El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) es comúnmente asociado con la infancia, pero cada vez más investigaciones destacan su impacto en la adultez y la vejez. Un estudio reciente ha revelado una sorprendente conexión: los adultos con TDAH tienen casi tres veces más probabilidades de desarrollar demencia en comparación con aquellos sin el trastorno.
Este hallazgo plantea preguntas cruciales sobre cómo el TDAH afecta la salud cerebral a largo plazo y qué factores podrían mediar esta relación. En un contexto donde la demencia representa una creciente preocupación global, comprender este vínculo podría abrir nuevas puertas para la prevención y el tratamiento. ¿Podría el manejo adecuado del TDAH reducir el riesgo de deterioro cognitivo en el futuro?
¿Qué es el TDAH y qué es la demencia?
El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) es una condición neuropsicológica que suele asociarse con la infancia, pero que puede persistir o incluso diagnosticarse por primera vez en la edad adulta. Se caracteriza por patrones persistentes de inatención, impulsividad y, en algunos casos, hiperactividad.
En adultos, estos síntomas suelen manifestarse de forma más sutil: dificultad para organizar tareas, procrastinación crónica, problemas para mantener la concentración en actividades cotidianas o toma de decisiones impulsivas. A diferencia de los niños, los adultos con TDAH a menudo desarrollan estrategias para compensar sus síntomas, lo que puede retrasar o complicar el diagnóstico.
Por otro lado, la demencia es un término general que describe un deterioro progresivo de las funciones cognitivas, como la memoria, el pensamiento y la capacidad para realizar actividades diarias. La forma más común es la enfermedad de Alzheimer, que representa entre el 60% y 80% de los casos. A diferencia del TDAH, la demencia suele aparecer en edades avanzadas y está vinculada a cambios estructurales en el cerebro, como la acumulación de proteínas anormales o la pérdida de conexiones neuronales.
Hallazgos principales del estudio
El estudio reveló datos contundentes sobre la relación entre el TDAH en adultos y el riesgo de desarrollar demencia. Para llegar a estas conclusiones, los investigadores analizaron los registros médicos de 109,218 adultos israelíes durante un promedio de 17 años, lo que lo convierte en uno de los estudios más extensos y rigurosos sobre el tema hasta la fecha.
1. Metodología clave
Los participantes, nacidos entre 1933 y 1952, no tenían diagnósticos previos de TDAH o demencia al inicio del estudio en 2003. La edad promedio al comenzar el seguimiento fue de 58 años, y se monitoreó su salud hasta 2020. Los diagnósticos de TDAH fueron realizados por profesionales mediante evaluaciones estandarizadas, mientras que los casos de demencia se confirmaron a través de especialistas como neurólogos o psiquiatras, utilizando criterios internacionales.
2. Resultados impactantes
Al finalizar el seguimiento, 730 adultos habían sido diagnosticados con TDAH y 7,726 con demencia. La diferencia entre grupos fue llamativa: 13.2% de las personas con TDAH desarrollaron demencia y solo 7% de quienes no tenían TDAH recibieron este diagnóstico.
Tras ajustar los factores de confusión, el análisis mostró que los adultos con TDAH tenían 2.77 veces más probabilidades de desarrollar demencia que aquellos sin el trastorno. Este riesgo aumentado se mantuvo constante en casi todos los subgrupos analizados, incluidos hombres y mujeres, fumadores y no fumadores, y diferentes rangos de edad.
3. El papel de los medicamentos
Un hallazgo sorprendente fue que los adultos con TDAH tratados con medicamentos psicoestimulantes (como el metilfenidato) no mostraron un aumento significativo en el riesgo de demencia. Solo el 20% de los participantes con TDAH recibieron estos fármacos, lo que dificulta sacar conclusiones definitivas. Sin embargo, los investigadores plantean dos hipótesis: por un lado, los medicamentos podrían tener un efecto protector al mejorar la función cognitiva; sin embargo, por otro lado, quienes reciben tratamiento podrían tener diagnósticos más precisos o síntomas más graves, lo que influye en los resultados.
4. ¿Demencia mal diagnosticada como TDAH?
Para descartar que los síntomas tempranos de demencia se confundieran con TDAH, los científicos analizaron el momento de los diagnósticos. Encontraron que, aunque hubo cierta superposición temporal, esta no explicaba la totalidad de la asociación. Por ejemplo, incluso en casos donde el TDAH se diagnosticó años antes que la demencia, el riesgo seguía siendo elevado.
Posibles explicaciones del vínculo
El hallazgo de que los adultos con TDAH tienen un riesgo significativamente mayor de desarrollar demencia ha llevado a los investigadores a explorar las posibles razones detrás de esta conexión. Aunque el estudio no puede establecer una relación causal directa, plantea varias hipótesis que podrían explicar este vínculo.
