Entendemos como “procrastinación” la tendencia que tienen algunas personas a postergar el trabajo que deben realizar o dejar para más tarde cualquier tipo de tarea que se les haya encomendado en ese momento.
Se trata de un fenómeno psicológico ampliamente estudiado a lo largo de las décadas en el campo de la psicología, cuya incidencia puede acarrear problemas de todo tipo en la persona que lo experimenta. Pero, centrándonos en la práctica… ¿Qué impacto tiene en nuestras vidas el hecho de desarrollar una tendencia a la procrastinación y no tratarla en terapia?
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Los efectos de la procrastinación no tratada
A continuación veremos cuáles son los problemas más comunes que nos pueden afectar si no ponemos límite a la procrastinación.
1. Afectación psicológica
Los profesionales de la psicología han llegado a la conclusión de que existen una gran variedad de causas psicológicas que favorecen el fenómeno de la procrastinación y que esta no puede ser explicada de manera unitaria y monolítica.
Algunas de las causas que explican la procrastinación es una baja autoestima, un malestar psicológico y también el hecho de estar expuesto a elevados niveles de ansiedad o estrés diario.
De igual manera, el hecho de alargar el momento de ponernos manos a la obra para terminar cualquier tarea y de postergar el momento de atender a nuestras necesidades, también puede ocasionar un malestar psicológico notable, que se retroalimenta con los problemas que la persona pudiera tener previamente.
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2. Afectación física
Al mismo tiempo que la salud psicológica se resiente en casos de procrastinación sistemática, algo que podemos experimentar también es una progresiva afectación en la salud física de la persona y consecuentemente en el correcto funcionamiento de su organismo.
Algunas de las áreas en las que se manifiesta esta afectación física paulatina son: un mayor cansancio y fatiga durante la jornada laboral y también posteriormente, incapacidad para descansar correctamente en las horas libres, insomnio, dolores musculares, fatiga o cefaleas.
Este fenómeno se produce porque el malestar psicológico acumulado por la tendencia a postergar el trabajo suele acabar trasladándose al ámbito físico o psicofisiológico, acarreando consigo un malestar físico.
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3. Afectación en la toma de decisiones
Tanto los problemas psicológicos como físicos ocasionados por la procrastinación pueden tener también una afectación en la toma de decisiones de la persona afectada, tanto a nivel personal como psicológico.
Esto significa que una persona con tendencia a procrastinar puede acabar encontrándose con un exceso de trabajo, lo que puede acarrear grandes dificultades a la hora de tomar decisiones correctamente debido al hecho de encontrarse en una situación límite.
4. Disminución de la productividad
La procrastinación también puede generar, como es evidente, una disminución en la productividad diaria, ya que la persona empieza a no terminar a tiempo cada una de las tareas que le son encomendadas.
Esta disminución de la productividad también afecta psicológicamente, ya que puede generar frustración y malestar cuando el trabajador se da cuenta de que no está rindiendo al máximo en su lugar de trabajo.
5. Problemas laborales
Todas las afectaciones anteriormente mencionadas pueden presentarse de manera conjunta, lo que tiene una consecuencia evidente en el rendimiento laboral de la persona, que ve afectada también su productividad.
Esto ocasiona, como es evidente, una serie de problemas laborales, ya que la empresa ve disminuido también su rendimiento, lo que puede poner en peligro, en última instancia, la continuidad del trabajador en su puesto de trabajo.
Además de eso, la procrastinación sistemática también se relaciona con la aparición de problemas en el ambiente laboral, así como en la relación y comunicación con compañeros de trabajo y superiores.
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6. Afectación cognitiva
Muchas afectaciones cognitivas pueden producirse cuando una persona tiende a procrastinar y desarrollar problemas psicológicos derivados de dicha práctica.
Algunas de dichas afectaciones cognitivas pueden ser, además de la dificultad progresiva para gestionar el estrés, para trabajar bajo presión, y da lugar a una la falta de capacidad de concentración.
7. Afectación en los intereses de la empresa
Los intereses de la empresa o institución en la que trabajamos pueden ser comprometidos cuando uno de sus trabajadores tiende a procrastinar y a no acabar a tiempo las tareas que se le encomiendan diaria o semanalmente.
Esto puede acarrear, en caso de que dicha práctica se mantenga en el tiempo, una serie de problemas para la empresa que pueden ser de mayor o menor medida en función de una gran cantidad de variables.
8. Dificultad de organización
Las personas que tienden a procrastinar suelen presentar problemas notables de organización, de hecho, se considera que esta es una de las causas o razones más plausibles que pueden explicar el fenómeno.
Tener dificultades de organización significa no ser capaz de establecer qué hay que hacer en cada momento, no saber organizar la semana o el mes por anticipado en una agenda o diario, y ser incapaz de establecer objetivos a corto o largo plazo.
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9. Compromete el trabajo de otros compañeros
Así como se dificultan los objetivos de la empresa, con la procrastinación podemos poner también en riesgo el trabajo de otros compañeros o de nuestros superiores, siempre que no terminamos nuestro trabajo a tiempo.
Esto tiene como consecuencia última una disminución de la productividad general y un problema para la empresa, ya que tiene que terminar determinados objetivos en un tiempo específico.
10. Problemas de comunicación
La procrastinación está asociada generalmente a un problema de la persona a la hora de comunicar sus problemas o para pedir ayuda a otros compañeros o a sus superiores.
Este déficit comunicativo es otro de los problemas que pueden afectar a toda la empresa en su conjunto, ya que para que el trabajo salga bien hecho debe haber un nivel óptimo de comunicación interna en la organización.