Hafefobia: causas, síntomas y tratamiento

El miedo irracional al contacto físico con otras personas daña mucho las relaciones sociales.

Las fobias son trastornos de ansiedad, lo cual significa que causan un gran malestar a la personas que las sufren, que sienten síntomas ansiosos cuando se encuentran frente al estímulo fóbico o se lo imaginan. Si bien hay fobias que casi no son incapacitantes, excepto en casos puntuales, debido a la poca frecuencia con la que el fóbico se encuentra con el estímulo, en otros casos ocurre todo lo contrario y es complicado llevar una vida normal para quien las sufre. 

En este sentido, una de las fobias más complejas es la hafefobia, que es el miedo irracional a ser tocado. Por suerte, las fobias pueden ser tratadas y el paciente puede superar este trastorno, y esta no es una excepción. En este artículo te explicamos en qué consiste este trastorno y cuál es su tratamiento.

¿Qué es la hafefobia?

La hafefobia es un trastorno fóbico específico (a diferencia de la agorafobia o la fobia social) que provoca gran sufrimiento en la persona que lo padece. 

Es un miedo irracional de gran intensidad que se manifiesta cuando el individuo que sufre la fobia entra en contacto físico con otras personas y es tocada. Produce una serie de respuestas tanto cognitivas, fisiológicas o conductuales, entre las que destacan la ansiedad extrema y el intento de evitar el estímulo temido para reducir la sensación displacentera.

Los hafefóbicos sufren serios problemas sociales, puesto que temen la interacción con otros individuos por si pueden entrar en contacto con ellos. Por tanto, un simple saludo o abrazar a sus propios padres o cónyuges se convierte en una situación que produce sentimientos intensos de miedo. Estos sujetos pueden evitar situaciones en las que pueden entrar en contacto con otros, incluso conocidos.

Causas

Las fobias suelen tener su origen en la parte más ancestral del cerebro, y según algunos expertos, estamos programados biológicamente para sufrir temores a ciertos estímulos. Esto que nos ha funcionado tan bien durante siglos para preservar la existencia de los seres humanos, a veces causa este tipo de trastornos en la actualidad. Es por eso que las fobias no responden a argumentos lógicos, y la reacción de alerta se apodera del sujeto, que se siente como si estuviera ante un peligro real.

Las fobias, por tanto, se desarrollan gracias a una de las formas de aprendizaje más básicas de los seres humanos, un tipo de aprendizaje asociativo llamado condicionamiento clásico que fue descubierto inicialmente por Iván Pávlov, un fisiólogo ruso que realizó una serie de experimentos con perros.

Su objetivo inicial era medir la salivación de los canes y por ello daba comida a estos animales, pues la saliva es un acto reflejo que se produce para favorecer la digestión. Con el tiempo, Pávlov se dio cuenta de que si bien al principio los canes salivaban cuando se les presentaba la comida, tras varios ensayos, la sola presencia del investigador desencadenaba la salivación, pues los animales habían aprendido que cuando éste aparecía, iban a recibir el alimento. El condicionamiento clásico provoca una asociación entre un estímulo que provoca una respuesta refleja y otro que no, pero que al final éste último acaba produciendo la misma respuesta que el otro estímulo al que se asocia.

Más tarde, fue John B. Watson, un científico norteamericano, quien comprobó que el condicionamiento clásico ocurría también en humanos. De hecho, fue capaz de hacer que un niño aprendiese una fobia a una rata blanca que antes no le producía ningún malestar al pequeño.

Puedes saber más de este estudio en el siguiente video:

Otros orígenes de las fobias

Las fobias, por tanto, se aprenden por condicionamiento clásico debido a que la persona sufre un evento traumático significativo. Pero los trastornos fóbicos, y especialmente en el caso de la hafefobia, el condicionamiento vicario también puede ser una casa causa de esta patología.

El condicionamiento vicario no es ni más ni menos que el aprendizaje por observación, por ejemplo, que la persona haya visto una película en la que el actor principal se contagia con alguna enfermedad por entrar en contacto con la piel de otros. El fóbico puede sufrir un miedo irracional y unas creencias poco realistas como consecuencia del impacto emocional que le causa algún evento que observa, en este caso, la película.

Síntomas del miedo al contacto con otras personas

Las fobias, como he comentado con anterioridad, producen síntomas cognitivos, físicos y fisiológicos y conductuales.

Son los siguientes:

  • Cognitivos: ansiedad y angustia, falta de concentración, nerviosismo, pensamientos de contagio, pensamientos de muerte inminente, terror y miedo, pensamientos de quedarse sin aire.
  • Físicos y fisiológicos: dolores de cabeza, temblores, malestar estomacal, latidos acelerados del corazón, hiperventilación, etc.
  • Conductuales: evitación del estímulo temido.

Tratamiento y terapia

Las fobias son uno de los principales motivos por los que las personas requieren asistencia psicológica, y a pesar de que causan un gran malestar, responden realmente bien al tratamiento psicológico. En casos extremos, el tratamiento farmacológico está indicado, pero siempre junto a la psicoterapia.

Uno de los modelos terapéuticos más empleados es la terapia cognitiva conductual, que pretende modificar los eventos internos (pensamientos, creencias y emociones) y el comportamiento de las personas para mejorar su bienestar. Las técnicas de relajación, la reestructuración cognitiva o las técnicas de exposición son algunas de las más utilizadas para este tipo de patologías.

Dentro de estas últimas, destaca la desensibilización sistemática, con la cual el paciente realiza una serie de ejercicios que le exponen al estímulo fóbico de forma gradual a la vez que aprende estrategias más adaptativas para afrontar el miedo y ansiedad.

En los últimos años, nuevos métodos terapéuticos están mostrando su efectividad en diferentes estudios científicos. Entre estos, destacan la terapia cognitiva basada en Mindfulness (MBCT) y la terapia de aceptación y compromiso (ACT). Las nuevas tecnologías también se aplican en las sesiones terapéuticas, pues la realidad virtual (RV) o la realidad aumentada son útiles herramientas que se emplean cada vez más para exponer al paciente al estímulo fóbico.

De hecho, en la actualidad es posible encontrar “apps” para el tratamiento de fobias y para el tratamiento de los trastornos de ansiedad. En los siguientes enlaces puedes encontrar más información:

Psicólogo de las organizaciones

Licenciado en Psicología por la Universidad de Buenos Aires. Máster en Recursos humanos y experto en comunicación empresarial y coaching. Posgrado en Nutrición y Alimentación Sanitaria y Social por la UOC. Especialmente interesado en el bienestar y el deporte.

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