El concepto de canibalismo resulta por lo general desagradable, atemorizador y macabro para la mayoría de la población. Sin embargo, algunas personas vinculan este acto a una situación de poder y dominación, viendo el hecho de devorar o ser devorado por otra persona como algo sexualmente excitante. Es lo que ocurre con una curiosa parafilia denominada vorarefilia. Y es sobre dicho concepto sobre el que vamos a hablar en este artículo.
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Vorarefilia: el deseo de comerse a alguien o ser comido
Recibe el nombre de vorarefilia una de las parafilias más peligrosas, la cual se caracteriza por la existencia recurrente de fantasías sexuales vinculadas a la idea de devorar o ser devorado en vida por otra persona, sea en parte o totalmente. En ocasiones también con la idea de ser digerido. Estas fantasías se repiten constantemente durante al menos seis meses y son generadores de gran excitación sexual o incluso ser el único medio por el cual el sujeto alcanza el orgasmo, pudiéndose llegar a intentar llevarlas a cabo.
En principio, la fantasía no tiene porqué incluir la idea de muerte: lo que a estas personas les resulta erótico no es la idea de matar o morir, sino la idea de consumir o ser consumidos por otra persona. Sin embargo, ello no implica que algunos sujetos con esta parafilia fantaseen con comer o ser comidos una vez muertos.
También cabe valorar que lo que resulta erótico a las personas con vorarefilia es la idea de consumir o ser consumido, o la de integrarse o ser integrado físicamente en otra persona. Ello generalmente implica la ingesta y digestión del consumido, pero también es posible que la fantasía implique ser consumido por la vagina de una mujer (en una especie de parto invertido) o por la uretra de un hombre, por el ano o incluso por los pezones.
Existen diferentes tipos de vorarefilia en función del tipo de fantasía que implica, si bien resaltan dos de ellos. El soft vore en el que el devorado es comido estando con vida y/o entero y en el que existe poco nivel de violencia, pudiendo incluso no existir heridas hasta llegar al estómago. El segundo es el hard vore en el que entran en el que el devorado recibe laceraciones y heridas abundantes, existiendo violencia y sufrimiento y con gran cantidad de sangre e incluso mutilaciones y amputaciones. Este último es el menos frecuente, más sádico y menos ligado a lo sexual.
Vinculación con otras parafilias
La vorarefilia puede, en muchas ocasiones, confundirse con el canibalismo sexual debido a su gran parecido. Sin embargo existe una diferencia entre ambos conceptos, aunque es un matiz que puede ser difícil de detectar para muchas personas: el canibalismo sexual implica la excitación por comer carne humana, siendo esta el objeto de deseo. En la vorarefilia sin embargo el objeto de deseo no es el comer carne humana sino el de devorar o ser devorado por algo o alguien, no siendo tampoco necesario que dicha consumición se realice a través de la ingesta.
Esta parafilia tiene vinculación con otros tipos de parafilia, especialmente con aquellas vinculadas a la dominación y sumisión y la vinculación entre placer y dolor. Tiene parte de sadismo y masoquismo, si bien no es el dolor en sí lo que genera excitación. También puede aparecer relacionada con otras parafilias como la macrofilia (atracción sexual hacia gigantes, siendo una fantasía habitual el devorado por un gigante) o la microfilia (atracción sexual por una criatura de un tamaño mucho menor, pudiendo fantasear de también con devorar o ser devorado).
Estamos ante una parafilia poco frecuente, y que puede aparecer en personas de diferentes edades y sexos. Sin embargo resulta más frecuente en varones de entre 18 y 46 años de edad. Es posible que genere malestar clínicamente significativo en la persona que la padece o una limitación funcional en la vida de la persona, si bien en algunos casos las fantasías no son vividas con malestar.
