Agujas, sangre, alturas, bichos y payasos siniestros. Estos eventos u objetos son protagonistas habituales de las fobias de muchas personas. Una fobia no es meramente sentir un desagrado profundo ante la presencia real o hipotética de un estímulo en particular, sino que implica que la persona experimente niveles de ansiedad desmedidos respecto al peligro que supone el objeto.
Por otra parte, quien sufre de este trastorno ejecuta conductas de evitación con el objetivo de alejarse a toda costa de situaciones donde el objeto podría aparecer, a lo que coloquialmente se le llama no lo puedo ni ver. Esto podría conducirle a moldear su vida en torno a esquivar su miedo, trayéndole consecuencias negativas en el trabajo, los estudios o las relaciones interpersonales.
Ahora bien: ¿a qué se debe que una persona le tenga fobia a algo? El sentido común podría sugerirnos que la causa reside en un historial de vivencias traumáticas que al fóbico quizás acompaña, pero hay muchos casos en los que estos eventos históricos no son tan fáciles de registrar, o que el pasado no es capaz de dar explicación a la fobia. Quizás conoces a alguien tú mismo. De hecho, distintos grupos de investigadores parecen haberse percatado de que encontrar una causa unívoca subyacente a la aparición de este trastorno no es tarea sencilla. Por tal razón, en este artículo ahondaremos en los posibles factores que intervienen en el desarrollo de una fobia.
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¿Cómo se determina la causa de una fobia?
A la disciplina que intenta dar cuenta de las causas que sostienen las enfermedades, la cual incluye a los trastornos psicológicos, se la conoce como etiología. De primera mano, el propósito de la etiología parece complejo; pero cuando nos referimos específicamente a la búsqueda de los orígenes de un trastorno psíquico, las cosas se ponen incluso más difíciles.
La psicología siempre se ha encontrado con el problema de que los procesos psicológicos que acontecen en la mente humana acarrean dificultades para su estudio, ya que son imperceptibles para la observación pública. Aunque parezca una obviedad, destacar esto nos interesa particularmente porque significa que los procesos que causan una fobia son inobservables de forma directa. La forma de determinar el porqué de una psicopatología es mediante la realización de inferencias según sus manifestaciones, por ejemplo, de acuerdo a los comportamientos que una persona lleva a cabo o los síntomas que experimenta. Entonces, si deseamos encontrar la causa de una fobia, debemos tener en cuenta que determinar A → B es casi imposible, y si se consiguiera lograrlo, es muy probable que esa afirmación sea susceptible a múltiples cuestionamientos, reformulaciones y refutaciones, una dinámica que ocurre constantemente en el campo científico.
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Más allá de las experiencias traumáticas: tres posibles causas de una fobia
En psicología coexisten muchas escuelas que utilizan sus propios principios epistemológicos y constructos teóricos para dar cuenta de las causas y razones de mantenimiento de enfermedades psicológicas como las fobias. Una teoría interesante para estudiar los orígenes de las fobias es la three pathways theory —también llamada teoría tripartita o de los tres caminos—, propuesta por Rachman a fines de la década de los setenta. A pesar de contar con varios años de antigüedad, existen estudios recientes que brindan cierto apoyo empírico a la teoría. En ella se hipotetiza que la adquisición de un miedo desmedido respecto a un objeto o situación específica puede no deberse exclusivamente a una vivencia traumática, sino que su origen podría residir en alguna de estas tres causas. Veámoslas a continuación.
1. Debido a la experiencia directa
La primera causa posible para el desarrollo de una fobia es, para Rachman, la experiencia directa. Es la primera causa que se nos viene a la mente cuando pensamos en por qué alguien siente un miedo irracional a algo que podría ser inofensivo. Supone haber vivenciado una experiencia traumática en el pasado (muchas de ellas acontecen en la infancia, pero podrían suceder en la adultez también) que justifiquen el terror hacia un objeto. Por ejemplo, es habitual que muchas personas sean fóbicas a animales domésticos —los cuales en su extensa mayoría no suponen ningún tipo de peligro real— ya que en el pasado fueron arañados por un gato o mordidos por un perro. A partir de esa experiencia, la persona aprende que ese estímulo implica una amenaza y le direcciona a tomar decisiones cuyo fin último es la evitación de la proximidad al objeto temido.
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2. Debido a la imitación
Sin embargo, las experiencias traumáticas no son suficientes para explicar las causas de todas las fobias. Para Rachman, otra de las vías posibles para desarrollar este trastorno es mediante la toma de personas cercanas como modelos —padres, hermanos, tíos— que hayan tenido conductas específicas que demostraran miedo a causa de ciertos objetos. Esto implicaría que una origen posible de la fobia es que aprendemos a tenerle miedo a determinados objetos o eventos por imitación a referentes (lo que en inglés se conoce como modelling).
3. Debido a representaciones culturales
Por último, Rachman sugiere que el desarrollo de un miedo intenso a un objeto podría provenir no de experiencias propias, sino de la exposición a ciertos mensajes implícitos del medio cultural en el que estamos inmersos. Es decir, la causa de este miedo sería por información o instrucción. Es por tal motivo que existen ciertas fobias más frecuentes que otras en las sociedades occidentales, ya que la representación cultural de algunos objetos tiende a asociarlos con cualidades negativas o aversivas.
En línea con la última causa posible para las fobias, una investigación muy interesante llevada a cabo por la Universidad de Gales del Sur indica que el hecho de que el miedo a los payasos sea tan recurrente se debe, en parte, a la representación histórica que a éstos se les ha adjudicado como personajes perversos o erráticos.
Los investigadores señalan que este retrato de los payasos comenzó hacia fines del siglo XIX con la ópera Pagliacci como hito (en la que el personaje principal asesina a su amante y a su esposa disfrazado de payaso) y que persiste en la actualidad, como ilustra con claridad la obra de Stephen King, It. La información que recibimos acerca de los payasos, ya sea verbal o mediante imágenes, los caracteriza bajo una imagen terrorífica: tienen una apariencia inhumana —un efecto que se agrava con el maquillaje, que cubre por completo su piel y exagera ciertos rasgos faciales—, se comportan de forma impredecible —lo cual implica un peligro inminente— y la preponderancia de los colores pálidos y rojizos en sus rostros nos llevan a asociarlos con conceptos abstractos negativos como el contagio y la enfermedad. Podríamos incluso pensar en otros ejemplos, como las arañas. ¿Acaso parte de nuestro miedo a ellas no provendrá de productos culturales en lugar del daño real que podrían causarnos?
Ignacio García Vicente
Ignacio García Vicente
Psicólogo especializado en adultos
La importancia de la psicoterapia para tratar las fobias
En definitiva, podemos concluir con la siguiente idea: aunque muchas fobias se originan debido a vivencias traumáticas de una persona, éste no es el único motivo por el cual puede surgir una fobia. En cualquiera de los casos, la consulta con un profesional de la salud mental puede ser útil para superar este trastorno, llevando a cabo intervenciones y proponiendo actividades para que el paciente o consultante se exponga gradualmente a ese objeto temido, siempre atendiendo a las particularidades de cada caso.