6 tipos de psicoterapia con poca o nula eficacia comprobada

No todas las terapias psicológicas tienen una eficacia demostrada; en algunos casos faltan pruebas.

El mundo de las psicoterapias y las aproximaciones terapéuticas a los problemas de tipo psicológico contiene una gran variedad de propuestas. Algunas de ellas han demostrado ser muy eficaces, pero otras existen más como tradición o como forma de expresar una filosofía de vida que como soluciones que vayan a ofrecer resultados garantizados.

Es por eso que es bueno conocer tanto las terapias psicológicas con una eficacia más demostrada como aquellas cuya utilidad clínica es más cuestionada. A continuación veremos las segundas: las psicoterapias con poca o nula eficacia comprobada.

Terapias psicológicas con poca validez científica

Hay que tener en cuenta que el hecho de que estas terapias no estén bien respaldadas científicamente no significa que no puedan ser experiencias agradables o motivadoras para algunas personas.

Este hecho es el que lleva a algunos pacientes a creer que sentirse bien en las sesiones es indicativo de los avances terapéuticos que se realizan, pero no es así. La psicoterapia tiene un objetivo definido por el ámbito de intervención al que pertenece: la psicología clínica y de la salud, y por consiguiente sus efectos se deben notar en la forma en la que se expresan los trastornos y los problemas de tipo psicológico en general.

Dicho esto, pasemos a ver algunos tipos de psicoterapia que cuentan con menos validez empírica de lo que muchas veces aparentan. Estas terapias no aparecen ordenadas de un modo determinado.

1. Terapia de regresión

La terapia de regresión nació en el siglo XIX con las teorías del neurólogo francés Pierre Janet, figura que tuvo mucha influencia en Sigmund Freud. Es por ello que se encuadra dentro de las formas de terapia vinculadas al psicoanálisis y a la corriente psicodinámica en general.

Al igual que el psicoanálisis freudiano, la terapia de regresión enfatiza mucho la importancia que las experiencias pasadas tienen en el estado mental del presente. Sin embargo, esta se caracteriza por partir de la idea de que aquellos recuerdos que han quedado almacenados en la memoria y que condicionan lo que la persona es en el aquí y el ahora son, en realidad, falsos, deformaciones de lo que ocurrió de verdad.

El fenómeno de la modificación espontánea de los recuerdos es algo que tanto las neurociencias como las ciencias cognitivas llevan comprobando desde hace tiempo, y sin embargo,desde la teoría en la que se sustenta la terapia de regresión se asume que esta deformación de los recuerdos se debe a los conflictos de lo inconsciente.

Actualmente, no hay investigaciones exhaustivas o metaanálisis que demuestren la eficacia de la terapia de regresión.

2. Terapia Psicoanalítica

Este tipo de terapia tiene su origen en las ideas iniciales de Sigmund Freud, y se basa en el análisis de los conflictos inconscientes que se originan en la niñez según las ideas de este neurólogo. La terapia psicoanalítica se centra en la búsqueda de la comprensión de los impulsos instintivos que según la teoría freudiana son reprimidos por la consciencia y que se almacenan en el subconsciente afectando al paciente.

El terapeuta psicoanalista emplea técnicas como la asociación libre, con la que se intenta ayudar a que el paciente exprese sus cogniciones (pensamientos, ideas, imágenes) y emociones sin ningún tipo de represión, lo que conduciría al paciente hacia la catarsis emocional. En la actualidad, esta forma de psicoterapia se usa cada vez menos en Europa, pero en algunos países, como por ejemplo Argentina, sigue teniendo una enorme popularidad.

Actualmente se considera que el psicoanálisis no goza de pruebas sólidas acerca de su eficacia, entre otras cosas por los mismos motivos que llegaron al filósofo Karl Popper a criticar esta aproximación: si las sesiones no producen el efecto esperado, siempre se puede apelar a los engaños del inconsciente del cliente.

Sin embargo, el impacto social que ha tenido el psicoanálisis ha sido tal que ha sido reivindicado fuera del ámbito de la salud como herramienta para interpretar relatos,formas artísticas de expresión y fenómenos sociales en general. Por ejemplo, ha tenido un gran impacto en el feminismo radical.

Puedes profundizar sobre esta teoría terapéutica en nuestro artículo: “Sigmund Freud: vida y obra del célebre psicoanalista

3. Terapia Psicodinámica

La terapia psicodinámica deriva del psicoanálisis, pero deja atrás la visión clásica. Se centra en una mayor brevedad terapéutica y pone el foco de atención en los conflictos más destacadas de la condición actual del paciente. Con la intención de dejar atrás el enfoque psicoanalítico clásico, recoge aspectos del enfoque analítico del yo o el de las relaciones objetales de la corriente Kleiniana.

