Quizás hayas oído hablar de ella, pero... ¿sabes realmente en qué consiste y cuáles son las funciones de la entrevista motivacional?
Se trata de un método clínico que, por su nombre, puede llegar a ser confundida con otros conceptos y enfoques. Desde hace unos años vivimos sumidos en una “cultura del positivismo” donde ciertos términos se han exprimido hasta perder el sentido.
Motivación, superación, fuerza de voluntad, resiliencia… parecen haberse convertido en la panacea de supuestos gurús y coaches que predican sobre el poder de los individuos para cambiar su entorno, obviando otros factores que sin duda influyen en la vida de las personas y sobre los que, a veces, no tenemos control. Pero en realidad, nada tiene que ver con eso.
Por eso, en este artículo, te explicamos cuáles son las verdaderas funciones de la entrevista motivacional y cómo se lleva a cabo.
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Qué es la entrevista motivacional
La entrevista motivacional es un método clínico que nació en los años 90 de la mano de los psicólogos William Miller y Steve Rollnick.
Se trata de un procedimiento eminentemente práctico, basado en la entrevista con el paciente como herramienta principal. A lo largo de las diferentes entrevistas que el profesional lleva a cabo con el paciente, se intenta que éste identifique, reconozca y se haga cargo de los problemas que están interfiriendo en su vida y le están obstaculizando para conseguir sus objetivos vitales.
En psicología, se utiliza el término motivación para denominar el impulso que nos moviliza a emprender determinadas acciones. De ahí surge el nombre "entrevista motivacional".
No se trata de un método estructurado y estandarizado, sino más bien de una forma de comunicación determinada, que busca movilizar al paciente para que sea él mismo quien tome las riendas de su situación.
Otro elemento que caracteriza a la entrevista motivacional es que asume que no todas las personas están preparadas o dispuestas a cambiar. El primer paso que el profesional debe llevar a cabo para adaptar sus estrategias, es reconocer en qué etapa del cambio se encuentra el paciente, apoyándose en la teoría transteorética del cambio.
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Funciones principales de la entrevista motivacional
Las principales funciones de la entrevista motivacional se dirigen a movilizar al paciente para que ponga en marcha todos aquellos recursos de los que dispone, convirtiéndose él mismo en el motor de cambio. Este método se desarrolló para tratar los comportamientos adictivos, por lo que es habitual su uso en el tratamiento de:
- Trastornos de la conducta alimentaria
- Obesidad
- Alcoholismo
- Tabaquismo
- Dependencia a otras sustancias
Como mencionábamos anteriormente, no se trata de un método estructurado, por lo que más bien hablaríamos de principios transversales que deben vertebrar toda interacción con el paciente. Los principales son:
1. Expresar empatía
La relación con el paciente siempre debe estar marcada por la empatía. Esto implica una actitud de escucha y aceptación, evitando cualquier tipo de juicio.
Hay que remarcar que la aceptación no implica acuerdo o aprobación. Podemos comprender a otra persona y no estar de acuerdo con ella.
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2. Crear discrepancia
Se entiende que el paciente que acude a consulta tiene algún tipo de demanda respecto a algún aspecto o conducta que le está creando malestar. Por ello, cuando hablamos de crear discrepancia, nos referimos a potenciar una discrepancia entre la conducta actual del paciente (aquella que crea malestar) con un objetivo futuro más positivo.
Se trata de resaltar las diferencias entre el estado actual en el que nos encontramos y dónde nos gustaría llegar, con el fin de movilizar al paciente para iniciar el camino hacia los objetivos planteados.
Un elemento clave es que sea el propio paciente quien plantee cuáles son sus propios motivos para querer cambiar. Es habitual que sea el entorno quién demande un cambio en la persona, pero éste no será duradero si no está motivado por razones personales.
3. Evitar discusiones
Para fomentar la actitud positiva hacia el cambio y la buena relación terapéutica se deben evitar las discusiones o confrontaciones directas. El terapeuta no debe tratar de convencer al paciente de que debe cambiar o de que tiene un problema, esto siempre debe partir del propio paciente.
Las discusiones directas con el paciente provocarán oposición y resistencia, alejándonos del objetivo terapéutico. Se trata de guiar al paciente para que él mismo vaya asumiendo cuál es el problema y cómo cambiarlo.