1. Reducción de la reserva cognitiva
Una de las teorías más destacadas es que el TDAH podría reflejar diferencias en la estructura y función cerebral que afectan la reserva cognitiva, es decir, la capacidad del cerebro para resistir daños y mantener su funcionamiento normal a pesar del envejecimiento o enfermedades neurodegenerativas. Las personas con TDAH podrían tener menos recursos cognitivos para compensar los efectos del deterioro cerebral asociado con la demencia, lo que las haría más vulnerables a desarrollar síntomas clínicos en etapas posteriores de la vida.
2. Factores conductuales y de estilo de vida
El TDAH no tratado en adultos está asociado con comportamientos que también son factores de riesgo para la demencia, como el tabaquismo, la falta de actividad física, una dieta poco saludable y problemas crónicos como la depresión o el estrés. Estos hábitos y condiciones podrían contribuir al deterioro cognitivo a lo largo del tiempo, aumentando indirectamente el riesgo de demencia.
3. Causas genéticas o ambientales compartidas
Otra posibilidad es que el TDAH y la demencia compartan factores genéticos o ambientales comunes. Estudios previos han señalado que ambas condiciones pueden estar vinculadas a alteraciones en regiones cerebrales como la corteza prefrontal y el hipocampo, áreas clave para la atención y la memoria. Además, investigaciones familiares sugieren que las personas con TDAH tienen más probabilidades de tener parientes con demencia, lo que apunta a posibles raíces genéticas compartidas.
4. Impacto del tratamiento farmacológico
El estudio también encontró que los adultos con TDAH tratados con medicamentos psicoestimulantes no mostraron un aumento significativo en el riesgo de demencia. Esto plantea dos hipótesis: los medicamentos podrían mejorar la función cognitiva y proteger contra el deterioro, o bien las personas tratadas tienen diagnósticos más precisos y síntomas mejor manejados.
Limitaciones del estudio
Aunque el estudio aporta evidencia sólida sobre la asociación entre el TDAH en adultos y el riesgo de demencia, como toda investigación, tiene ciertas limitaciones que deben considerarse al interpretar sus resultados.
El diseño del estudio es observacional, lo que significa que solo puede identificar una correlación entre el TDAH y la demencia, pero no demostrar que uno cause al otro. Es posible que existan factores no medidos que expliquen esta relación, como variables genéticas o ambientales específicas.
El estudio se basa en diagnósticos clínicos registrados en una base de datos médica, lo que podría haber excluido a personas con síntomas leves o no diagnosticados de TDAH y demencia. Esto es particularmente relevante en adultos mayores, donde el TDAH suele ser subestimado y la demencia puede pasar desapercibida en sus etapas iniciales.
Aunque los investigadores ajustaron por múltiples variables de salud y estilo de vida, el estudio no incluyó datos sobre aspectos importantes como el nivel educativo, la actividad cognitiva a lo largo de la vida o predisposiciones genéticas específicas, todos ellos factores que influyen en el riesgo de demencia.
Si bien se analizó el impacto de los medicamentos psicoestimulantes, no se evaluaron otros enfoques terapéuticos como la terapia conductual o los cambios en el estilo de vida. Además, solo una pequeña proporción de los participantes con TDAH recibió tratamiento farmacológico, lo que limita las conclusiones sobre su efecto protector.
Implicaciones para la salud pública
Los hallazgos del estudio sobre el vínculo entre el TDAH en adultos y el riesgo de demencia tienen importantes implicaciones para la salud pública, especialmente en el contexto del envejecimiento poblacional y el aumento de casos de demencia a nivel mundial.
1. Importancia del diagnóstico y tratamiento del TDAH en adultos mayores
El TDAH ha sido tradicionalmente considerado un trastorno infantil, pero este estudio destaca la necesidad de prestar atención a los síntomas en adultos mayores. El diagnóstico temprano y el manejo adecuado del TDAH podrían ser clave para reducir factores de riesgo asociados con la demencia, como depresión, estrés crónico y hábitos poco saludables. Esto subraya la importancia de capacitar a los profesionales de la salud para identificar el TDAH en poblaciones mayores, donde suele estar infradiagnosticado.
2. Promoción de hábitos saludables
Dado que muchos factores conductuales relacionados con el TDAH, como el tabaquismo, la inactividad física y la mala alimentación, también aumentan el riesgo de demencia, las intervenciones en estilo de vida podrían ser una estrategia preventiva eficaz. Programas que fomenten la actividad física, una dieta equilibrada y la estimulación cognitiva podrían beneficiar tanto a personas con TDAH como a aquellas en riesgo de deterioro cognitivo.
3. Investigación sobre tratamientos farmacológicos
El estudio plantea preguntas importantes sobre si los medicamentos psicoestimulantes podrían tener un efecto protector contra la demencia. Aunque los resultados no son concluyentes, investigar más a fondo el impacto del tratamiento farmacológico y terapias complementarias podría abrir nuevas vías para prevenir o retrasar el deterioro cognitivo en personas con TDAH.


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