El síndrome de Joubert es una enfermedad neurológica rara que provoca malformaciones en varias estructuras cerebrales, como el cerebelo, y genera en la persona que lo padece problemas respiratorios, musculares y de coordinación motora.
En este artículo te explicamos en qué consiste el síndrome de Joubert, cuáles son sus síntomas y las causas que lo originan, y también cómo diagnosticar y tratar esta enfermedad.
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¿Qué es el síndrome de Joubert?
El síndrome de Joubert es una enfermedad neurológica congénita rara que se caracteriza por una malformación del mesencéfalo y el cerebelo, concretamente con un grado variable de disgenesia del vermis cerebeloso, ya sea por agenesia (desarrollo defectuoso) o hipoplasia (desarrollo incompleto).
Este síndrome fue descrito por primera vez en 1969 y debe su nombre a Marie Joubert, neuróloga y pediatra que investigó la enfermedad en Quebec, Canadá.
La enfermedad es una afección autosómica recesiva (deben estar presentes dos copias del gen anormal para que la enfermedad se desarrolle) y es clínicamente heterogénea, ya que algunos pacientes pueden presentar otros trastornos como la amaurosis congénita de Leber (enfermedad de la retina), nefronoptisis (enfermedades que afectan al riñón) y/o enfermedad renal medular quística.
Se estima que este síndrome puede afectar a 1 de cada 80.000 o 100.000 recién nacidos. Sin embargo, esta estimación parece ser demasiado baja, ya que este síndrome posee una amplia gama de características y signos clínicos, por lo que es posible que no se diagnostique lo suficiente.
Por otra parte, las mutaciones genéticas que causan esta afección son más comunes en ciertos grupos étnicos, como las poblaciones judías asquenazi, los francocanadienses y los hutteritas.
Signos y síntomas clínicos
Una de las características distintivas del síndrome de Joubert es lo que se conoce como “signo del diente molar”, detectable en los estudios de neuroimagen, como en la imagen por resonancia magnética: los pedúnculos cerebelosos superiores, aumentados de tamaño y en posición horizontal, junto a la unión puente-mesencéfalo elongada, producen esa imagen de diente molar o muela.
Durante el transcurso del período neonatal, el síndrome de Joubert se manifiesta con frecuencia por una respiración irregular (taquipnea episódica y/o apnea) y nistagmo. Después, en la infancia, puede aparecer una hipotonía (disminución del tono muscular) y más tarde, el paciente puede llegar a desarrollar ataxia cerebelosa (marcha inestable y desequilibrio).
También es frecuente la aparición de retraso en el desarrollo motor. Las facultades intelectuales de las personas que padecen esta enfermedad rara pueden variar, desde el déficit intelectual grave a una inteligencia normal o estándar. En ocasiones, mediante el examen neurooftalmológico es posible que se detecte la presencia de apraxia oculomotriz.
Estos pacientes suelen presentar un rostro característico: cabeza grande, frente prominente, cejas altas y redondeadas, pliegues del epicanto, ptosis, nariz respingona, boca abierta, movimientos rítmicos de protrusión de la lengua (sacar la lengua espontáneamente) y, en ocasiones, orejas de implantación baja.
Otras manifestaciones clínicas presentes en el síndrome de Joubert implican distrofia retiniana, polidactilia y convulsiones (más infrecuentes).
Causas
El síndrome de Joubert puede originarse por mutaciones en más de 30 genes distintos. Los estudios realizados apuntan a que las proteínas producidas a partir de estos genes, jugarían un papel importante en las estructuras celulares llamadas cilios primarios. Los cilios son vellosidades microscópicas del vermis cerebelar que sobresalen por la superficie de las células y están implicados en la detección del ambiente físico y la señalización química.
Las alteraciones de esta enfermedad vendrían de la ausencia o el bajo grado de desarrollo de la parte media del cerebelo, el vermis, y de los cilios localizados en la membrana plasmática de las células de esta estructura del cerebro, que mueven el líquido cefalorraquídeo.
Los cilios primarios son importantes para la estructura y el funcionamiento de muchos tipos de células, incluidas las neuronas y ciertas células de los riñones y el hígado. Estas vellosidades diminutas también son necesarias para la percepción de la información sensorial, que el cerebro interpreta para los sentidos de la vista, el oído y el olfato.
Con todo, las mutaciones genéticas que se sabe están asociadas con el síndrome de Joubert, representarían un 60-90% de todos los casos de esta enfermedad. En el resto de los casos, todavía se desconoce la causa específica.
Diagnóstico
El diagnóstico del síndrome de Joubert se basa en datos clínicos y radiológicos. Ya hemos repasado los signos y síntomas clínicos, y en lo que respecta a la clasificación radiológica del síndrome, se podría dividir en: disgenesia de vermis leve, moderada y severa.
Algunos investigadores han sugerido también la existencia de otros dos grupos: uno que presenta anomalías adicionales del cerebro, cerebelo (excluyendo vermis) o tronco cerebral; y otro, en el que están ausentes las características radiológicas del síndrome.
Las imágenes realizadas mediante resonancia magnética nuclear muestran la ausencia parcial o completa del vermis cerebeloso, la fosa posterior normal o disminuida y una ausencia de la decusación piramidal (cruce de las fibras piramidales, que viajan de la corteza a la médula espinal).
Los pacientes diagnosticados de síndrome de Joubert también presentan alargamiento y estrechamiento de la unión entre el puente y el mesencéfalo, una fosa interpeduncular profunda con engrosamiento de los pedúnculos cerebelosos superiores e hipoplasia y fusión incompleta de la región media del vermis.
En algunos casos, el llamado signo del diente molar, del que hemos hablado anteriormente, es para algunos profesionales un signo patognomónico del síndrome; esto es, una manifestación clínica que no se halla más que en un estado mórbido determinado y que es suficiente por sí misma para caracterizar la enfermedad y para establecer el diagnóstico.
Tratamiento
No existe una cura ni un tratamiento específico para el síndrome de Joubert. Lo habitual es tratar los síntomas y las patologías subyacentes a la enfermedad. El manejo de este trastorno requiere un abordaje multidisciplinar, con una atención especial hacia los problemas respiratorios y alimenticios en neonatos y niños, siendo, en ocasiones, necesario monitorizar la función respiratoria.
Normalmente, se suele requerir intervención farmacológica para atenuar los síntomas físicos más incapacitantes, así como estimulación temprana, tanto a nivel físico como cognitivo. También es recomendable realizar una evaluación neuropsicológica, cognitiva y comportamental, con el objetivo de proveer a los pacientes más jóvenes de las herramientas necesarias para poder llevar a cabo una rehabilitación integral.
Por otra parte, identificar y controlar aspectos inherentes a la enfermedad en sí, como la degeneración ocular, las complicaciones renales y el resto de trastornos asociados al síndrome, debe ser prioritario y ha de realizarse lo antes posible, para poder ajustar las medidas terapéuticas a las necesidades específicas del paciente.