El ser humano ha imaginado a lo largo de la historia una gran diversidad de criaturas fantásticas, generalmente con el propósito de intentar explicar a través de diversas narraciones aspectos poco claros o inexplicables de la realidad. Estas criaturas forman parte de la mitología de las diferentes culturas, y a menudo poseen poderes que nos exceden en gran medida. Centauros, furias, sirenas, hadas… y gigantes.
Estas últimas criaturas suelen ser sinónimo de poder y fuerza, a menudo rodeadas de un halo de voracidad, bestialidad y horror. Pero para algunas personas, los gigantes y los comportamientos que se les atribuyen son también fuente de fascinación e incluso de gratificación sexual. Estamos hablando de personas que padecen la parafilia conocida como macrofilia o gigafilia, de la cual vamos a hablar a continuación.
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Macrofilia: la atracción por los gigantes
Recibe el nombre de macrofilia la atracción sexual por los gigantes (independientemente de su sexo) o por la idea de poder ser devorados o aplastados por ellos. Estamos ante un tipo de atracción sexual vinculado a seres fantásticos inexistentes en la vida real, algo que hace que esta preferencia sexual se limite por lo general a la fantasía y al onanismo.
Es necesario tener en cuenta que tener fantasías ocasionales de este tipo pueden ser, aunque relativamente poco frecuentes (si bien páginas web de pornografía manifiestan que contenidos de este tipo gozan de cierta popularidad) no patológicas, pudiendo servir a modo de fetiche sin más.
Sin embargo, se convierte en un problema de tipo parafílico cuando la fijación sexual por las y los gigantes se convierte en el único estímulo capaz de generar excitación sexual, o bien genera malestar o se vuelve un elemento que limita la vida de persona (por ejemplo, no pudiendo disfrutar de relaciones de pareja o ocupando un elevado porcentaje de su pensamiento y conducta en el día a día) en un período de al menos seis meses de duración.
Existen diferentes preferencias en relación a este tipo de parafilia, siendo una de las más comunes la fantasía de que una mujer u hombre de tamaño normal empieza a crecer rompiendo su ropa, la habitación y/o el edificio en el que se encuentra. Otra de las fantasías más comunes tiene que ver, como ya hemos dicho anteriormente, con el aplastamiento o con la idea de ser devorados: la idea de que la o el gigante en cuestión proceda a destrozar el entorno y aplastar o comerse personas se torna sexualmente sugerente para estos sujetos.
Y es que el tipo de interacción entre gigante y humano en estas fantasías puede ser muy variado, desde el mantenimiento de relaciones sexuales con penetración (sea la de ser receptor del miembro de un gigante varón o la de penetrar la vagina/ano de una giganta), el contacto oral o ser lamido, masticado o tragado por uno de estos seres (sin necesidad de que el contacto sea sexual en sí), masturbarse en contacto con alguna parte de su cuerpo de uno de estos seres, ser inundado por los efluvios sexuales de estos seres, ser aplastado o manipulado como un juguete…
La fantasía asimismo puede relacionarse con que el sujeto en cuestión sea encogido a un tamaño minúsculo mientras que su objeto de deseo conserva sus medidas habituales, siendo en realidad lo importante la percepción de diferencias en tamaño o poder.
Generalmente quienes tienen este tipo de parafilia suelen ser hombres heteroseuxales (cuyo objeto de deseo son mujeres gigantes), pero también existen mujeres heterosexuales y hombres homosexuales macrófilos cuya atracción se da hacia gigantes, así como mujeres homosexuales cuyo objeto de deseo también son gigantas. De hecho, la macrofilia trasciende la orientación sexual en sí, pudiendo sujetos heterosexuales u homosexuales sentir atracción por entes del sexo contrario al de su preferencia por el hecho de ser gigantes.
Prácticamente limitada a la fantasía
La macrofilia es una parafilia muy particular, dado que el objeto de deseo de las personas que sienten esta atracción sexual es inexistente en la realidad. De este modo, una persona con macrofilia no cuenta en su mayoría con la posibilidad de llevar a la práctica sus fantasías sexuales, limitándose a fantasear con una interacción con estos seres y/o a prácticas masturbatorias.
Por norma general este hecho es conocido por las personas macrofílicas, no siendo producto de ningún tipo de pérdida del sentido de la realidad. Ello no implica sin embargo que en algunos casos sí pueda existir una pérdida del contacto con la realidad derivada de consumo de sustancias o de algún trastorno neurológico o psiquiátrico, pero se trataría de una coincidencia y no de algo definitorio de la macrofilia en sí.
