La conciliación familiar es la capacidad que tiene cada trabajador de integrar la vida laboral y las exigencias de su trabajo con la vida familiar y personal de su día a día, haciendo que pueda disponer de una vida en común con su familia más allá del trabajo.
En este sentido, la posibilidad de armonizar la vida privada y la vida profesional debería ser un requisito primordial en todos los contextos laborales; sin embargo, en la actualidad son muchas las personas que no pueden gestionar con éxito el difícil equilibrio entre el mundo profesional y el mundo familiar, y algunos incluso llegan a sentir culpa al dedicar tiempo de calidad a los suyos.
Por ello, la conciliación familiar tiene implicaciones psicosociales de primer orden, algo que resulta especialmente claro cuando el o la trabajadora tiene hijos pequeños a los que criar. Por eso, en este artículo profundizaremos en el tema de cómo influye en la crianza una mala conciliación familiar.
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Así es como una insuficiente conciliación familiar repercute en la crianza de los hijos
La conciliación familiar satisfactoria tiene un efecto positivo tanto en el trabajador que es capaz de lograrla como en los miembros de su familia, quienes se sentirán atendidos y verán satisfechas también sus necesidades materiales y afectivas. Esto implica tanto disponer del suficiente tiempo libre para dedicar a la familia, como tener la capacidad para hacer cuadrar horarios con el resto de sus miembros para convivir con ellos de un modo efectivo y no puramente formal.
Sin embargo, en los hogares en los que los padres no pueden o tienen dificultades para lograr una correcta conciliación familiar, pueden darse a la larga una serie de afectaciones en la crianza de sus hijos, que influyen en multitud de aspectos de su vida diaria.
1. Sentimientos de abandono
Una mala conciliación familiar conlleva casi siempre una dejación de muchas de las funciones que deben atender los padres con respecto a sus hijos, lo que puede ser visto por estos últimos como una falta de responsabilidad o una despreocupación o desinterés por su bienestar.
Ante esta aparente despreocupación de los padres es habitual que los hijos puedan desarrollar un sentimiento de abandono más o menos intenso que puede afectar más o menos a la persona en función de las características personales de cada niño o niña.
Este sentimiento de abandono puede relacionarse con el desarrollo de una serie de alteraciones psicológicas en el niño o la niña que pueden comportar consecuencias negativas para su personalidad y salud mental en el futuro.
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2. Sobreexigencia en la crianza de los hijos
Algunos padres que no logran hallar un equilibrio entre la vida personal y la profesional encuentran muchas dificultades para dedicar tiempo con sus hijos y fracasan al encontrar horas del día en las que pasar tiempo con ellos.
Para que los hijos no se queden solos durante largas horas del día, sus padres acostumbran a poner en práctica una crianza que les exige a sus hijos estar siempre ocupados realizando todo tipo de actividades extraescolares, sin prácticamente tiempo para descansar o jugar con niños de su edad.
Además de eso, los padres que están muy ocupados con su trabajo durante el día, también acostumbran a exigir a sus hijos que sean más autónomos de lo que deberían ser para su edad.
3. Déficits en el rendimiento escolar
El hecho de desatender a los propios hijos puede acarrear que estos desarrollen problemáticas de todo tipo, también en su rendimiento escolar o académico diario.
Esto puede afectar principalmente a los niños más pequeños que, al no contar con el apoyo o la supervisión de sus padres en materia académica pueden ver disminuido su rendimiento y sus notas en la escuela, además de sentirse menos motivados en lo relativo a su educación al no entender qué obtienen a partir de ese proceso.
En otros casos puede que el niño simplemente deje de estudiar o de esforzarse al considerar que sus padres no se preocupan por él o incluso que no le quieren, y por lo tanto adopta una mentalidad de venganza y reproches haciendo lo contrario de lo que se le pide.
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4. Mimar excesivamente a los hijos
Como hemos indicado, una mala conciliación familiar conlleva un abandono de las funciones de muchos padres en relación con las responsabilidades diarias que tienen con sus hijos.
Frente a este déficit de atención y cariño, algunos padres tienen tendencia a mimar a los hijos para "compensar" sus largas ausencias, por ejemplo, dándoles a los hijos todo lo que quieren, cuando ellos quieren.
Esto acaba afectando al desarrollo de los hijos, quienes crecen en un contexto familiar demasiado permisivo, algo que en el futuro les reportará problemas a la hora de enfrentarse a negativas en el mundo real que les puedan generar malestar o frustración.
5. Tendencia a la sobreprotección
En los padres incapaces de conciliar su vida laboral con la familiar puede existir también una tendencia generalizada de ser sobreprotectores al percibir que sus hijos se exponen a riesgos al no estar ellos en casa durante muchas horas semanales,
Esta sobreprotección afecta de manera decisiva al crecimiento de los hijos y acaba generando en ellos una personalidad basada en el miedo a lo desconocido en la vida, en la poca confianza en ellos mismos y en la incapacidad de asumir retos o de salir de su zona de confort.
6. Alteraciones en el desarrollo del niño
Son muchas las alteraciones que pueden darse en el normal funcionamiento del niño ante unos padres que no sepan conciliar correctamente su trabajo con la vida familiar.
En general, ante unos padres ausentes, los niños pueden acabar desarrollando problemas de apego, inseguridades de todo tipo, miedos, fobias, y todo tipo de alteraciones psicológicas significativas.
Además, puede suceder, sobre todo en niños adolescentes que acaben desarrollando una personalidad rebelde y que puedan acabar teniendo adicciones a sustancias de todo tipo.
Algunas de las alteraciones psicológicas que pueden desarrollar los niños y las niñas con padres ausentes pueden ser los casos de ansiedad, la depresión, la baja autoestima, los síntomas depresivos, los traumas o las fobias.
Además de eso pueden desarrollarse también trastornos de tipo obsesivo, miedos, trastornos alimentarios y otros desequilibrios en su salud mental, surgidos del miedo al abandono, la baja autoestima o el simple aburrimiento durante largos periodos.
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