Todos los días de nuestra vida tomamos cientos de decisiones: que desayunar, por donde ir, con quién, cómo y de qué hablar, que priorizar, cuando descansar… Muchas de ellas nos parecen intrascendentes y apenas reparamos en ellas, mientras que en otros casos reflexionamos y pensamos detenidamente las posibles implicaciones antes de tomar una decisión.
A veces guiados por la razón, otras por la emoción. Pero decidimos. En cualquiera de los casos, el hecho de decidir no deja de requerir un amplio conjunto de operaciones y procesos mentales para poder llevarse a cabo.
Intentar explicar cómo decidimos es algo que ha generado gran interés desde disciplinas como la psicología, habiéndose generado diferentes instrumentos que pretenden contribuir a descubrirlo a través del análisis de nuestras respuestas. Uno de estos instrumentos es el Juego de Azar de Iowa, más conocido por su nombre en inglés: Iowa Gambling Task. Y es sobre este interesante instrumento sobre el que vamos a hablar lo largo del presente artículo.
- Artículo relacionado: "Toma de decisiones: qué es, fases y partes del cerebro implicadas"
¿Qué es el Juego de Azar de Iowa?
El Juego de Azar de Iowa o “Iowa Gambling Task” es un tipo de prueba psicológica de tipo conductual empleada como instrumento de evaluación, la cual nos permite valorar y evaluar el proceso de toma de decisiones de aquel que la lleva a cabo. Concretamente, pretende evaluar el grado de implicación de los factores cognitivos y emocionales en la toma de decisiones.
Se trata de una tarea de cierta complejidad en la que se proporcionan un total de 4 mazos de cartas (A, B,C y D) al sujeto a valorar, indicándosele que posee una determinada cantidad dinero virtual (concretamente 2000 dólares). El sujeto deberá ir levantando cartas de los mazos, las cuáles pueden o bien provocarle ganancias o pérdidas económicos, y se le asigna la tarea de obtener el máximo beneficio posible.
Los mazos no son iguales entre sí: dos de ellos provocan ganancias y pérdidas considerables, mientras que las cartas de los otros dos implican tanto ganancias como pérdidas menores. Concretamente el mazo A y el B suelen proporcionar alrededor de 100 dolares por jugada, y una de cada diez veces provocan una pérdida de 1250 dólares (si bien el mazo A provoca pérdidas más a menudo, la cantidad total es la misma que la del B).
En cuanto a los mazos C y D, provocan pérdidas de 250 dólares cada diez ensayos, siendo màs habitual la pérdida en el C si bien el saldo final es igual en ambos mazos. Mientras que los mazos A y B tienen un saldo final de -250, los mazos C y D tienen un saldo positivo de 250 dólares. Así, los mazos A y B en realidad reflejarían resultados negativos y serían malos mazos, mientras que los mazos C y B permitirían lograr una ganancia moderada pero segura.
Sin embargo, el sujeto no sabe nada de esto: se encuentra ante una tarea ambigua dado que no tiene ningún tipo de conocimiento respecto a qué hay en cada mazo. Así, parte de una situación de total incertidumbre y poco a poco y a través de un proceso de ensayo y error irá aprendiendo las características de los mazos. Las elecciones que hagan dependerán no de un conocimiento previo si no de la retroalimentación que genere a nivel emocional la sucesiva elección de cartas, si bien irán aprendiendo a escoger aquellas que más les favorezcan.
Si bien tradicionalmente se ha realizado esta tarea en físico, en la actualidad se dispone de una versión informatizada que permite una realización y evaluación más cómoda tanto para el evaluado como el evaluador, siendo esta bastante más habitual en consulta.
- Quizás te interese: "Tipos de test psicológicos: sus funciones y características
La hipótesis del marcador somático
El Juego de Azar de Iowa fue propuesto y diseñado principalmente en base a una hipótesis concreta, explicativa de la toma de decisiones. Se trata de la hipótesis del marcador somático de Damasio.
En ella, se propone que el proceso de toma de decisiones se encuentra fundamentalmente guiado y modulado por las respuestas emocionales y somáticas que anticipan las consecuencias de nuestras decisiones, de tal modo clasificamos las posibles elecciones en busca de las más favorables para nosotros. Las respuestas emocionales son interpretadas por una red o vía neuronal en la que la amígdala, en contacto con el hipotálamo y el tronco del encéfalo, genera impulsos que posteriormente son regulados por dichos núcleos de cara a generar una respuesta somática.
Es por ello que una respuesta es “marcada” a nivel somático como agradable o desagradable, algo que tiene como consecuencia que se replique o se evite la conducta que la provocó. Asimismo, a través del orbitofrontal generamos una replicación de esta sensación cada vez que llevamos a cabo una tarea semejante, algo que explica el porqué surgen y se mantienen las tendencias de respuesta.
¿En qué situaciones o trastornos suele emplearse esta tarea?
Aunque técnicamente podría emplearse en cualquier ámbito en el cual se intentara analizar cómo es el proceso de toma de decisiones de una persona (ya que existen diferencias interpersonales o incluso intrapersonales en función del momento y estado del sujeto), por norma general el uso del Juego de Azar de Iowa o “Iowa Gambling Task” suele circunscribirse al ámbito clínico o bien a la investigación.
Tanto en uno como en otro caso suele emplearse para valorar la existencia de disfunciones o alteraciones en la corteza orbitofrontal, especialmente en casos de trastornos o lesiones asociados a problemáticas en dichas áreas. Mientras que aquellos con un orbitofrontal no lesionado suelen experimentar respuestas de estrés cuando se enfrentan a los mazos considerados “malos” después de un tiempo, a modo de anticipación de un posible castigo, en el caso de sujetos con problemas en dicha área esta reacción no se observa en la misma medida.
Si bien no tiene un público objetivo específico, el Iowa Gambling Task suele emplearse en casos de pacientes con traumatismos craneoencefálicos, epilepsia, accidentes cerebrovasculares o demencia (siempre y cuando se observen daños en el orbitofrontal o la sintomatología indique algún tipo de disfunción en la toma de decisiones), así como en alteraciones tales como el trastorno obsesivo compulsivo (en que es habitual la duda y dificultad para tomar decisiones) o la esquizofrenia.
Newsletter PyM
La pasión por la psicología también en tu email
Únete y recibe artículos y contenidos exclusivos
Suscribiéndote aceptas la política de privacidad