Se estima que en torno al 50% de las parejas casadas terminan divorciándose. Estas cifras se refieren a España (INCE, 2009) y se calcula que este porcentaje asciende cada vez más.
Actualmente estamos sometidos a numerosos cambios a nivel social, las relaciones se conciben de múltiples formas, cada vez existe mayor diversidad en los tipos de familia y lejos queda ya la idea del matrimonio como única vía para tener una familia propia.
Los divorcios están a la orden del día y de hecho abundan estos casos no solo en el ámbito judicial sino en las consultas psicológicas, bien sea porque la persona que se está divorciando necesita apoyo psicológico durante el proceso o porque los padres ven que esta situación está afectando a los/as hijos/as.
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¿Qué efecto tiene el divorcio en los niños y niñas?
El efecto que el divorcio puede tener es muy variable dependiendo de diferentes factores. Principalmente cuando los padres están en una guerra constante los niños y niñas pueden acabar desarrollando posteriormente algún tipo de trastorno psicológico (ansiedad, depresión, desajuste social, etc.). Pero lo que nos muestran los estudios es que la mayoría de pequeños pasará por un periodo de transición hasta adaptarse a la situación de forma que no desarrollará necesariamente problemas posteriores.
Los principales desajustes que suelen tener los menores recaen en problemas en el rendimiento escolar así como un desajuste en el ámbito emocional y/o social.
Por otra parte, es importante mencionar que actualmente el divorcio ya no es una excepción sino que se ha normalizado y por lo tanto es más fácil que el menor encuentre a otras personas de su edad que están pasando, o han pasado, por la misma situación. Esto hace que el impacto de divorcio sea mucho menor.
¿Qué podemos hacer los padres y madres?
Algo prioritario sin lugar a dudas es la relación cordial que los padres y madres deben mantener. Parece obvio que contra más disputas tengan los padres más afectará el proceso a los hijos e hijas. Por lo tanto es necesario que ambos mantengan una actitud conciliadora o, al menos, que delante de ellos intenten eliminar los conflictos.
Existen algunas recomendaciones para minimizar el impacto que tiene el divorcio; son las siguientes.
1. Explicarle la situación al/la menor
A veces pensamos que debemos proteger a toda costa a nuestros hijos y que eso significa no contarles lo que está pasando. De hecho sucede lo contrario. En algún momento sabrán la verdad y es preferible que se enteren por sus padres y no por otras personas. Hay que procurar adaptar la explicación a su edad, utilizar palabras claras y no dar excesiva información que no puedan comprender.
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2. Asegurarse de que han entendido la explicación
Deberemos asegurarnos de que entienden lo que les hemos explicado, que saben que la situación no es reversible y que entiendan que lo que está sucediendo no afecta a lo que sentimos por él/ella. Se le explicará que tendrá que adaptarse a algunos cambios, pero que debe entender que lo que ha sucedido no es culpa suya, ya que en ocasiones la falta de información y las discusiones les lleva a pensar esto.
3. Resolver sus dudas
Es normal que después de toda la información le vayan surgiendo dudas y en la medida de lo posible debemos intentar resolverlas. Cuando no tengamos una respuesta para una pregunta es preferible que le digamos la verdad: “la verdad es que esto todavía no lo sé pero en cuanto lo tengamos claro te lo contaré”. Se debe evitar dar falsas ilusiones o explicaciones basadas en suposiciones que no sabemos si luego se podrán cumplir.
4. Describir los cambios
Si explicamos de antemano con quién va a vivir, cuántos días pasará con su otro padre/madre y qué cosas van a cambiar y cuáles van a seguir igual será más fácil que se adapte a la nueva situación.
5. Comprender sus emociones
El niño o niña pasará por un proceso de adaptación, al igual que la pareja que deberá hacer frente al “duelo” que supone la separación. Por ello es importante que nos mostremos abiertos, nos interesemos por cómo se siente el niño/a y dejemos espacio a sus emociones sin tratar de eliminarlas. Es normal que al principio esté triste, enfadado/a o incluso asustado/a. Habrá que explicarle que es habitual pasar por esas emociones y ayudarle durante el proceso.
6. Evitar hablar mal del otro
Uno de los principales errores en los que caen las ex parejas es hablar mal del otro padre/madre a los hijos e hijas. Al final si caemos en esto estaremos privándole de algo esencial para su desarrollo adecuado, tanto a nivel emocional como social.
7. Evitar utilizar a los niños/as como intermediarios
Al igual que hay que evitar hablar mal de la otra persona, ocurre muchas veces que se utiliza a los niños como un medio para influir en la conducta y decisiones del otro cónyuge. Muchas veces no se tienen en cuenta los efectos que esto produce en los niños, pero a largo plazo no les estaremos haciendo ningún favor.
¿Buscas ayuda?
Para terminar, es importante resaltar que un divorcio no tiene por qué ser más conflictivo y perjudicial para un menor que un matrimonio. De hecho, si en el matrimonio existen conflictos constantes y un clima negativo en la familia, al final acabará repercutiendo en los hijos/as.
Por lo tanto, no hay que excusarse en la idea de que los hijos/as no podrán soportar el divorcio, ya que como hemos visto acaban adaptándose y es preferible a convivir con conflictos en el hogar, siempre y cuando estos conflictos no se extiendan al proceso de separación.
En ocasiones el periodo de adaptación de los menores se complica y puede ser necesaria la ayuda de un profesional. Si es tu caso no dudes en ponerte en contacto con nosotros y podremos asesorarte así como ofrecerte apoyo durante el proceso.
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