Existen una gran cantidad de trastornos y enfermedades que afectan al cerebro y a su funcionamiento. Dichos trastornos pueden causar o ser causadas por qué en ocasiones diferentes áreas del cerebro no se activen lo suficiente o funcionen de manera alterada. Para solucionarlos se han elaborado o intentando elaborar diferentes mecanismos y tratamientos con mayor o menor eficacia.
Uno de ellos, no muy conocido pero que ha demostrado cierta utilidad, es la estimulación magnética transcraneal.
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¿Qué es la estimulación magnética transcraneal?
La técnica conocida como estimulación magnética transcraneal es un método o tipo de intervención no invasiva que se basa en la aplicación de campos magnéticos controlados para estimular la actividad de las células nerviosas. Dicha estimulación no genera dolor y permite un control de la actividad de las áreas cerebrales objetivo.
El principio por el cual funciona es la aplicación de la inducción electromagnética, aplicando corriente eléctrica a un electroimán que se colocará sobre el cuero cabelludo de tal manera que se generen los citados campos magnéticos (suficientemente atenuados como para no generar daños).
Así, estos campos influyen en la transmisión de información, facilitando la actividad cerebral (a pesar de que no está totalmente comprendido cómo funciona) y la generación de potenciales de acción a través de la despolarización neuronal. Se interrumpe el ritmo normal de activación de dichas neuronas, algo que puede generar a su vez efectos diferidos en aquellas neuronas con las que se conecten aquellas afectadas por la estimulación. Se ha relacionado con la depresión y la potenciación a largo plazo.
Los estudios realizados por el momento parecen indicar que se trata de una metodología que presenta cierta efectividad y que tiene pocos riesgos, si bien suele utilizarse como método alternativo o como apoyo al tratamiento realizado y no como primera opción (suelen preferirse otros tipos de tratamiento que han demostrado mayor consistencia y efectividad).
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Procedimiento básico
El procedimiento básico que suele seguirse en la aplicación de la estimulación magnética transcraneal es aproximadamente el siguiente. Previamente al tratamiento, deberá realizarse una visita al médico para comprobar que no el paciente no presente ningún tipo de patología o elemento para el que resulte contraindicada esta técnica.
En cuanto a la aplicación en sí, en primer lugar, tras hacer entrar al paciente en la sala, se le proporcionará algún tipo de elemento de barrera como tapones para que este pueda protegerse los oídos. Previamente debería o sería recomendable explicar al paciente lo que va a suceder durante la sesión, y puede ser necesario tranquilizar al paciente (sin emplear para ello anestesia o sedantes).
A continuación se procede a colocar una bobina con un electroimán en el cuero cabelludo, situándolo en la zona que se pretende estimular. Es posible que en vez de uno sean dos o varios los elementos a colocar, dependiendo de cómo se lleve a cabo la estimulación. Se procederá a realizar la cartografía o mapeo cerebral, introduciendo breves pulsos para observar y localizar la áreas cerebrales y su funcionamiento bioeléctrico. Es probable notar algunas sensaciones y sonidos en esta fase.
Tras ello, el doctor procederá a encender la bobina e ir regulando la intensidad de la estimulación, aumentándola hasta el umbral motor (generalmente hasta generar la contracción de los dedos). Tras alcanzarlo, finalmente, se dejará pasar el campo magnético durante un periodo de tiempo variable dependiendo de cada caso. Estas sesiones pueden variar en número y temporalidad, siendo habitual la realización de alrededor de diez sesiones.
Tipos de estimulación magnética transcraneal
Existen diferentes maneras de aplicar la estimulación magnética transcraneal. Algunos de los principales tipos son los siguientes.
1. Estimulación magnética transcraneal de pulsos simples
Una de las maneras de aplicar esta técnica es con pulsos simples, a través de la aplicación de un estímulo cada tres o más segundos, o con un tren de estímulos de frecuencia variable sobre la misma área durante varios segundos. Utilizada en investigación o en tratamiento de alguna problemática concreta.
2. Estimulación magnética transcraneal de pulsos apareados
En este caso se aplican dos estímulos cuya intensidad puede ser igual o diferente entre sí, a través de la misma bobina y en la misma región cerebral o bien con dos bobinas diferentes. Típico del estudio de la conectividad corticocortical.
3. Estimulación magnética transcraneal repetitiva
Esta aplicación es una de las más conocidas. Se basa en la emisión de pulsos repetidos, aplicando un estímulo (de frecuencia baja) o más (pudiendo llegar a los veinte en la EMTr rápida o de alta frecuencia) por segundo o menos tiempo. Suele ser utilizada en el tratamiento de los problemas neuropsiquiátricos.
¿En qué enfermedades se usa?
Aunque no es especialmente reconocida, la estimulación magnética transcraneal ha sido aplicada a diferentes afectaciones cerebrales y psiquiátricas. Algunas de las más conocidas son las siguientes.
