Terminas la universidad y empiezas a realizar los trámites necesarios para poder contar con los permisos y habilidad profesional para ejercer la profesión que elegiste y te inspira para trabajar.
Tienes tu primer paciente; es, posiblemente, la siguiente experiencia más ansiosamente motivante que vivas tras sustentar tu trabajo de investigación frente a un jurado.
Tu paciente te cuenta lo que le aflige, cómo se siente, lo que piensa y, lo que le gustaría conseguir con tu ayuda. Tú le respondes con seguridad y convicción que sí podrás ayudarle a solucionar su problema, a sentirme menos afligido, a superar toda esta situación que lo ha traído a consulta, que lo ha hecho elegir la psicoterapia como una forma de ayuda y bienestar.
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La importancia de elegir el enfoque terapéutico adecuado
Para una segunda consulta, necesitas tener un bosquejo del plan de intervención que trabajarás con tu paciente (indistintamente de si trabajarás evaluación y diagnóstico con él o ella), y tal vez es ahí cuando caigas en cuenta en que no sabes muy bien cómo trasladar los conocimientos obtenidos en tu formación profesional en respuestas viables y entendibles para tu paciente.
Si esto te ha pasado, o algo similar, seguro ya sabes que no eres ni el primer ni último colega que vivencia o vivenció una situación así. Prenlu te invita a participar en el curso "Guía para elegir el enfoque terapéutico que tu paciente necesita", donde se compartirá un modelo de plan de tratamiento considerando los principales aportes de diversas escuelas psicológicas. Para conocer más, ponte en contacto con Prenlu.
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Una contradicción en la formación sobre Psicología
Lamentablemente, los diversos estudios realizados a lo largo de los años respecto a la importancia de realizar investigación en psicoterapia nos muestran dos panoramas contradictorios. Por un lado, se considera el interés de los estudiantes de los últimos años respecto a dedicarse a atender pacientes, es decir, a realizar psicoterapia cuando concluyan sus estudios. Y, por otro lado (que realmente es la otra cara de la moneda), el poco interés por leer y/o desarrollar investigación en psicoterapia.
Esta contradicción puede interpretarse de diversas maneras: las universidades públicas y privadas cuentan con un plan de estudio que, en general, no incluye experiencias curriculares para realizar investigaciones sobre psicoterapia; aún se cuenta con un porcentaje considerable que se inclina por el área clínica, la que, a su vez, está más orientada al tratamiento de los pacientes o clientes; existe mayor interés por formarse en un enfoque psicoterapéutico que por conocer la efectividad del mismo empleando metodología científica o algún método que sea equiparable respecto a su validez y confiabilidad.
Sin embargo, es factible referir algunas investigaciones que han arrojado luz respecto a este camino accidentando y poco actualizado de la psicoterapia.
La importancia de los factores no específicos en terapia
La investigación de Safran y Segal (1994, citados en Moncada y Kühne, 2003) resaltó la importancia de los factores no específicos en la psicoterapia. Entre estos factores se rescatan: la relación terapéutica, las expectativas del paciente y la alianza terapéutica. Estos factores son llamados también factores comunes, porque se acoplan a todos los enfoques psicoterapéuticos, pues no vinculan su accionar con las bases teóricas en los que sustentan sus praxis.
También cabe destacar la investigación de Barber, Connolly, Christoph, Gladis & Siqueland (2000) que resalta la relación terapeuta-paciente como un factor no específico importante para lograr el cambio terapéutico. En este estudio, realizado con pacientes que habían sido diagnosticados con depresión, se encontró que la alianza con el psicoterapeuta era un predictor significativo para la remisión de los síntomas depresivos.
Y, si se mencionan los factores no específicos, también es relevante mencionar a los específicos, aquellos que incluyen las técnicas y procedimientos puntuales de aplicación y desarrollo dentro de las sesiones psicoterapéuticas. Según Lambert (1986; citado en Poch y Ávila, 1998), los factores comunes permiten predecir el éxito de la psicoterapia en un 30%, mientras que los específicos lo hacen en un 15%, diferencia considerable y reafirmante, tomando en cuenta que las primeras investigaciones sobre psicoterapia demostraron su efectividad en términos generales, indistintamente del enfoque y modalidad de aplicación.
Así pues, se logra vislumbrar que la investigación en psicoterapia cumple una función motivadora para desarrollar y mejorar la labor psicoterapéutica.
Para ello, es importante considerar las características que deben cumplir las investigaciones que permitan obtener resultados fiables respecto a que un enfoque terapéutico deba ser considerado eficaz. Chambless & Hollon (1998; citados en Moncada y Kühne, 2003) se refieren a estos requerimientos como la “psicoterapia basada en la evidencia”, que establece parámetros claros al momento de realizar investigación en psicoterapia.
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La necesidad de centrarse en lo que hace efectiva a la psicoterapia
Ante estos requisitos, Kaechele (2000) refuerza la idea de analizar criterialmente esos resultados para no caer en tratamientos mecanizados y despersonalizar al paciente como a la labor terapéutica, recomendando basar el trabajo psicoterapéutico en la evidencia disponible que los diversos enfoques ofrecen.
Este mismo autor invita a la reflexión sobre asumir un papel más responsable y cuidadoso al momento de trabajar la psicoterapia, enfatizando que la sociedad se interesa cada vez más por la efectividad del tratamiento en relación a los gastos que deben incluir en sus presupuestos.
Por último, Kaechele recomienda incrementar los estudios sectorizando las poblaciones y trastornos específicos en cada realizad socio-cultural, pues es evidente por los resultados de distintas investigaciones que, por lo general, a los psicólogos no les interesa conocer sobre estas ni desarrollarlas. Y lo más alarmante es que aquellos colegas que sí lo hacen, “difícilmente están dispuestos a modificar sus creencias o su modo de hacer psicoterapia por lo que digan las investigaciones” (Kaechele, 2000; Beutler, Moleiro & Talebi, 2002).
Por ello, es importante investigar, desarrollar y/o actualizar formas viables de efectivizar la psicoterapia. Es un beneficio mutuo que no solo incrementará la labor profesional, sino que también fortalecerá el vínculo terapeuta-paciente, tan relevante para conseguir lo que a muchos les inspiró inicialmente a estudiar psicología: mermar el sufrimiento de las personas y ayudarlas verdaderamente a mejorar su salud mental.
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