Uno de los hechos más resonados dentro de la psicología clínica y la psiquiatría es que los pacientes con esquizofrenia suelen presentar unas tasas de adicciones muy altas. Prácticamente la mitad de ellos consumen alguna sustancia psicoestimulante, ya sea café y tabaco en grandes cantidades o drogas peligrosas como la cocaína.
Se ha intentado explicar el por qué de este fenómeno, siendo una de las explicaciones más recurridas la hipótesis de la automedicación, originalmente planteada para explicar las drogodependencias “a secas” pero que ha tenido gran importancia a la hora de explicar estos trastornos por sustancias en otros trastornos mentales.
Hoy vamos a explorar en profundidad la hipótesis de la automedicación en la esquizofrenia, tratando de entender el vínculo que hay entre este trastorno y el consumo de sustancias ilícitas. ¡Vamos allá!
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¿Qué es la hipótesis de la automedicación en la esquizofrenia?
El abuso de sustancias es un problema que se presenta como altamente comórbido en la esquizofrenia. Se calcula que cerca del 50% de las personas diagnosticadas con esquizofrenia presentan algún tipo de abuso a sustancias, un porcentaje muy alto en comparación con el 15% en la población general que presentan adicciones o las han tenido en el pasado. En otras palabras, los pacientes con esquizofrenia son hasta 4,5 veces más propensos a padecer una adicción.
Cualquier droga puede ser la escogida por este tipo de pacientes. En los casos más graves los pacientes con esquizofrenia abusan de drogas ilícitas tales como las anfetaminas, la cocaína o el cannabis y, en los más leves, lo habitual es que sean grandes fumadores y consuman ingentes cantidades de café u otras bebidas psicoestimulantes.
Son varios los factores que se han planteado e identificado como los mecanismos y determinantes detrás de la tan alta comorbilidad entre adicción y esquizofrenia. Entre ellos se barajan aspectos de tipo social y familiar, como la vulnerabilidad familiar, vivir en un entorno económicamente deprimido, haber sufrido algún tipo de abuso; genéticas, como predisposición hereditaria e historial de adicciones dentro de la familia; y problemas relacionados con las medicaciones para tratar la esquizofrenia, especialmente los efectos secundarios.
Son muchas las explicaciones planteadas a la hora de comprender mejor el vínculo entre esquizofrenia y adicción. Entre ellas destaca la hipótesis de la automedicación, una de las propuestas más influyentes y resonadas para explicar la relación entre esquizofrenia y adicciones, y también extrapolándola a otros trastornos como los de la ansiedad, la depresión o el trastorno bipolar.
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Ideas clave de la hipótesis de la automedicación
Si bien este planteamiento no deja de ser lo que es, una hipótesis, y por lo tanto todavía pendiente de ser plenamente demostrada, la hipótesis de la automedicación que es un conjunto de ideas ampliamente difundidas y aceptadas entre psicólogos y psiquiatras, teniendo sus orígenes en los trabajos del grupo de Khantzian (1985; 1997) y el de Duncan (años 1970). Dentro de esta hipótesis, aplicada a las adicciones en términos generales, podemos destacar los siguientes cuatro planteamientos.
1. Existencia de disfunción neurológica
Una de las explicaciones detrás de la aparición de una adicción sería la existencia de una disfunción neurológica, de origen genético o adquirido, en los sistemas de neuromodulación-neurotransmisión a nivel del sistema nervioso central (SNC). Esta alteración daría lugar a una alteración de la regulación de los procesos de analgesia, homeostasis psíquica y orgánica, respuesta sexual, vida afectiva y actividad cognitiva superior, entre otras.
El paciente afectado por tal disfunción padecería un conjunto de molestias psico-orgánicas, las cuales provocarían una notoria disminución de su calidad de vida. Esta persona, cuyo trastorno adictivo tendría una causa biológica evidente, en caso de encontrar sustancias psicoactivas, podría iniciar un rápido proceso de dependencia si dicha sustancias actúan como una suerte de medicación altamente “efectiva” para el trastorno que padece, al menos a corto plazo y según lo qué a él o ella le parece.
Puede que su disfunción orgánica se solucionara de manera espontánea o por vía farmacológica pero, en caso de no ser así, este planteamiento sostiene que los tratamientos específicos de prevención de recaídas estarían abocados al fracaso, puesto que tarde o temprano el paciente volvería a buscar esa solución que, aunque tóxica, la considera útil y eficaz para solucionar los problemas que le causa su disfunción cerebral.
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2. Vulnerabilidad biológica
Otra de las ideas defendidas dentro de la hipótesis de la automedicación sería una variante de la primera, pero en este caso la disfunción cerebral no se debería a ningún problema genético ni a causa de una lesión adquirida, sino que se debería a la existencia de una vulnerabilidad especial de sus sistemas de neuromodulación-neurotransmisión a las sustancias psicoactivas.
De esta manera, el uso de drogas generaría alteraciones funcionales que disregularían la estabilidad nerviosa, provocando problemas psicológicos en el individuo que las consume. En este caso, si la psicología y la psiquiatría no dan solución a su problema, el paciente se vería abocado a perpetuar el consumo de drogas en un intento de intentar establecer su vida.
