El proceso de evaluación psicológica es uno de los componentes más importantes de la intervención en el ámbito de la psicología. Es gracias a lo cual es posible proponer medidas eficaces para tratar problemas específicos a partir de lo observado.
En este artículo veremos cómo se define y en qué consiste una evaluación psicológica y el diagnóstico al que conduce.
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El nacimiento de la idea de evaluación psicológica
El momento histórico en que tuvo lugar el mayor auge y desarrollo científico de las particularidades psicológicas del ser humano se corresponde principalmente a los siglos XIX y XX (aunque se asume un considerable volumen de estudios e investigaciones anteriores).
Con ello y a partir del desarrollo de determinadas disciplinas de conocimiento como la estadística, la pedagogía, la psicología experimental entre otras, fue posible establecer unas primeras aproximaciones al concepto de diagnóstico.
Como en la mayor parte de los aspectos vinculados al ámbito de la psicología, la definición de este fenómeno se ha visto reformulada a partir de las nuevas aportaciones que los autores han ido proponiendo a lo largo de la historia.
Dentro de las perspectivas más contemporáneas son tres las corrientes teóricas que han servido de sustento para explicar qué tipo de variables deben ser objeto de diagnóstico: la ambientalista (énfasis en los factores situacionales como determinantes conductuales), la interaccionista (relevancia de la interacción entre sujeto y ambiente) y la cognitivista (estilo cognitivo como base comportamental).
El diagnóstico psicológico y sus componentes
Los hallazgos de las tres corrientes psicológicas mencionadas ha posibilitado una definición más profunda y completa sobre lo que implica el proceso diagnóstico. Atendiendo a su significado general, diagnóstico implica el análisis de datos recogidos con la finalidad de evaluar (o conocer) aspectos determinados de diversa naturaleza.
Aplicando esta caracterización al ámbito de la psicología, el objeto de estudio es la descripción de las particularidades cognitivas, emocionales y conductales de un sujeto concreto. Por tanto, parece relevante para esta finalidad el considerar cómo se relaciona este individuo con sus contextos de interacción habituales.
Además, se asume que el diagnóstico posee la finalidad última de intervención (como objetivo más frecuente, aunque no único) y se encuentra delimitado en todo momento dentro del campo científico-técnico. Su proceso implica la combinación de distintas metodologías de trabajo.
Los tres elementos del diagnóstico en psicología
Un diagnóstico cuenta con tres elementos principales: el sujeto sobre el cual recae el proceso, el objeto que establece qué contenidos fundamentan el diagnóstico y la finalidad del mismo, la cual motiva la aplicación de una intervención concreta donde se reflejan las causas o factores que propician las observaciones expuestas en el diagnóstico.
Además, la intervención propuesta puede ser clasificatoria (lugar que ocupa el sujeto respecto de un grupo de referencia), modificadora (qué causas influyentes deben ser modificadas), preventiva (puesta en marcha de alternativas para evitar una situación futura determinada) o reestructuradora (reorganización de los factores influyentes con fin preventivo).
Las fases del proceso general de diagnóstico psicológico
Diversas son las aportaciones realizadas por los autores expertos en la materia sobre el número y el tipo de procedimientos que deben conformar el proceso diagnóstico. Parece ser que, sin embargo, existe cierto consenso en incluir cuatro fases principales, cada una de las cuales cuenta con distintas etapas más concretas.
1. Planificación
En la fase de planificación se distingue la búsqueda de información preliminar respecto del sujeto y su entorno, un análisis que sustente los supuestos iniciales (en función del carácter clasificatorio, preventivo o de reestructuración que presente el diagnóstico) y, finalmente, la configuración del desarrollo diagnóstico donde se establecen las variables de análisis incialmente propuestas.
2. Desarrollo
Una segunda etapa consiste en el desarrollo del proceso, en el que se delimita el marco teórico en el cual basar las aportaciones que faciliten el estudio de las unidades de análisis, siendo lo más simple posible y presentando una capacidad predictiva adecuada sobre los resultados de observaciones futuras.
3. Verificación de las hipótesis
Posteriormente, un tercer paso lo constituye la verificación de las hipótesis teóricas inicialmente propuestas respecto de lo hallado en las observaciones realizadas durante la evaluación.
4. Redacción del informe
Finalmente, debe elaborase un informe de resultados en el cual se incluyan los datos pertinentes del evaluador y del evaluado, los referentes a todos los procedimientos aplicados durante el proceso, los hallazgos y su valoración y, en última instancia, las orientaciones pertinentes que van a guiar el proceso de intervención posterior.
El informe debe adecuarse al destinatario en cuanto a forma y tipo de lenguaje utilizado, así como en el tono y expresiones empleadas en él, para que lo entienda.
Características del Informe Psicológico
Un informe psicológico es un documento donde se refleja el resultado obtenido a partir del análisis y contraste de hipótesis inicialmente planteadas, las cuales han motivado la evaluación del sujeto en cuestión.
Este instrumento presenta un carácter objetivo, de tal forma que se ve facilitada la comunicación de los datos hallados a la parte destinataria.
