos y prácticamente impiden a la persona realizar una vida normal.

Duelo enmascarado

Se manifiestan problemas, como el abuso de fármacos, drogas o alcohol, y que la persona es incapaz de reconocer que tengan que ver con la pérdida sufrida.

Diferencias entre el duelo normal y el duelo patológico

Lo que diferencia el duelo patológico del normal es la intensidad de los síntomas, la duración de la reacción y la aparición de algunos síntomas que no se dan en el duelo normal, como son las alucinaciones o ideas delirantes.

En las fases iniciales del duelo complicado suelen predominar los síntomas físicos, como pueden ser el insomnio, la fatiga y/o la pérdida de peso, pero con el tiempo se hacen más intensos y frecuentes los síntomas emocionales y psicológicos como la ira, la rabia y la angustia, así como la desesperanza o deseos de morir.

El duelo en tiempos de pandemia

Los homenajes, ritos funerarios y despedidas son una parte importante en el proceso de un duelo sano. A lo largo de la historia de la humanidad se ha puesto patente la necesidad de tener un tiempo y un espacio físico, muchas veces compartido, donde mostrar la pérdida.

En las horribles circunstancias que nos asolan en la actualidad, donde nuestros familiares y amigos mueren en la distancia. Cuando entre el diagnóstico y la muerte transcurre un muy breve periodo de tiempo que nos impide prepararnos para el duelo. Donde no podemos dar un último beso, una última mirada, un último abrazo.

En estas circunstancias es normal que podamos quedarnos bloqueados por la culpa del tipo “tendría que haber hecho, o dicho algo más” o que la rabia (“maldito gobierno, no hicieron todo lo necesario en el hospital”) o una tristeza profunda (“no voy a dejar de sufrir nunca”), nos impidan avanzar en el replanteamiento de nuestra vida sin la persona querida.

En estos casos, es posible que lleguemos a desarrollar un duelo patológico y es recomendable buscar el asesoramiento de un terapeuta especialista en duelo.

Cómo sobrellevar el duelo en diferido

Para finalizar, me gustaría recomendar algunas pautas de gran utilidad para afrontar la pérdida de un ser querido en estas circunstancias.

Realiza rituales de despedida.

Puedes preparar una reunión virtual vía Skype o mediante WhatsApp y organizar una despedida, aunque no podáis estar juntos.

Acordad una hora y haced un homenaje a esa persona contando anécdotas, escribiendo en vuestras redes sociales o, por ejemplo, encendiendo velas a la misma hora. Podéis crear un grupo o hacer una página para esa persona y que, cada uno, escriba lo que siente, suba fotografías y comparta sus sentimientos.

Es importante incluir a las personas con diversidad funcional y a los niños en estos rituales, explicándoles de forma clara y natural la situación, valorando la edad y capacidades de cada uno, y de qué forma pueden participar.

Si no te sientes con fuerza para compartir la pérdida de forma conjunta, estás en tu derecho de hacerlo de forma más íntima o tú solo. Escribe un poema, un diario o una carta contando cómo te sientes o qué le dirías a esa persona. También puedes hacer dibujos si no te salen las palabras. Hazlo del modo que mejor te haga sentir.

Crea un espacio en alguna estancia para el recuerdo. Elige una foto, decóralo como te guste, con velas o flores o, incluso, objetos de esa persona. Cada vez que lo necesites, ve a ese rincón y exprésate. Cuéntale cómo será tu vida a partir de este momento, recuérdale qué cosas te gustaban y despídete si lo necesitas.

Practica el autocuidado

Habiendo explicado la montaña rusa por la que atravesamos en un proceso de duelo, debemos tener en cuenta el hecho de no “perdernos” en dicho proceso.

Procura cuidar tu alimentación y tus tiempos de descanso. Intenta mantener tus horarios y escuchar a tu cuerpo, si necesitas bajar el ritmo, hazlo, permítete recuperarte, pero no te abandones.

Practica ejercicio, busca una ocupación como cocinar, leer, meditar y aprovecha algún rayito de sol en el balcón o la ventana.

Es normal que afloren sentimientos de tristeza o enfado, si necesitas estar solo o contactar con personas que te hagan sentir bien, hazlo. Seguramente recibas llamadas de mucha gente para darte el pésame e interesarse por ti. Dales pautas y horarios.

Busca ayuda para gestionar tus emociones, ya sea dentro de la familia y amigos o, en caso necesario, psicólogos profesionales especialistas en duelo. También pueden ser de gran ayuda las líneas telefónicas facilitadas por el estado (centro de salud, cruz roja, policía, etc.).

Por último, evita sobrecargarte con información que te “contamine”, busca actividades que te relajen, no tomes decisiones muy importantes y no te exijas demasiado.

Permítete tu tiempo para sanar

Recuerda que esta situación no va a durar para siempre y que, cuando todo esto termine, podrás realizar una despedida presencial junto a todos tus seres queridos.

Conclusión

En este artículo hemos querido resaltar la importancia de llevar el proceso de duelo de la manera más natural y fluida posible para evitar, dentro de lo que se pueda, una posible complicación posterior.

Es sabido que en circunstancias especiales como las que estamos viviendo, hay más probabilidad de que el duelo natural se vuelva patológico, así que todo lo que podamos hacer ahora para sobrellevar este proceso, nos ayudará a prevenir un posible trastorno. Si ves que esta situación se está complicando demasiado para ti o tus allegados y que los recursos que están a tu alcance no son suficientes, no dudes en solicitar la ayuda de un psicólogo especialista en duelo.

Psicólogo Máster en Psicología General Sanitaria por la Universidad Autónoma de Madrid. Ejerció su profesión durante varios años en la capital española y, recientemente, ha trasladado su consulta a Las Palmas de Gran Canaria. Realiza terapia para adultos, adolescentes, niños y parejas. Está especializado en trastornos de ansiedad y del estado de ánimo, así como en terapia de pareja. En su consulta atiende todo tipo de problemáticas: ansiedad, depresión, estrés, fobias, obsesiones, desordenes emocionales, problemas de autoestima, dependencia emocional, etc. Su orientación terapéutica es cognitivo-conductual, la cual es una terapia breve, centrada en el presente y científicamente comprobada. Complementa esta poderosa herramienta terapéutica con los últimos avances en terapias contextuales de tercera generación, como son la Terapia de Aceptación y Compromiso, y el Mindfulness. Además de las sesiones presenciales, ofrece terapia psicológica online por videoconferencia.

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