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3. Existencia de factores de predisposición
Una tercera subhipótesis es la de que existen factores predisponentes al inicio y mantenimiento de las drogodependencias, que serían la presencia de trastornos psicológicos al inicio de la conducta adictiva. Teniendo en cuenta que muchas drogas ilícitas tienen efectos antipsicóticos, antidepresivos y ansiolíticos (a corto plazo), la hipótesis de la automedicación sugiere que los pacientes con drogodependencias podrían ser, en realidad, pacientes con otras condiciones psiquiátricas que se automedican, con relativo éxito.
A estos pacientes les cuesta mucho conseguir y mantener la abstinencia después de una desintoxicación, debido a la incompleta acción terapéutica y a los molestos efectos adversos de los fármacos que se les prescriben. Entre estos fármacos se encuentran neurolépticos, antidepresivos y ansiolíticos, cuyos efectos secundarios motivan el consumo de drogas para contrarrestar su efecto. Sería esta explicación en concreto la que explicaría la automedicación que llevan a cabo los pacientes con esquizofrenia.
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4. Trastornos como consecuencia de la adicción
La cuarta explicación dentro de esta hipótesis es una variante de la tercera, y propone que los trastornos mentales serían una consecuencia del consumo de sustancias psicoactivas.
Es decir, habría pacientes sin patología psiquiátrica previa que presentan vulnerabilidad al efecto psicotrópico de las drogas, lo cual haría que desarrollaran graves trastornos mentales de larga duración y difícil remisión. Una vez se ha instaurado el cuadro psicopatológico inducido por sustancias, el paciente podría presentar consumos compulsivos de drogas en un intento de contener la sintomatología.
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Su aplicación a una patología como la esquizofrenia
De acuerdo con la hipótesis de la automedicación en la esquizofrenia, las personas con este trastorno acaban abusando de las drogas como consecuencia de su trastorno, en el sentido de que toman sustancias psicoestimulantes para gestionar las emociones negativas y otros problemas propios de la esquizofrenia.
Básicamente, esta hipótesis defiende que el paciente no toma drogas para sentirse eufórico y feliz, sino para reducir la disforia y distrés (“emociones malas”) que sufre, y como no conoce una vía mejor para mejorar su sintomatología, opta por consumir sustancias ilícitas y tóxicas.
También explicaría por qué los pacientes con esquizofrenia, a pesar de ya estar siendo tratados, recurren a otras sustancias adictivas. El motivo de ello sería que se tomarían drogas para tratar de combatir los efectos secundarios de los fármacos antipsicóticos, como las respuestas disfóricas o los síntomas extrapiramidales.
Esta hipótesis de la automedicación en la esquizofrenia fue ganando mucha relevancia a finales de la década de 1980, aunque cabe decir que sus antecedentes se encuentran en varias formulaciones psicoanalíticas propuestas durante la década de 1950. En aquella época ya se sugería que las drogas eran usadas como un mecanismo de enfrentamiento contra las tendencias psicóticas agresivas y las emociones negativas no solo en los trastornos psicóticos, sino también en personas que pudieran parecer otros trastornos con sintomatología depresiva y ansiosa.
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Relevancia de la hipótesis
En términos generales, la hipótesis de la automedicación es una formulación, una hipótesis de trabajo que permite combatir la tan extendida, arraigada y errónea creencia de que las drogodependencias son meramente un “vicio”, un problema en la personalidad y temperamento del paciente o algún fallo en su entorno que ha hecho que se dé a alguna adicción, como el alcohol, el cannabis o la cocaína.
La hipótesis de la automedicación, aplicada tanto en la esquizofrenia como en cualquier otro trastorno, exculpa al paciente, a su familia y a su entorno. Aquí la “culpa” no recae en los estilos parentales o en los rasgos de personalidad, que si bien es posible que hayan influido en el desarrollo y mantenimiento de una adicción, se le da mayor importancia al hecho de que se buscan drogas para reducir los síntomas de trastornos mentales o lesiones cerebrales, y se infravalora el peso del posible placer hedonista que pueda estar intentando satisfacer el consumidor.
Aunque sigue siendo una hipótesis y, por lo tanto, es una formulación todavía pendiente de ser plenamente demostrada, ha sido verdaderamente útil a la hora de abordar el abuso de sustancias. De una u otra forma, la hipótesis de la automedicación ha contribuido a desestigmatizar las drogodependencias, entendiendo que las personas adictas a sustancias no lo son por “debilidad temperamental” o “por falta de valores”, sino que usan las drogas como medida para hacer frente a sus problemas.
Cuando conocemos a alguien que es adicto o adicta, en vez de preguntarnos qué ha hecho mal la persona o qué malas influencias ha podido recibir para caer en la adicción, lo que nos deberíamos preguntar es el rol que tiene la droga en su vida. Deberíamos averiguar qué es lo que le aporta la sustancia, qué problema “soluciona” cada vez que la consume. Una vez hecho esto, se debe buscar un sustituto a esa sustancia nociva, además de enseñarle al paciente métodos sanos y eficaces para enfrentarse a su malestar psicológico, sea a causa de la esquizofrenia o por otro trastorno mental. Solo así se puede romper el ciclo adictivo.
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