​Enoclofobia (miedo a las multitudes): síntomas, causas y tratamiento

Una fobia parecida a la agorafobia pero con varias características diferenciadoras.

Una de las razones más frecuentes por las que las personas visitan a un psicólogo es por una fobia: el miedo a volar (aerofobia), la fobia social o la claustrofobia son algunas de las más comunes.

La enoclofobia o demofobia (es decir, la fobia a las multitudes) también lleva a muchos individuos a buscar ayuda psicológica, pues los trastornos fóbicos no son miedos racionales, sino que son patologías que afectan seriamente a la vida de la persona que la sufre. Los fóbicos saben que este miedo irracional no desaparece aun sabiendo que no tiene por qué pasarles nada cuando se encuentran frente al estímulo temido.

Dicho de otro modo, el miedo es tan intenso que llega a ser incontrolable, y el malestar obliga a la persona a evitar cualquier contacto o idea que pueda provocarle la gran ansiedad característica de este trastorno. Por suerte, las fobias pueden curarse, y los estudios científicos han demostrado que la ayuda de un psicólogo es clave para superar la enoclofobia, entre otros miedos irracionales. En este artículo hablaremos de la enoclofobia y nos adentraremos en sus síntomas, sus causas y su tratamiento.

Qué es la enoclofobia

Albert Einstein, una vez dijo: “Odio las multitudes y tener que dar discursos delante de una gran audiencia”. Este conocido personaje era un genio. Así que si te identificas con sus palabras, puedes estar tranquilo: todo el mundo puede sufrir miedos irracionales, y las personas brillantes también.

Lo que dijo Einstein, en casos extremos, podría representar una fobia común como la fobia social (por el miedo a la evaluación de otras personas) o la claustrofobia (el miedo a estar en espacios cerrados); sin embargo, este miedo (el del ejemplo) tiene que ver con el hecho de estar delante de una gran multitud de personas, por lo que se trataría de la enoclofobia.

La enoclofobia puede ocurrirle a cualquier persona, pero, según investigaciones, la proporción es mayor en cuanto al número de mujeres que de hombres, y suele desarrollarse cuando comienza en edad adulta temprana. En la mayoría de los casos, los enoclofóbicos ocultan sus sentimientos de miedo e intentan actuar con normalidad, pero por dentro sienten un gran malestar cuando se enfrentan a la sensación de miedo, y evitan cualquier posibilidad de encontrarse en esta situación temida, pues cuando se encuentran en una multitud, pueden llegar a sentir que están teniendo un ataque al corazón. Se ponen muy ansiosos y nerviosos.

Causas de esta fobia

La enoclofobia o demofobia, como cualquier tipo de fobia, es un miedo irracional aprendido, que ocurre, generalmente, como consecuencia de alguna experiencia traumática del pasado. Este aprendizaje sucede por condicionamiento clásico, que es un tipo de aprendizaje asociativo que fue estudiado primeramente por Iván Pavlov y después por el conductista John B. Watson. Este último es el responsable de uno de los estudios más polémicos de la historia de la Psicología, en el que logró que un niño pequeño, de nombre Albert, aprendiera a tener miedo de una rata blanca que al principio adoraba.

Watson pensó que los seres humanos podían aprender emociones fuertes por condicionamiento y luego generalizarlas a situaciones similares, y para ello empleó niños. El pequeño Albert solamente tenía 8 meses en el momento del estudio, y durante las primeras sesiones jugaba tranquilamente con la rata blanca, pero a medida que avanzaban las sesiones, Watson comenzó emparejar la presencia del animal con el fuerte sonido de un metal al golpear el martillo. A las pocas sesiones, Albert dejó de jugar con la rata, y cada vez que aparecía se apartaba como consecuencia de que había asociado la presencia de la rata con el sonido que le asustaba. No solo eso, sino que el pequeño también tenía miedo de otros animales peludos. Según la teoría del condicionamiento clásico, había tenido lugar un fenómeno de generalización.

