Algunos padres y madres caen en el error de asumir que los momentos de juego de los que disfrutan los niños y niñas son, en realidad, tiempo perdido que podría ser mejor aprovechado dedicándolo a estudiar.
Nada más lejos de la realidad: por mucho que tendamos a asociar la experiencia de jugar con el concepto de “ocio”, en la infancia, este no se limita a aportar bienestar y entretenimiento, sino que es uno de los motores del desarrollo psicológico de los niños y las niñas. Por eso, en este artículo hablaremos acerca de qué es lo que los pequeños de la casa expresan y aprenden a través del juego.
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¿Por qué el juego es clave en el desarrollo psicológico infantil?
Para quienes están pasando por la primera etapa de la vida, el juego es más que una fuente de entretenimiento y sensaciones agradables: tiene efectos objetivos en sus procesos psicológicos vinculados a la maduración. De hecho, esto se ve incluso en animales no humanos; los cachorros de muchas especies dedican buena parte de su tiempo a jugar y a explorar el entorno movidos por la curiosidad, lo cual indica que la utilidad del juego entre los miembros de nuestro linaje se remonta a hace millones de años.
Pero… ¿cuáles son exactamente las funciones del juego en la infancia? Aquí puedes ver un resumen de ello.
1. Es uno de los pilares de la socialización
El juego es una “excusa” que niños y niñas utilizan para relacionarse de manera espontánea con otras personas, sobre todo pequeños de su misma edad, hermanos y cuidadores primarios. Establece una situación en la que se genera una complicidad con los demás y se aprende acerca de lo que son las expectativas, la obediencia a las reglas y la desobediencia a estas, el uso del humor para generar una reacción emocional en los demás, el engaño, la ocultación de información y sus consecuencias, la cooperación, y más.
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2. Ofrece un contexto ideal en el que desarrollar el lenguaje
Al jugar, los niños y niñas encarnan diversos personajes; es decir, adoptan roles muy diferentes a su propia manera de ser, representando el comportamiento de otros humanos, animales, o incluso plantas y objetos. Esto hace que se enriquezca mucho su lenguaje, ya que en estos “simuladores” de ser otros seres hay que adoptar otros puntos de vista, otros temas sobre los que hablar, y otros estilos comunicativos.
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3. Les ayuda a desarrollar su creatividad y capacidad de pensamiento abstracto
Como el juego se basa en la imaginación, hace que los menores se expongan a situaciones en las que deben rellenar con su creatividad todo aquello que no es directamente observable acerca de las situaciones que representa que tienen lugar durante el juego. Por ejemplo, deben imaginar naves espaciales, satélites, meteoritos, etc. Y del mismo modo, aprenden a combinar pensamientos abstractos no mediante la observación directa, sino mediante la estimación de vivencias del tipo: “¿qué ocurriría si…?”. Es decir, se acostumbran a interconectar ideas en su imaginación encontrando similitudes entre conceptos aparentemente no tienen nada que ver entre sí y difícilmente se dan a la vez de un modo evidente en la realidad.
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4. Es una función psicológica para descargar tensiones
El juego es también un recurso muy útil para liberar tensiones acumuladas durante el día y, por qué no, para desprenderse del estrés. Ayuda a desconectar de las preocupaciones, algo clave también en la infancia a pesar de que los menores no tengan las responsabilidades propias de los adultos, dado que son psicológicamente más vulnerables y se resienten antes cuando sufren ansiedad, angustia, preocupaciones de tipo obsesivo, y otras formas de malestar psicológico habituales.
5. Les permite expresar sus principales intereses al aprender acerca del mundo
Mediante el juego, los pequeños pueden expresar sus primeros intereses, incluso antes de dominar lo suficientemente el lenguaje para comunicarlos a sus padres y madres o para ser conscientes de lo que significan. Esta es una referencia muy importante para los cuidadores, que pueden adaptarse a sus inquietudes y motivaciones.
6. Es un medio en el que aprender a distinguir entre realidad y fantasía
En el juego cooperativo, los niños se ven en la necesidad de discriminar entre las situaciones posibles y las imposibles, dado que de otro modo no lograrán comprender lo que hacen los demás y del mismo modo no podrán ser comprendidos. Esto pasa por entender lo que el resto de niños y niñas esperan que interpretemos de su comportamiento al jugar, es decir, comprender ese actuar “como si…”.
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