¿Por qué dormir nos ayuda a aprender?

Así es como el sueño participa en la consolidación de conocimientos, ayudándonos a aprender.

Por qué dormir nos ayuda a aprender

Dormir es una necesidad. Si queremos rendir física y mentalmente al día siguiente es necesario que hayamos disfrutado de un buen sueño la noche anterior. Solo teniendo una buena higiene del sueño podremos despertarnos descansados y llenos de energía.

Pero además de que nos recarga el sueño puede ser nuestro mejor aliado para consolidar los aprendizajes que hayamos hecho el día anterior. Dormir bien todas las noches puede ser el factor que garantice nuestro éxito académico.

¿Por qué dormir nos ayuda a aprender? Aparentemente, cuando dormimos no hacemos nada más que descansar pero, en realidad, nuestro cerebro sigue trabajando y de una forma que nos es muy beneficiosa. Descubrámoslo a continuación.

¿Cómo contribuye a aprender el hecho de dormir?

Nadie pone en duda que dormir es una función vital básica. Dormir nuestras 8 horitas nos recarga las pilas, dándonos toda esa energía que hemos perdido a lo largo de la jornada.

Gracias a que desconectamos de noche nuestro organismo lleva a cabo toda una serie de procesos que hacen que nuestro cuerpo recupere todo lo gastado el día anterior. Un buen sueño nos hace despertarnos descansados, haciendo que estemos física y mentalmente preparados para lo que nos tenga preparado el día que damos comienzo.

Muchas personas ven el acto de dormir como sinónimo de la más absoluta inactividad física y mental. Sin embargo, aunque la consciencia se apague durante el sueño nuestro cerebro sigue trabajando y es gracias a este trabajo cerebral que mientras dormimos esto nos ayuda a aprender mejor. Además de hacer que nos despertemos al día siguiente con mayor concentración y más despejados, dormir hace que nuestro cerebro trabaje activamente consolidando los aprendizajes que se hayan hecho durante el día anterior.

Cuando dormimos se van formando conexiones neuronales lo cual permite explicar por qué se asienta mejor el conocimiento mientras estamos durmiendo, siempre y cuando ese sueño sea de buena calidad. Se van creando nuevas espinas dendríticas, sobre todo en la fase de sueño no REM, de onda corta, que es un sueño profundo y que se da durante las primeras horas de la noche y en el que no se generan sueños.

Dado que dormir ayuda a asimilar mejor los conocimientos aprendidos, adquirir un buen patrón de sueño debería ser clave para los estudiantes de cualquier nivel educativo, especialmente en la secundaria, la preuniversitaria y en la universidad, puesto que son los alumnos de estos tres niveles quienes son más propensos a trasnochar antes de un examen.

Debería ser fundamental para estos estudiantes evitar las sesiones de estudio nocturnas, especialmente debido a cómo afectan a la cantidad y calidad del sueño posterior, si es que llegan a dormir.

La importancia de dormir bien para interiorizar conocimientos

Pese a que no es un secreto que dormir bien influye positivamente en nuestra capacidad cognitiva, muchos estudiantes no aprecian la importancia de una buena higiene del sueño y su relación con rendir mejor ante las exigencias académicas. No solo no duermen lo suficiente, sino que hacen cosas que dificultan todavía más el conciliar el sueño como es abusar de las pantallas, tomar ingentes cantidades de cafeína y estudiar en el último momento del día.

Como hemos comentado, el sueño no únicamente nos proporciona el descanso físico y mental que necesitamos tras un día entero consumiendo nuestros recursos. Además de esto dormir nos permite asentar bien el conocimiento que hemos ido aprendiendo a lo largo del día. Dormir bien nos ayuda a aprender aquello que hemos visto durante el día anterior. Pese a esto, son muchos los estudiantes que confían en que privarse de una noche de sueño y hacer una gran “empollada” les ayudará en el examen del día siguiente. Craso error.