Algunos psicólogos como Alfred Adler o Ackerman han participado en el desarrollo de esta forma de terapia, y a pesar de los cambios, el objetivo sigue siendo el de ayudar al paciente a obtener “insight” sobre sus conflictos ocultos.

Existen una serie de diferencias entre la terapia psicodinámica y la psicoanalítica. La terapia psicodinámica se caracteriza por:

  • Tener sesiones más breves: una o dos sesiones semanales. En la terapia psicoanalítica son tres o cuatro.
  • Un rol activo y directo del terapeuta.
  • El terapeuta da consejo y refuerzo no solamente en los aspectos conflictivos, sino también en los que no son.
  • Utilizar una mayor variedad de técnicas: interpretativas, de apoyo, educativas…

Tal y como ocurre con la terapia basada en psicoanálisis tradicional, esta aproximación tampoco cuenta con una evidencia empírica suficiente que indique su utilidad clínica.

4. Terapia Humanista

La terapia humanista surgió mediados del siglo XX y está influenciada por la fenomenología y el existencialismo. Sus principales exponentes son Abraham Maslow y Carl Rogers, y adopta un enfoque holístico de la existencia humana y presta especial atención a fenómenos como la creatividad, el libre albedrío y el potencial humano. Es presentada como una herramienta que alienta la autoexploración y la visualización de sí mismo como una persona entera.

Mientras Abraham Maslow enfatiza en una jerarquía de necesidades y motivaciones, Carl Rogers fue quien creó el enfoque centrado en la persona, más enfocado hacia la psicoterapia. En la terapia humanista el terapeuta adopta un rol activo e intenta facilitar que el paciente (al que se llama cliente) tome conciencia de la experiencia real y reestructuración de su yo, a través del establecimiento de una sólida alianza terapéutica.

La terapia humanista se ha utilizado para tratar una amplia gama de problemas de salud mental, incluyendo depresión, ansiedad, problemas de relación, trastornos de personalidad y diversas adicciones. Sin embargo, no hay pruebas firmes acerca de su eficacia. Sin embargo el wishful thinking y la aplicación del "sentido común" a la terapia llevan a muchas personas a creer que dejarse guiar por principios vitales positivos y que intuitivamente podemos relacionar con la idea de felicidad equivale a seguir una terapia realmente efectiva.

5. Terapia Gestalt

La terapia Gestalt de desarrolla bajo el influjo de la filosofía humanista, pero a diferencia de la terapia de Carl Rogers, su foco de atención está puesto en los pensamientos y sentimientos del aquí y ahora, en la autoconciencia. Los creadores de este modelo terapéutico son Fritz Perls y Laura Perls.

La terapia Gestalt es un tipo de terapia holística que entiende que la mente es una unidad autorreguladora. Los terapeutas gestálticos emplean técnicas experienciales y vivenciales para intentar mejorar la conciencia de uno mismo, la libertad y la autodirección del paciente. Sin embargo, no tiene nada que ver con la psicología de la Gestalt, surgida antes de las propuestas de los Perls y centrada en el estudio científico de la percepción y de la cognición.

Lamentablemente, esta aproximación se fundamenta más en principios éticos e ideas abstractas sobre lo que es “la mente” de una persona feliz que en un modelo formulado científicamente acerca de cómo funcionan los procesos mentales y la conducta. Sus propuestas se basan en ideas intuitivas sobre lo que significa “vivir en el presente” y ganar conciencia sobre lo que ocurre, así que escapa a cualquier intento de comprobar su eficacia de forma relativamente objetiva.

6. Análisis Transaccional

El análisis transaccional es un tipo de psicoterapia humanista que, a pesar de de originarse entre los años 50 y 60, aún se aplica en la actualidad. Fue bautizado como un modelo de psiquiatría social, en el que la la unidad de relación social es la transacción. Es una forma de terapia que se presenta como herramienta muy versátil, y puede llegar a ser propuesta en multitud de contextos.

En el análisis transaccional se intenta trabajar directamente en el aquí y ahora, al tiempo que proponen iniciativas para tratar de ayudar a los pacientes a desarrollar herramientas del día a día para encontrar soluciones creativas y constructivas a sus problemas. En teoría, el objetivo final es asegurar que los pacientes recuperen una autonomía absoluta sobre sus vidas, gracias al desarrollo de espontaneidad, la conciencia y la intimidad.

Sin embargo, parte de la teoría en la que se basa esta terapia utiliza conceptos extremadamente abstractos o directamente esotéricos, por lo cual no sorprende que su validez científica y eficacia haya demostrado ser muy pobre o prácticamente inexistente.

Psicólogo de las organizaciones

Licenciado en Psicología por la Universidad de Buenos Aires. Máster en Recursos humanos y experto en comunicación empresarial y coaching. Posgrado en Nutrición y Alimentación Sanitaria y Social por la UOC. Especialmente interesado en el bienestar y el deporte.

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