Normalmente vemos el mundo de los niños como un lugar bonito y lleno de felicidad. Los niños no tienen que trabajar ni pagar hipotecas, por lo que suelen pasar su tiempo jugando. Podría parecer que no tienen nada de por lo que preocuparse; sin embargo, éstos no están exentos de sufrir estrés y experimentar ansiedad.
Problemas del estrés
El estrés es la respuesta automática de nuestro organismo ante las situaciones que nos resultan amenazadoras o desafiantes. Nuestro día a día nos exige continuas adaptaciones; por tanto, es necesaria cierta cantidad de estrés o activación.
El estrés es consecuencia de la interacción entre los estresores y los recursos que poseemos para hacer frente a las situaciones estresantes. Cuando el estrés se prolonga en el tiempo, nuestra salud se ve resentida, nuestro desempeño académico desciende o nuestras relaciones interpersonales se ven afectadas.
Fuentes de estrés infantil
Los eventos generadores de estrés pueden ser negativos para unas personas y no para otras, pues el estrés ocurre debido a la manera en que interpretamos y pensamos acerca de lo que nos ocurre, y de los recursos que tenemos para afrontar las situaciones supuestamente amenazadoras.
En el caso de los niños, los estresores surgen de fuentes externas (como la familia, los amigos o la escuela), pero también de la persona. Las creencias que los niños tienen o la presión que se ponen, pueden provocar que las situaciones sean más estresantes de lo que realmente son.
La relación paterno-filial
A estas edades, una de las causas más frecuentes de estrés infantil puede ser la mala relación entre los padres o el divorcio. La separación de los progenitores puede ocasionar ansiedad en los niños y una nueva situación familiar a la que tendrán que acostumbrarse.
A medida que los niños crecen, el colegio se convierte en una parte muy importante de su vida, y las presiones académicas, o las relaciones sociales dentro del aula, también pueden pueden ser una fuente de estrés.
Padres demasiado exigentes
Además, muchos padres que exigen demasiado a sus hijos, más de lo que pueden soportar. Por ejemplo, padres obsesionados con que sus hijos aprendan idiomas o realicen muchas actividades extraescolares. En estos casos, los niños pueden sufrir la ausencia de tiempo para jugar o relajarse después de la escuela, y esto puede afectar a su bienestar.
A parte de estas fuentes de estrés, los niños también pueden sufrir por los problemas en el hogar (por ejemplo, los problemas en el trabajo de los padres, los problemas económicos, etc.). La figura de los padres es especialmente importante a la hora de reducir el estrés de sus hijos, y éstos deben ser conscientes de que los niños también sufren por sus comportamientos.
Por último, las enfermedades familiares, las muertes de seres queridos o cualquier cambio en su vida (por ejemplo, un cambio de residencia) pueden tener un impacto negativo para ellos.
Estrés infantil: consejos para padres
Las estrategias para afrontar el estrés buscan prevenir o controlar las demandas estresantes. Los estresores pueden ser distintos, pero la función de los padres para proteger la salud y el bienestar de su hijos es: dar apoyo y reducir en lo posible el efecto negativo de estos estresores. Si eres padre, a continuación te presentamos algunos consejos para reducir y prevenir el estrés de tus hijos:
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Alenta a tu hijo a afrontar sus miedos, no a huir de ellos.
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Enséñale a tu hijo que es normal ser imperfecto.
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Planifica y practica actividades relajantes con tu hijo.
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Demuéstrale que estás ahí para él.
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Como modelo para tu hijo, transmite un comportamiento positivo: autocuidado, pensamiento positivo, etc.
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Refuerza a tu hijo cuando sea valiente.
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Provoca buena higiene del sueño para tu hijo.
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Ayuda a tu hijo a expresar sus emociones.
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Muéstrale que estás calmado/a.
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Trabaja en tu propio estrés.
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Haz tiempo para estar con él: ir en bici, jugar al fútbol, etc.
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Escucha a tu hijo.
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Limita el estrés si es posible.
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Sé paciente.
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Aprende estrategias para que tu hijo tenga una autoestima saludable.
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