De forma genérica, un informe debe incluir datos de identificación del evaluador y del evaluado, los objetivos que motivan dicho informe, la exposición de las técnicas de recogida de información, el procedimiento utilizado, los resultados obtenidos, la conclusión y valoración final del examinador y las orientaciones a poner en práctica a modo de intervención.
Además, el formato y estilo de un informe psicológico puede diferenciarse en función del criterio que se tome como base para su elaboración: teórico (según las directrices de un modelo teórico concreto), técnico (organizando los resultados a partir de las pruebas y técnicas aplicadas) y basado en el problema (la demanda o motivo de consulta marca una estructura específica en el informe).
Por otra parte, el informe psicológico dispone de validez legal y se considera un documento científico (los hallazgos son replicables) y útil (incluye orientaciones finales de intervención psicológica).
El enfoque conductual o funcional en la evaluación psicológica
Existen varios tipos de enfoques que pueden tomarse para orientar el proceso de evaluación psicológica de un individuo:
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Enfoque tradicional (o modelo del atributo): centrado en analizar los rasgos de personalidad como unidades de estudio fundamentales.
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Enfoque operativo o evolutivo: modelo que defiende un conjunto de etapas evolutivas en el desarrollo psicológico del sujeto.
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Enfoque cognitivo: centrado en el estudio de las cogniciones de la persona como eje principal.
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Enfoque psicoeducativo o prescriptivo: más destinado al ámbito del aprendizaje escolar y al análisis de las capacidades intelectuales del alumnado.
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Enfoque conductual o funcional: orientado a la evaluación de la relación entre las variables internas y externas del sujeto como determinantes de su propio comportamiento.
Desde las corrientes psicológicas más conductuales (o cognitivo-conductuales) el enfoque funcional suele ser el enfoque utilizado durante el proceso diagnóstico de referencia. Este modelo permite realizar un estudio y análisis más completo de las variables determinantes en el proceso de evaluación debido a que defiende la premisa de que el comportamiento se debe considerar teniendo en cuenta una multiplicidad de factores influyentes, tanto internos como externos.
Así, el comportamiento humano no debería entenderse como el resultado de la suma de factores individuales, puesto que cada interacción que se produce entre dos (o más) ya deriva de por sí en un tipo de influencia totalmente distinta del agregado de sus causantes originales. Dado su enorme carácter complejo y plástico (o modificable), su explicación debería ser abordada siguiendo esta misma filosofía: la de considerar sus elementos determinantes también como complejos y variables.
Las características del enfoque funcional
El enfoque funcional prioriza las variables ambientales o contextuales (en un primer momento) e interaccionistas (en un momento posterior) como determinantes de la conducta del individuo, con lo cual prioriza el análisis de este tipo de variables en el proceso diagnóstico. Sus postulados derivan de las Teoría de Modificación de Conducta y de las aportaciones de autores como B. F. Skinner, principalmente.
Dentro de este modelo pueden distinguirse tres perspectivas, las cuales enfatizan diferencialmente la influencia del ambiente, las características del sujeto o la interacción de sendos factores: la perspectiva conductual-situacionalista, la cognitivo-conductual y la conductual cognitivo-social, respectivamente.
Dada la relevancia de los factores observables que defiende esta propuesta teórica, las variables que toma como unidad de análisis son aquellas que se dan en el momento presente, las cuales se acompañan de unos antecedentes y consecuentes próximos.
A nivel metodológico, sus supuestos son evaluados experimentalmente mediante la observación objetiva del repertorio conductual del sujeto como reflejo de habilidades y capacidades internas. Se corresponde, por tanto, a una metodología deductiva-inductiva intrasujeto.
Este modelo presenta una finalidad tanto interventiva (o modificadora) como preventiva, dado que ha incorporado como variable objeto de análisis la interacción entre el sujeto y su ambiente. Entiende, así, el poder dinámico de esta relación entre ambos elementos y le da a la conducta una significación de modificabilidad y adaptabilidad (de ahí su capacidad preventiva).
La evaluación psicológica como proceso
Como puede observarse a partir de la lectura del texto, el proceso de evaluación psicológica deviene un conjunto de procedimientos rigurosamente establecidos que resultan fundamentales para posibilitar una adecuado diagnóstico y, posteriormente, una intervención psicológica adecuada a las particularidades de cada individuo en concreto y a los objetivos terapéuticos que desean alcanzarse.
En este sentido, se ha expuesto el enfoque funcional como un modelo que dispone de un significativo sustento teórico, el cual permite realizar un análisis completo sobre todas las variables que pueden estar incidiendo en el estado actual (sintomatología, comportamientos, cogniciones, etc.) del individuo.
Referencias bibliográficas:
- Caballo, V. E. & Simon, M. A. (2001): Manual de Psicología Clínica Infantil. Madrid: Pirámide.
- Cohen, R. & Swerdlik, M. (2001): Pruebas y Evaluación Psicológicas. México: McGraw-Hill.
- Fernández-Ballesteros, R. (2000): Introducción a la Evaluación Psicológica. Madrid: Pirámide.
- Forns, M. (1993): Evaluación psicológica infantil. Barcelona: Barcanova.