Tradicionalmente, muchas personas han asociado determinadas conductas —que hoy se asocian al trastorno por déficit de atención e hiperactividad— a la falta de interés o motivación y la pereza, entre otros. Como consecuencia, muchas personas han cargado con etiquetas peyorativas a lo largo de sus vidas.
Sin embargo, con el avance de los estudios y la ciencia hoy tenemos un mayor conocimiento de estas dificultades. Aunque se tiende a pensar que las personas con TDAH muestran una mayor propensión al aburrimiento, no existían hasta el momento investigaciones que examinaran los posibles factores que intervienen en el aburrimiento relacionado con el TDAH.
Un reciente estudio ha confirmado que las personas con rasgos de TDAH o con el diagnóstico del trastorno tienden a aburrirse mucho más rápido debido a las dificultades específicas que padecen en relación con el control de la atención y la memoria de trabajo. A lo largo de este artículo profundizamos en los detalles.
¿Es diferente el aburrimiento para las personas con TDAH?
En mayor o menor medida, todas las personas sentimos aburrimiento en algún momento de nuestras vidas. Este estado afectivo suele experimentarse como algo desagradable y surge cuando no acabamos de encontrar sentido a aquello que estamos haciendo o nos cuesta mantener la atención.
Habitualmente, nos sentimos insatisfechos/as con la situación y esto hace que la percepción del tiempo se altere: todo parece más monótono y lento. Por lo general, este estado afectivo nos impulsa a movernos para buscar algo más interesante.
¿Cuál es la diferencia, entonces, en las personas con TDAH? Si bien todos/as hemos sentido aburrimiento en algún momento, se ha observado que, en estas personas, aparece de forma más rápida, intensa y frecuente. Hasta ahora se desconocían los motivos, pero un estudio publicado recientemente ha focalizado su investigación en este tema.
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¿Qué es el “aburrimiento rasgo”?
Uno de los diferentes aspectos interesantes que trae esta investigación es el concepto de “aburrimiento rasgo”. Esta idea hace referencia al hecho de que algunas personas son más propensas al aburrimiento en diversas ocasiones. Puesto que la presencia o la intensidad de este rasgo varía de una persona a otra, se mide mediante cuestionarios.
Las personas con TDAH tienen más propensión al aburrimiento
Recientemente se ha publicado un estudio en la revista Journal of Attention Disorders llevado a cabo por un equipo de investigadores de la Universidad de Tampa. Los resultados son importantes y novedosos puesto que ayudan a comprender los procesos cognitivos que podrían estar debajo de la tendencia al aburrimiento en las personas con TDAH.
Se reclutó a 88 estudiantes de una universidad del sureste de los Estados Unidos. Del total mencionado, 31 participantes con rasgos altos de TDAH y 57 no. Todos ellos completaron autoinformes estandarizados que evalúan tanto los síntomas del trastorno por déficit de atención e hiperactividad actuales como los pasados.
Además, también se les administró una escala validada que mide el aburrimiento como rasgo en 8 ítems. Por último, los participantes completaron seis tareas informáticas diseñadas con el objetivo de medir el control de la atención y la memoria de trabajo —dos procesos cognitivos clave en la detección del TDAH—.
Los resultados obtenidos fueron claros: los participantes con rasgos de TDAH manifestaron niveles de aburrimiento casi dos desviaciones estándar más altos que el resto. En otras palabras, la diferencia entre ambos grupos era muy grande y significativa.
Además de las diferencias en relación con los niveles obtenidos de aburrimiento, los participantes con TDAH también obtuvieron peores resultados en las pruebas de control de la atención y la memoria de trabajo. Esto encaja con un sinfín de resultados obtenidos en diversos estudios en los que se observa continuamente que estas funciones ejecutivas están alteradas en las personas con un trastorno por déficit de atención e hiperactividad.
Los mecanismos detrás del aburrimiento
Si bien es cierto que ya se había observado que las personas con TDAH tienen más propensión al aburrimiento, este estudio nos aporta algo novedoso. Gracias a esta publicación hoy entendemos que hay dos funciones ejecutivas que juegan un papel clave en este proceso.
Por un lado está el control de la atención. Esta es la capacidad de mantener el foco y resistir las distracciones. En el estudio se observó que las personas con rasgos TDAH tuvieron más dificultades en este tipo de pruebas y que los participantes con peor rendimiento en la tarea de atención sostenida tendían a reportar mayores niveles de aburrimiento. Estos resultados sugieren que para las personas con TDAH —o con rasgos— poder mantener la concentración exige más esfuerzo.
Por otro lado, se observó que la memoria de trabajo también es un componente ejecutivo central en la configuración de cómo las personas experimentan y responden a las tareas que requieren de esfuerzo. La memoria de trabajo es la habilidad que permite retener y manipular la información a nivel mental durante un tiempo concreto. En el TDAH esta función se ve reducida.
Los análisis estadísticos realizados mostraron que estas dos funciones ejecutivas explicaban una parte de la relación (no toda) entre el aburrimiento y el trastorno por déficit de atención e hiperactividad.
Así pues, es importante comprender que las personas con TDAH no se “aburren” por falta de ganas de esforzarse o por falta de voluntad. Gracias a este estudio comprendemos que el cerebro experimenta la tarea como algo que requiere mucho esfuerzo y entonces aumenta la probabilidad de desconexión y de etiquetar la situación como aburrimiento.
Implicaciones de estos resultados para la vida diaria
Comprender que las personas con trastorno por déficit de atención e hiperactividad no se aburren por falta de motivación o voluntad es crucial para tomar conciencia a nivel social y dejar de estigmatizar.
Estas dificultades tienen un impacto profundo en la vida de las personas con TDAH. A lo largo de la vida académica, los estudiantes con —rasgos de— este trastorno del neurodesarrollo pueden sentirse abrumados con las clases largas o las preparaciones de los exámenes, entre otros muchos ejemplos.
Por supuesto, esta propensión a sentir aburrimiento también puede interferir en la vida laboral y relacional de la persona. El desconocimiento de las causas puede llevar a la malinterpretación de la situación y, como consecuencia, a conflictos interpersonales.
Todo esto puede afectar gravemente a la persona a nivel emocional generando culpa, baja autoestima, incomprensión y frustración entre otras dificultades.


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