Una fantasía generalmente no llevada a la práctica
Generalmente la vorarefilia no pasa del terreno de la fantasía, conociendo las personas con esta parafilia sus implicaciones y el daño que se puede causar. Generalmente las personas con este tipo de fantasía recurren al onanismo o a otras prácticas sexuales, o bien se sirven de vídeos pornográficos vinculados al tema o a la simulación y juegos de roles. Asimismo esta parafilia es poco frecuente con lo que resulta a extremadamente complejo que dos personas pudieran llegar a un acuerdo de este tipo.
Ahora bien, generalmente no implica siempre: se han dado casos de sujetos con vorarefilia que han llegado a practicar el canibalismo o a ser víctimas de él, resultando en muerte o en mutilaciones de uno de los implicados. Y aunque no parezca creíble, en algunos de estos casos los actos son llevados a cabo con la connivencia de quien va a ser devorado. En otros casos en los que se presenta psicopatía puede incluso llevar a la comisión de asesinatos.
Es por este motivo la vorarefilia es una de las parafilias más peligrosas, dado que en el caso de pasar de la fantasía a la acción en la mayoría de casos va a suponer una muerte o un daño serio a la integridad física de alguien. Se trataría pues, fuera con o sin consentimiento de la persona consumida, de un crimen de sangre penado por ley en la mayoría de países.
Tristemente, esta parafilia también es conocida por haber provocado diversas muerte, siendo uno de los casos más mediáticos de la actualidad el del caníbal de Rotenburgo.
Causas
Las causas de esta parafilia no son por entero conocidas, si bien es posible realizar diversas hipótesis al respecto.
En primer lugar, hay que tener en cuenta que la vorarefilia está relacionada con el poder y los roles de dominación y sumisión, teniendo la persona que devora el control y asimilando a la devorada, la cual es consumida. De hecho, muchas de las personas con esta parafilia emplean juegos de roles de este tipo debido a su similitud.
Algunas personas vinculan la fantasía de ser devorado a la necesidad de perder el control, como en personas de carácter dominante o excesivamente autocontroladas. Por el contrario, la fantasía de devorar podría ser un intento por parte del sujeto de subsanar una falta de percepción de control.
Asimismo, en diferentes casos se han visto modelos familiares deficientes, con progenitores rígidos y con falta de expresión emocional positiva. En estos casos existe la posibilidad de que el ser devorado busque la asimilación por parte de otra persona como un intento de recogimiento o de entrar a formar parte de otro ser.
Puede existir también una personalidad psicopática de base, especialmente en aquellos casos que buscan llevar a la práctica sus fantasías.
Tratamiento
Es necesaria la psicoterapia para dejar de vincular esas ideas e imágenes mentales con la excitación sexual, algo que es más fácil de lograr desde la terapia cognitivo-conductual aplicada a las parafilias.
El caníbal de Rotemburgo: cuando la vorarefilia se convierte en realidad
Uno de los casos recientes más conocidos de vorarefilia y canibalismo fue el caso del llamado caníbal de Rotemburgo, Armin Meiwes.
Este hombre, que manifestó haber tenido fantasías caníbales desde la infancia y adolescencia, entró en contacto en 2002 con Bernd Jürgen Armando Brandes, acordando un encuentro en el que el primero iba a devorar al segundo (siendo un acto consentido por el propio Brande).
Tras reunirse y mantener relaciones, según las declaraciones y un vídeo grabado por el propio Meiwes, procedieron a cortar el pene de Brande para posteriormente cocinarlo y comerlo entre los dos (previamente consumiendo Brande diversas sustancias para reducir el nivel de dolor.) Tras ello, Brande empezó a encontrarse mal debido a la pérdida de sangre, siendo llevado por Meiwes a la bañera y perdiendo la conciencia.
Una vez allí, Meiwes le cortó el cuello, posteriormente despiezando a su víctima y guardando su carne. No sería descubierto hasta 18 meses más tarde, aún con los restos de Brande en su frigorífico, cuando posteó el hecho en Internet al estar presuntamente buscando repetir la experiencia. Un usuario terminaría avisando a la policía, la cual lo detuvo.
Actualmente cumple cadena perpetua por asesinato con motivos sexuales, si bien existieron dificultades en el juicio debido al consentimiento mostrado por Brandes.