En las novelas literarias es común encontrar historias de personas que están tan tristes por haber perdido al amor de su vida que mueren de pena. Su tristeza es tan grande que su cuerpo no puede más y acaba apagándose sin causa médica aparente que la explique.
Los cuentos son cuentos pero, ¿hasta qué punto tienen razón? Al fin y al cabo, en nuestro lenguaje cotidiano hay un sinfín de expresiones que se relacionan con esta creencia. La pena parece que es, además de dolorosa, dañina.
¿Se puede morir de depresión? ¿podemos estar tan tristes que nuestro corazón no pueda latir más? Estas cuestiones son las que vamos a tratar de responder a continuación.
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¿Se puede morir de depresión?
No son pocas las historias que cuentan que algunas personas que, tras haber vivido la pérdida de alguien muy querido, cayeron en una profunda depresión que les llegó a quitar la vida. No es que sucediera que murieron porque acabaron ellas mismas con su vida, sino que su pena fue tan grande que su cuerpo no lo pudo aguantar más y se fueron al otro lado, muriendo de tristeza. ¿Hasta qué punto este tipo de historias tienen algo de razón? ¿se puede morir de depresión?
La pena y la tristeza no son causas de muerte clínica directas, no obstante, sí que estas emociones, junto con otras asociadas a la depresión, han sido relacionadas con la posibilidad de que una persona orgánicamente sana acabe desarrollando problemas de salud física como enfermedades cardiovasculares, o que deje de cuidarse e ignore los síntomas de enfermedades médicas graves. En otras palabras, la depresión puede afectarnos tanto que realmente nos lleve a morir, aunque no de forma directa, claro.
La depresión es un trastorno mental muy inhabilitante, tanto que hace que quien la padece se abandone progresivamente. A las personas con depresión les cuesta mantener unos buenos hábitos de salud, como tomar una dieta variada y saludable, realizar ejercicio con cierta frecuencia o acudir a sus citas médicas. Su trastorno puede despertar en ellas un sentimiento nihilista de la vida que, si bien no tiene por qué llevarlas al suicidio, sí que inunda su mente con pensamientos de estilo “para qué”, sintiendo que esforzarse por conservar la vida no vale la pena o siendo menos precavido.
A su vez, las personas con enfermedades físicas crónicas o graves tienen más posibilidades de deprimirse, lo cual puede hacer que no cumplan los tratamientos o abandonen hábitos de vida saludables. Irónicamente, ese abandono al que se someten los pacientes con enfermedades graves deriva en un empeoramiento de su salud y, consecuente, en mayor mortalidad.
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Mayor riesgo en hombres
En una investigación del año 2020 publicada en el Journal of Affective Disorders, se observó que los varones con edades comprendidas entre los 18 y 64 años presentan un riesgo de muerte seis veces superior al padecer depresión. Es decir, el grupo más vulnerable a la mortalidad asociada a la depresión son hombres jóvenes y de mediana edad, algo sorprendente si se tiene en cuenta que han sido las mujeres las que mayor probabilidad tienen de padecer este trastorno mental.
Decir que los hombres tienen más posibilidades de morir por depresión no es del todo acertado. La explicación larga sería que los hombres con depresión tienen mayor riesgo de morir a causa de que este trastorno mental, unido con la concepción de cómo debe ser un hombre en nuestra sociedad, hace que no reciban el adecuado tratamiento ni cuiden su propia salud, lo que puede hacer que llegue el momento en que padezcan una enfermedad médica que acabe con su vida.
Los hombres reciben un peor tratamiento porque son menos propensos a pedir ayuda profesional cuando sufren depresión. Pese a que se ha ido avanzando en las últimas décadas con respecto a la necesidad de cuidar la salud mental, no son pocos los hombres que todavía tienen interiorizado que expresar emociones es un signo de debilidad o que acudir al psicólogo o psiquiatra es de “locos”. También siguen habiendo ideas tóxicas de masculinidad, como la de que los hombres no pueden ser emocionales o requerir ayuda en este sentido.
También cabe comentar que la depresión en hombres suele cursar con síntomas que no parecen típicos de la tristeza, como la irritabilidad o la agresividad, lo cual hace que, a veces, los cuadros depresivos pasen desapercibidos o sean más difíciles de detectar por parte de los profesionales de la salud mental. Los hombres deprimidos pueden tener mayores conductas violentas y adicciones que las mujeres, lo que les coloca también en un mayor riesgo de mortalidad.