Hoy en día, este estudio no podría llevarse a cabo puesto que las directrices éticas que gobiernan las investigaciones no lo permitirían. A continuación puedes visualizar un vídeo en el que se explica el estudio de Watson.

Condicionamiento clásico y vicario

El condicionamiento clásico no es la única manera de aprender un miedo, sino que el condicionamiento vicario, es decir, el aprendizaje por observación también puede provocar que una persona sufra miedo a estar entre una multitud.

Algunos factores cognitivos como las creencias irracionales provocan la enoclofobia, y algunos expertos afirman que los factores biológicos también son importantes, puesto que las personas podemos desarrollar miedos a ciertos estímulos con más facilidad. Esto es así porque ha sido útil para nuestra supervivencia como especie. Estos miedos se desarrollarían por asociaciones primitivas y no cognitivas, por lo que no son fácilmente modificables por argumentos lógicos.

Síntomas y señales de alerta

Las fobias presentan síntomas cognitivos, conductuales y físicos. Los síntomas cognitivos, por tanto, harían referencia a la ansiedad, el miedo y la angustia que siente una persona, que a su vez provocaría un estrechamiento de la atención, confusión, aturdimiento, dificultades de concentración… 

Estos síntomas causarían otros síntomas físicos y fisiológicos como dolores de cabeza, dolor estomacal, opresión en el pecho, etc. Los síntomas conductuales harían referencia a que la persona evitaría las situaciones que le causan ansiedad.

En resumen, los síntomas de la enoclofobia son:

  • Pensamientos de muerte inminente
  • Ansiedad extrema y miedo ante la presencia o imaginación del estímulo fóbico
  • Pensamientos de que la persona se va a quedar sin aire
  • Falta de concentración
  • Hiperventilación
  • Hipersudoración
  • Latidos acelerados del corazón
  • Temblores
  • Dolor u opresión en el pecho
  • Aturdimiento, náuseas, mareo y dolores de cabeza
  • Conductas de evitación

Tratamiento

Como cualquier fobia, y según los datos científicos, en el tratamiento de este trastorno es efectiva la terapia cognitivo conductual. Para ello, se utilizan algunas técnicas como la reestructuración cognitiva, que ayuda a que el paciente se dé cuenta de que sus pensamientos son irracionales; las técnicas de relajación, que son útiles para reducir los síntomas en los momentos el que el trastorno se manifiesta; y las técnicas expositivas. Respecto a éstas últimas, el tratamiento idóneo se lleva a cabo con la técnica de desensibilización sistemática, que expone al paciente de manera gradual al estímulo temido mientras aprende estrategias de afrontamiento eficaces.

En la actualidad, también se usan otras formas de psicoterapia, como pueden ser la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) y la Terapia Cognitiva Basada en Mindfulness, ambas englobadas dentro del grupo de terapias contextuales. Se emplean por sus buenos resultados en el tratamiento de los trastornos de ansiedad, según las investigaciones llevadas a cabo para comprobar su efectividad.

El tratamiento farmacológico sólo está recomendado en casos extremos. Siempre bajo supervisión médica o psiquiátrica y en combinación con la terapia psicológica.

Nuevas tecnologías aplicadas a las fobias

El tratamiento de las fobias también se ha beneficiado del avance de las nuevas tecnologías, y algunos centros especializados emplean la Realidad Virtual y la Realidad Aumentada como parte del tratamiento. Asimismo, existen diferentes aplicaciones para móviles en el mercado que permiten que el paciente pueda hacer uso de estas nuevas formas de terapia.

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Psicólogo de las organizaciones

Licenciado en Psicología por la Universidad de Buenos Aires. Máster en Recursos humanos y experto en comunicación empresarial y coaching. Posgrado en Nutrición y Alimentación Sanitaria y Social por la UOC. Especialmente interesado en el bienestar y el deporte.

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