Está claro que en las últimas décadas ha aumentado mucho la sensibilización acerca de la diversidad de maneras en las que los seres humanos pueden percibir la realidad y sentir las experiencias de la vida. Además, también se ha normalizado mucho el ir a psicoterapia, algo que hace menos de un siglo suponía sufrir un estigma asociado a los problemas de salud mental.
Sin embargo, hoy en día existe una paradoja: muchos de quienes creen que hay que normalizar la idea de que cualquiera puede necesitar recurrir al psicólogo, dan por sentado que lo que se hace durante esas sesiones es hablar y reflexionar sobre conceptos muy abstractos… Sin darse cuenta de que esto implica ignorar la realidad de muchas personas con limitaciones intelectuales o verbales. Las terapias de juego aplicadas en niños y niñas con síndrome de Down es un claro ejemplo de ello, ya que muestra hasta qué punto la intervención psicológica puede adaptarse a realidades muy diversas y poner en duda lo que suele darse por sentado acerca del trabajo de los profesionales de la salud mental.
¿Qué son las terapias de juego?
Tal y como indica su nombre, las terapias de juego son formas de intervención psicoterapéutica que se desarrollan a través del juego como medio; sin embargo, al estar pensadas como un recurso terapéutico, aquí la diversión y el ocio no son el objetivo fundamental, y en todo caso aparecen como una consecuencia secundaria, un subproducto. La finalidad fundamental es dar apoyo a un correcto desarrollo de habilidades cognitivas y de gestión emocional aprovechando los recursos que ofrece un contexto lúdico, mediante la creación de un ambiente de confianza, seguridad y libre expresión con la ayuda de objetos y elementos narrativos proporcionados por el terapeuta.
En este sentido, las terapias de juego no han sido diseñadas específicamente para tratar a los niños y niñas con síndrome de Down, y es normal que sean aplicadas en menores de edad con problemas y necesidades diversas.
Sin embargo, entre los pequeños que han desarrollado esta alteración genética cobra especial importancia, y que se adapta muy bien a las limitaciones de quien tiene poca capacidad para procesar conceptos muy abstractos o articular y comprender oraciones más o menos complejas. No hay que olvidar que el síndrome de Down se presenta con varios grados de afectación en la inteligencia, y mientras que algunos pequeños necesitan relativamente pocas atenciones especiales, otros son totalmente incapaces de hablar o de comprender oraciones simples.
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¿Cuáles son los beneficios de las terapias de juego en niño con síndrome de Down?
Los principales pilares de la intervención de la terapia de juego son tres, correspondientes al tipo de habilidades y aptitudes que contribuyen a entrenar. Son los siguientes:
- Expresión y comunicación
- Aprendizaje sobre el mundo
- Autoconocimiento
En este sentido, los beneficios más importantes que las terapias de juego aportan a los niños y niñas con síndrome de Down son los siguientes:
1. Socialización
El juego es una excelente manera de entrenar las habilidades sociales básicas a partir de una serie de normas basadas en una ficción narrativa. Dicho de otro modo, crea un “campo de pruebas” en el que experimentar y practicar en una realidad más simple de la que hay fuera del marco del juego. Y además, el hecho de asociar el juego al hecho de pasar un buen rato hace que los pequeños se abran más a los demás, ya sean otros niños y niñas o el propio terapeuta.
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2. Práctica de la expresión corporal
El juego aporta oportunidades para comportarse de una manera distinta a las que dictan las convenciones sociales a las que incluso los niños pequeños están sujeto en mayor o menor medida. Esto les permite verse incentivados a bailar, cantar, practicar la comunicación no verbal, etc.
3. Ayuda a desarrollar la expresión simbólica
Toda forma de lenguajes se basa en la expresión simbólica, e incluso las personas con habilidades comunicativas muy limitadas suelen tener la capacidad de pensar en términos relativamente abstractos. Por ello, otro de los beneficios de las terapias de juego para niños con síndrome de Down consiste en actuar como puente entre esa capacidad para pensar en conceptos, por un lado, y la posibilidad de expresarlos mediante símbolos. El juego aporta elementos simbólicos que pueden ser revisados y resignificados por los pequeños. Del mismo modo, aporta materiales para la expresión artística.
4. Ayuda a mejorar las habilidades de aprendizaje
Aprender a jugar es también una experiencia mediante la cual los niños aprenden acerca de su capacidad para aprender; ofrece puzzles, acertijo con pistas, retos a resolver mediante la creación de arcos narrativos, etc. Y todo ello sin tener que reflexionar sin hacer nada más que eso, sino mediante la interacción con el entorno.
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