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Relación entre depresión y enfermedades cardíacas
En los últimos años se ha ido analizando la relación entre la depresión y las enfermedades cardíacas. El motivo por el que se ha decidido abordar esta relación en concreto es que las enfermedades del corazón constituyen una de las principales causas de mortalidad, y el caso de que la depresión altera la salud cardiovascular sería una prueba de que, aunque de forma indirecta, esta condición psicológica puede provocar la muerte a una persona.
Los estudios actuales han apuntado que padecer depresión, moderada o severa, es un factor de riesgo a la hora de sufrir un problema cardíaco, como una insuficiencia cardiaca.
A medida que los síntomas de la depresión empeoran, hay un mayor riesgo de padecer alguna afección cardiaca y morir por ella. Así pues, lo de que se puede morir de depresión, en el sentido de que sea la tristeza característica de esta condición lo que haga que podamos morirnos, es en parte cierto. Si la persona que padece depresión no acude a un profesional, presta atención al estado de su cuerpo ni vigila sus síntomas, es esperable que su esperanza de vida vaya disminuyendo progresivamente.
A lo largo de la última década, varias investigaciones han ido estableciendo una conexión directa entre los desequilibrios hormonales causados por la depresión, y diferentes efectos que esta causa sobre el corazón. Al parecer, la depresión incrementa la liberación de hormonas asociadas al estrés, las cuales inducen a fenómenos inflamatorios o de aterosclerosis (endurecimiento de las arterias).
Otra prueba de cómo la depresión o, por lo menos, la tristeza puede provocar la muerte en algunos casos es que hay investigaciones que relacionan la vivencia de un duelo reciente con la muerte de la persona que lo experimenta. Tras el fallecimiento de la pareja se es más vulnerable, susceptible a sufrir alguna afección cardíaca o un accidente cerebrovascular. Este riesgo es mucho mayor entre los 14 y 18 días tras la muerte del ser querido.
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Sobre el síndrome del corazón roto
El síndrome del corazón roto, conocido también como miocardiopatía de Takotsubo o miocardiopatía inducida por estrés, es una afección muscular del corazón que aparece tras haber vivido una experiencia de gran malestar emocional.
Este síndrome puede aparecer en personas sanas, sin historial previo de alteración cardíaca. Pese a que se trata de una dolencia temporal de la musculatura del corazón puede llegar a ser lo suficientemente grave como para provocar problemas mayores, entre ellos la muerte.
Si bien a día de hoy sigue siendo una condición médica relativamente poco estudiada, se han hallado datos relevantes al respecto. Se ha visto que aproximadamente un 90% de las personas afectadas por el síndrome del corazón roto son mujeres de edad avanzada (+66 años). La tercera edad es el período vital en el que más posibilidades hay de perder al cónyuge y, si unimos esto a que las mujeres tienen mayor esperanza de vida, es habitual que sean ellas las que quedan viudas, teniendo que pasar por el duelo de haber perdido al marido.
No obstante, esto no nos debe hacer caer en el error de pensar que los hombres y las personas más jóvenes no pueden padecer este problema. Cualquier persona es sensible de presentar la enfermedad de Takotsubo; siempre que haya vivido una experiencia altamente estresante y depresiva, se puede ser propenso a desarrollar esta condición.
Los síntomas asociados con el síndrome del corazón roto es similar a la del infarto de miocardio, y son las que vienen:
- Dolor en el pecho
- Dificultades para respirar
- Hipotensión
- Arritmia
- Desfallecimientos o colapsos
Cabe decir que estos síntomas no suelen ser mortales, aunque de ser graves sí que pueden acabar con la vida del paciente. Realmente solo el 10% de los pacientes que padecen Takotsubo tienen un riesgo real de fallecer, sobre todo si presentan síntomas como hipotensión severa, disminución de la conciencia y edema pulmonar. Sea como sea, al ser provocado por una situación emocionalmente tensa, en la que puede haber sintomatología depresiva, es otro nexo entre depresión y muerte.
No se conoce la causa de esta condición con seguridad. La principal teoría de la que disponemos hoy en día sería que una gran cantidad de hormonas relacionadas con el estrés son liberadas al torrente sanguíneo tras haber experimentado una situación emocionalmente perturbante, lo cual puede afectar la integridad del tejido cardíaco y provocar los síntomas del síndrome. Las hormonas del estrés harían que se construyeran las arterias del corazón, incrementando el riesgo de presentar una isquemia del músculo cardíaco y originando los síntomas propios de la miocardiopatía.