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4. Dar un giro a la resistencia
La entrevista motivacional no se emplea para luchar con las resistencias al cambio que el paciente mantiene, sino para darles la vuelta, cambiar la perspectiva y facilitar que el paciente comience a ver la situación de otro modo. El papel del terapeuta consiste en generar duda, reflexión, introspección, cuestionamiento, nuevos puntos de vista…
5. Fomentar la autoeficacia
La autoeficacia es un constructo psicológico, utilizado para denominar la percepción que una persona tiene sobre sí misma en cuanto a capacidad o habilidades para realizar tareas con éxito.
A menudo olvidamos que, para que una persona lleve a cabo determinada conducta, lo primero es que piense que puede realizarla con éxito. Si pensamos que algo se escapa de nuestro alcance, difícilmente dirigiremos esfuerzos a su consecución. Por ello, es esencial que trabajemos para que el paciente confíe en sí mismo y sus capacidades.
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Habilidades del terapeuta
Para poder desarrollar con éxito las funciones de la entrevista motivacional, existen determinadas habilidades terapéuticas que no ayudarán a crear el estilo de comunicación deseado. Éstas son las siguientes.
1. Preguntas abiertas
El uso de preguntas abiertas es clave en la entrevista motivacional. Cuando utilizamos preguntas abiertas el paciente debe elaborar una respuesta, que nos aportará mucha más información que si simplemente nos limitamos a realizar preguntas cerradas (aquellas que se contestan con sí/no o un dato concreto).
2. Afirmaciones
Cuando en el contexto de la entrevista motivacional se habla de afirmaciones, nos referimos a validar al paciente. Utilizar frases que validen los sentimientos, pensamientos y sensaciones del paciente contribuirá a que se sienta aceptado y dispuesto a colaborar.
3. Escucha reflexiva
Consiste en escuchar al paciente atentamente y posteriormente confirmar si le hemos entendido correctamente. Esto se puede llevar a cabo mediante preguntas del tipo “si te he entendido bien, lo que te preocupa es…”.
4. Resumen
Consiste en devolver aquellos aspectos más significativos del discurso del paciente, tras haberle escuchado atentamente. De este modo volcamos la atención en aquellos puntos que consideremos importantes para el objetivo terapéutico.
Diferencias con otros estilos terapéuticos
Como vemos, las funciones de la entrevista motivacional no se basan en pasos rígidos ni pre-establecidos. Se trata de relacionarnos de un determinado modo, que siempre deberemos adaptar a cada paciente.
Es evidente que la entrevista motivacional difiere de otras técnicas o modelos terapéuticos; algunas de esas diferencias son las siguientes.
Enfoques basados en la confrontación
Ya hemos hablado de cómo la entrevista motivacional no busca confrontar a los pacientes, sin embargo esto no es siempre así en el mundo de la psicología. Desde ciertos enfoques, tradicionalmente se ha entendido que un paso importante en la terapia era que el paciente reconociese que tiene un problema.
Desde este prisma suele ser habitual dar demasiada importancia al diagnóstico y presentar evidencias de los problemas, así como emplear las discusiones y correcciones. Además, las estrategias a seguir son marcadas por el terapeuta y el paciente debe adaptarse a ellas.
En cambio, la entrevista motivacional no persigue que el paciente se etiquete e identifique dentro de determinado diagnóstico. Lo importante es que el paciente encuentre la motivación para el cambio sin entrar en luchas ni discusiones, negociando y pactando las estrategias a seguir.
Enfoque del entrenamiento en habilidades
En psicología, y sobre todo dentro del enfoque cognitivo-conductual, es habitual incidir en el entrenamiento de determinadas habilidades (habilidades sociales, por ejemplo). Se trata de un enfoque directivo, en el que “el experto” (en este caso, el psicólogo o psicóloga) enseña al paciente cómo hacer las cosas de un modo correcto, y da por hecho que el paciente se encuentra en la etapa de cambio.
Sin embargo, la entrevista motivacional busca que el paciente se comprometa con el cambio y elija las estrategias para llevarlo a cabo. Además, se tienen en cuenta las diferentes etapas del cambio, adaptando las estrategias utilizadas en cada una de ellas.
Enfoques no directivos
Aunque la entrevista motivacional comparte ciertos aspectos con los enfoques no directivos y tiene un estilo centrado en el paciente, es más conductiva que éstos. El terapeuta se plantea un objetivo (el cambio en una conducta adictiva, por ejemplo) y va guiando al paciente hacia éste, aunque el método utilizado sea indirecto. Asimismo, el terapeuta puede ofrecer consejos y feedback.
Otra diferencia es que, en determinadas ocasiones, el terapeuta se centra en crear discrepancia para generar cierto malestar en el paciente, que le impulse a tomar las riendas del cambio.
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