Técnica de detención del pensamiento: características y uso en terapia

Una técnica muy útil para hacer que los pensamientos recurrentes o rumiativos no nos angustien.

Técnica de detención del pensamiento
Una herramienta terapéutica útil.

La técnica de detención del pensamiento, también llamada bloqueo o parada de pensamiento, fue inventada por Bain en la década de 1920, y adaptada y desarrollada por Wolpe a finales del 1950. Se trata de una técnica de autocontrol efectiva para reducir o evitar pensamientos rumiativos.

En este artículo conoceremos exactamente cómo se aplica, sus características y los objetivos que persigue la técnica.

Técnica de detención del pensamiento: ¿en qué consiste?

La técnica de detención del pensamiento consiste en interrumpir los pensamientos rumiativos a través de una palabra asociada. En otras palabras,y según Wolpe, se entrena a la persona para que acabe excluyendo cualquier pensamiento rumiativo (indeseable o improductivo) incluso antes de su formulación.

Todo ello conduce a reducir la cadena de pensamientos que se acompañan de emociones negativas; así, las emociones negativas quedan “cortadas” antes de que puedan surgir.

Pensamiento rumiativo

La técnica de detención del pensamiento es un tipo de ejercicio que se aplica cuando se tienen pensamientos rumiativos (rumiación), es decir, cuando le damos vueltas a las cosas sin llegar a sacar conclusiones, solo repasando detalladamente lo que nos preocupa de forma totalmente disfuncional (ya que no obtenemos soluciones, solo “pensamos” en una especie de círculo vicioso.

En otras palabras, los pensamientos rumiativos son pensamientos no deseados que se repiten continuamente en nuestra cabeza y que llevan a sensaciones desagradables; llegan incluso a afectar nuestro estado anímico. El estilo de pensamiento rumiativo es común en algunos trastornos como la depresión.

¿Cómo se aplica en terapia?

La técnica de detención del pensamiento consiste en lo siguiente: primeramente, cuando nos encontramos en el inicio de la rumiación, deberemos irnos a un espacio tranquilo donde no nos puedan molestar (por ejemplo una habitación). Esto es recomendable las primeras veces, pero que cuando ya hayamos adquirido la práctica, no será necesario “aislarse”, y podremos poner en práctica la técnica de detención del pensamiento en casi todos los entornos o contextos.

Una vez solos y tranquilos, nos dedicaremos a pensar intencionadamente (o sin pretenderlo, dejando que “fluya”) en ese pensamiento que tanto nos perturba. Intentaremos centrarnos en él, en lugar de intentar evitarlo, ignorarlo o huir de él.

Palabra clave

Centraremos nuestra atención en él (aunque nuestra ansiedad se eleve), y nos mantenernos así durante un minuto como mínimo. Justo en el momento en que el pensamiento está en su momento “cumbre” y/o la ansiedad o el miedo sean intensos o incluso insoportables, gritaremos alto y fuerte la palabra “¡Stop!” o “¡Basta!”.

También se pueden usar otras palabras que nos sirvan; lo importante es que al decirla nos demos cuenta de que todos esos pensamientos de nuestra mente se detienen. Es el objetivo final es que quede asociada la acción de gritar “X” palabra, con la detención del pensamiento.

Repeticiones

Una vez realicemos el procedimiento, saldremos de la habitación o del lugar donde nos encontremos. Si la técnica de detención del pensamiento se aplica de forma correcta y sistemática, poco a poco nos iremos dando cuenta que después de gritar la palabra, nos sentimos ligeramente más relajados, y que los pensamientos realmente se han detenido.

Se trata también de ser constantes y adquirir cierta práctica; la mente debe acostumbrarse a ello y asociar estas dos acciones.

Después de todo esto, deberemos volver a entrar en la habitación o lugar que hayamos escogido, y volver a repetir el proceso. Esta vez, diremos la palabra en un tono un poco más bajo. Repetiremos el proceso, entrando y saliendo de la habitación, y reduciendo cada vez más.

Si la técnica de detención del pensamiento sale bien, al final ya ni siquiera necesitaremos pronunciar la palabra en voz alta, podremos incluso pensarla, teniendo el mismo efecto de detener el pensamiento.

Generalización

Cuanto más practiquemos la técnica, más probable será que se produzca la asociación entre el pensamiento y su detención al gritar, pronunciar o pensar la palabra clave.

Llegará el momento en que podremos llevar a cabo la técnica de detención del pensamiento sin que nadie de nuestro entorno se de cuenta, en situaciones tales como en espacios públicos, en reuniones, en cenas con amigos, conduciendo, etc. Lo podremos incluso hacer de forma inconsciente. Al final será nuestra mente que reaccione así sin necesidad de “darle órdenes”, cuando entienda que ha iniciado un bucle de pensamiento.

Objetivos

A través de la técnica de detención del pensamiento, podremos conseguir, o bien reducir la frecuencia y/o duración de nuestros pensamientos rumiativos u obsesivos, o bien eliminarlos del todo o bien hacer que sean menos intrusivos.

Si conseguimos alguna de estas tres cosas, es probable que nuestra calidad de vida y nuestro bienestar psicológico augmente, permitiendo así que disfrutemos más de nuestro día a día e incluso que podamos centrarnos en trabajar o en otras cosas que nos interesen.

Referencias bibliográficas:

  • Caballo, V. (2010). Manual de modificación de conducta. Guayaquil: Universidad de Guayaquil.
  • González, I. (2009). Estrategias cognitivo-conductuales para el manejo del craving. RET, Revista de Toxicomanías, 57,12-17.

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Laura Ruiz Mitjana. (2019, mayo 30). Técnica de detención del pensamiento: características y uso en terapia. Portal Psicología y Mente. https://psicologiaymente.com/clinica/tecnica-detencion-pensamiento

Graduada en Psicología por la Universitat de Barcelona, con Máster en Psicopatología Clínica Infantojuvenil por la Universitat Autònoma de Barcelona. Especializada en Trastornos del Neurodesarrollo. Actualmente trabaja como Psicóloga infantil en la Associació Catalana del Síndrome X Frágil. Autora del libro "Vivir de memoria" (Editorial Círculo Rojo, 2018). Aficionada del deporte y la lectura.

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