El cine, internet y las nuevas tecnologías han permitido asimismo que personas con esta preferencia sexual puedan encontrar material altamente excitante para ellos. Incluso existen videos y fotografías en las que se juega con la perspectiva, efectos ópticos o programas de modificación de la imagen para hacer parecer a los actores o actrices de un tamaño superior incluso al de un edificio, o bien en que se emplean juguetes como soldaditos de plomo para representar escenas de aplastamiento o destrucción.
Sin embargo, lo cierto es que algunas personas tienden a buscar parejas sexuales lo más cercanas posible a sus objetos de deseo, concretamente personas con una estatura y envergadura superior a la media o bastante más altas que el propio sujeto. De este modo, una persona con esta inclinación sexual podría buscar una mujer de más de dos metros de altura (las cuales reciben el nombre de amazonas), o varones con gigantismo con el propósito de acercarse lo máximo posible a su fantasía erótica.
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Causas
Al igual que ocurre con otras parafilias, no se conoce con exactitud el mecanismo a través del cual surge este tipo de inclinación erótica. Sin embargo existen diferentes teorías el respecto e incluso se considera que podría tener mucho que ver con otras preferencias sexuales como aquellas que vinculan los polos placer-dolor.
En este sentido, la idea de base de la macrofilia tiene mucho que ver con el sadomasoquismo y los juegos de dominación-sumisión: un gigante es una fuerza de la naturaleza ante la que se es insignificante, un poder en bruto capaz de destrozarnos y ante el que solo cabe la someterse o ser destruido.
Así, una posible explicación de este tipo de parafilia se vincula a la necesidad o deseo de ser sometido y/o perder todo control de la situación. Esta explicación parece correlacionar por el hecho de que muchas de las personas que fantasean con este tipo de objeto de deseo son personas poderosas, responsables de grandes corporaciones, dominantes y competitivos los cuales pueden desear invertir su rol habitual. Además de ello también pueden existir en algunos casos vinculaciones con parafilias peligrosas o incluso delictivas como la vorarefilia (excitación sexual derivada de la fantasía o la práctica de actos de canibalismo).
Otro tipo de teorías podrían vincularse a la existencia de traumas infantiles derivados de abusos sexuales durante la niñez, o bien de la presencia de progenitores sádicos, restrictivos y agresivos. En este caso el sujeto podría acabar normalizando y asociando al sexo estos comportamientos por parte de personas que le superan en fortaleza y tamaño, pudiendo en algunos casos desarrollar fantasías sexuales con seres capaces de destruirlos una vez ya en la adultez.
Por último, otros autores consideran que en el caso de preferencia sexual por mujeres gigantes (sean fantasías de hombres o mujeres) podría existir detrás un deseo sexual por mujeres empoderadas, capaces de dominar, aplastar y vencer los roles tradicionales de género que veían al sexo femenino como inferior y débil.
Tratamiento la parafilia
La macrofilia, cuando no estamos hablando de una fantasía esporádica sino de una parafilia que genera malestar o disfuncionalidad en la vida de quien tiene este tipo de fantasía erótica (o de las personas con quien mantenga relaciones), puede requerir de intervención psicológica y psiquiátrica.
A la hora de intervenir cabe valorar en primer lugar el tipo de fantasías que tiene el sujeto y la significación que se les da, qué resulta excitante de ellas y de donde considera el sujeto que proviene. También puede valorarse la existencia de posibles vivencias traumáticas o aversivas en la vida del sujeto que le hayan hecho sentir incapaz o impotente, o bien que hayan supuesto una gran inhibición de su propia psique y la necesidad de un excesivo control de la situación.
En base a ello podrían precisarse elementos como la reestructuración cognitiva de cara a modificar posibles creencias disfuncionales como la necesidad de controlarlo todo o la idea de ser inútil o de la necesidad de dejarse pisar/destruir/manipular para mantener el contacto humano.
El entrenamiento en gestión de emociones también podría resultar positivo para aquellas personas que padecieran algún tipo de problema de autogestión, así como trabajar la autoestima. De existir algún evento traumático, este debería ser tratado de manera específica en función de cada caso. Además se tendrían que trabajar las posibles dificultades o limitaciones que pueden surgir en la vida cotidiana este tipo de atracción sexual.
Más allá de ello pueden trabajarse aspectos como la búsqueda de desarrollo de vinculación positiva respecto a estímulos no parafílicos con técnicas como el recondicionamiento masturbatorio, así como la deserotización del estímulo parafílico.
Eso sí, hay que remarcar que sólo en los casos en que estas fantasías supongan una gran limitación funcional o malestar en el propio sujeto estaríamos hablando de una parafilia que podría precisar tratamiento, siendo la mera fantasía ocasional y no exclusiva una preferencia sexual más que no tiene porqué ser considerado patológico.
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