1. Parkinson y síndromes motores
Uno de los trastornos en que más frecuente es el uso de esta técnica es en el Parkinson o en problemáticas vinculadas a sus síntomas, provocando mejoras funcionales y reducción de los problemas motores.
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2. Trastornos del estado del ánimo
Quizás la aplicación más conocida a nivel psiquiátrico de esta técnica es en la depresión mayor. Con un funcionamiento en parte semejante a la terapia electroconvulsiva pero sin los efectos secundarios de ésta, se ha observado que este tratamiento contribuya a disminuir la sintomatología depresiva si se aplica en el prefrontal dorsolateral izquierdo, si bien precisa de mayor investigación
También se ha aplicado en el tratamiento del trastorno bipolar, si bien en este caso se corre el riesgo de inducir episodios maníacos. Es por ello que en este trastorno es necesario tener especial precaución.
3. Neurorrehabilitación
Otro de los ámbitos aplicación es en la neurorrehabilitación, utilizando la estimulación como manera de generar la activación neuronal y para intentar mejorar la funcionalidad tras una lesión cerebral. Se aplica entre otros en traumatismos, infartos, lesiones medulares, síndromes de negligencia, hemiparesias o dificultades cognitivas.
4. Epilepsia
La epilepsia es un trastorno en que en ocasiones se ha empleado este tipo de tratamiento. Puede permitir la estimulación de algunas zonas cerebrales relevantes de cara a paliar deterioros generados por esta condición, e incluso puede llegar a facilitar la aparición de crisis epilépticas con el fin de localizar la zona que genera las convulsiones y valorar la posibilidad de otras opciones terapéuticas.
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5. Trastornos por dolor
Se ha planteado el uso de estimulación magnética transcraneal en el tratamiento de problemas que cursan con dolor, como las neuropatías y neuralgias, o el dolor de la mano fantasma (en sujetos amputados), la fibromialgia o incluso la migraña.
6. Trastornos del neurodesarrollo
Existen investigaciones que plantean el uso de esta terapia en el autismo y el TDAH, empleando la estimulación sobre los núcleos que rigen la atención para provocar mejoras en los síntomas de estos trastornos del neurodesarrollo y estimulando su capacidad atencional. Sin embargo si bien aún hace falta una investigación mucho mayor en este sentido.
7. Esquizofrenia y problemas psicóticos
Dependiendo del uso y las zonas estimuladas, es posible encontrar una utilidad de este técnica en el caso de la esquizofrenia y los trastornos psicóticos. Ello es especialmente útil en la estimulación de las vías mesocorticales, de manera que se reducen los síntomas negativos. También en algunos casos puede emplearse en el tratamiento de síntomas positivos al alterar el mecanismo cerebral que los produce (si bien se puede correr el riesgo de generar brotes psicóticos).
Contraindicaciones y efectos secundarios
Como hemos dicho, por lo general la estimulación magnética transcraneal suele ser considerada una opción terapéutica no invasiva y de bajo riesgo, no presentándose grandes complicaciones en la mayoría de los casos. Sin embargo, ello no quiere decir que no pueda tener efectos secundarios molestos o incluso estar contraindicado en casos concretos.
En lo que se refiere a efectos secundarios, generalmente los pacientes que se someten a este tratamiento pueden experimentar cefaleas y mareos, hormiguos y parestesias en la cara y el cuero cabelludo o incluso algnos pequeños espasmos involuntarios. Ocasionalmente, sin embargo, pueden ocurrir alteraciones más graves, tales como pérdida de audición, convulsiones y episodios maníacos. Es por ello que aunque aparentemente de bajo riesgo, hay que tener precaución con su utilización.
En lo que respecta a personas que tienen contraindicada la estimulación magnética transcraneal o que se requiere consulten o informen a su médico de la presencia de características concretas antes de someterse a ella, destacan aquellas personas que llevan implantes o tienen alojado algún elemento metálico en su organismo que pudiera verse alterado por la estimulación magnética. Especialmente relevante es el caso de los marcapasos (que la estimulación podría llegar a alterar hasta el punto de provocar la muerte), bombas de infusión, elementos y válvulas implantados en el sistema nervioso o implantes cocleares. Algo tan simple como implantes dentales también puede suponer cierto peligro, así como metralla o elementos metálicos presentes en el organismo por algún tipo de accidente o trauma.
También requieren especial precaución las personas que padezcan lesiones cerebrales como accidentes cerebrovasculares recientes (si bien se usa a veces como rehabilitación de sus efectos, no es recomendable aplicarlo en sujetos reción infartados). Aunque se usa como terapia en algunos casos de bipolaridad o esquizofrenia, debería tenerse especial precaución en estos casos ya que si no se controla el estado del sujeto se pueden favorecer la aparición de brotes psicóticos o episodios maníacos. Lo mismo ocurre con la epilepsia. Quienes consumen algún tipo de medicamento (sea o no psicofármaco) deberá consultar antes con su médico. Por último, mujeres embarazadas también tienen contraindicado este tratamiento.
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