Aunque dejemos de prestar atención a algo que estamos aprendiendo el cerebro no deja de trabajar en ello, procesándolo. Nuestro cerebro realiza varias actividades para consolidar este nuevo conocimiento y hacer que se quede en nuestra memoria a largo plazo. Si bien es cierto que este proceso se inicia desde que codificamos la información, es decir, desde el momento en el que la hemos recibido y entendido, es durante el sueño cuando el proceso de consolidación se da de la forma más eficiente.

Este proceso de consolidación conlleva la reactivación neuronal de representaciones que fueron codificadas durante la vigilia, es decir, cuando dormimos activamos las mismas partes del cerebro que fueron activadas cuando estábamos aprendiendo algo, ya fuera en clase o repasando el temario. Así pues, mientras dormimos es como si estuviéramos haciendo un repaso de lo visto horas antes, solo que esta vez lo hacemos de forma inconsciente.

Además de este repaso inconsciente, dormir contribuye en nuestro aprendizaje haciendo que se conecten ideas recientes con otras más o menos lejanas pero que tienen algún tipo de relación. Es decir, gracias al sueño tenemos más probabilidades de tener “revelaciones” al día siguiente, asociando lo que estamos aprendiendo ahora con temarios de otras asignaturas y cursos o alguna experiencia personal que puede relacionarse. En definitiva, dormir mejora el aprendizaje y, además, fomenta la creatividad.

Factores que perjudican el sueño

Hay dos factores que afectan negativamente a la calidad y cantidad del sueño de los estudiantes y que se relaciona directamente con su capacidad de aprender. El primero tiene que ver con el abuso de las nuevas tecnologías, en especial de los videojuegos y las pantallas, mientras que el segundo tiene que ver con el consumo de cafeína, la sustancia estrella de las sesiones de estudio y la única a la que los menores de edad tienen acceso legalmente.

Dispositivos electrónicos

Los videojuegos son el entretenimiento más usado en la infancia y la adolescencia y son, también, los que más demonizados han sido por supuestos expertos. Muchas son las burradas que se han dicho acerca esta forma de ocio, entre ellas la de que vuelve a los jóvenes violentos, impulsivos, menos inteligentes y otras falacias.

Todo ello es falso, sin embargo sí que cabe destacar que su uso en horas previas a irse a dormir puede afectar al sueño dado que muchos videojuegos lo que hacen es incrementar la alerta y estimulan emocionalmente. Los videojuegos pueden desvelarnos y nos costará dormirnos.

Otro factor tecnológico que repercute negativamente en la consolidación del sueño es el uso de pantallas en general, especialmente el uso del móvil. El abuso de pantallas pocas horas antes de irse a dormir se ha asociado con mayor dificultad para conciliar el sueño porque supuestamente si se recibe la luz brillante de estos dispositivos durante la noche se inhibe la secreción nocturna de melatonina, que es la hormona que regula los ciclos sueño-vigilia. El organismo cree que es de día, se alteran los ciclos circadianos, haciendo que nos cueste dormir de noche y empeorando la calidad de nuestro sueño.

Bebidas cafeínicas

La cafeína afecta también a la consolidación de aprendizajes durante el sueño. Es de cultura general que las bebidas como el café, el té o cualquiera que contenga cafeína nos despierta y dificulta que nos quedemos dormidos, sobre todo si la tomamos por la tarde-noche, pero además y en contra de lo que muchos creen, tiene repercusiones negativas en nuestras capacidades cognitivas.

Las bebidas con cafeína como la cola, el té, el café o el chocolate caliente son productos a los que los menores de edad tienen fácil acceso. Se ha visto que su consumo prolongado hace que los niños duerman de media 15 minutos menos cada noche, lo cual afecta considerablemente a su descanso y rendimiento al día siguiente.

Pero además de esto el consumo habitual de estas sustancias deriva en un menor rendimiento cognitivo, cosa que puede hasta parecer contraintuitiva teniendo en cuenta que el motivo de su consumo suele ser para “espabilarse”.

Si se consume de manera puntual la cafeína puede incrementar nuestra capacidad de alerta y atención. Sin embargo, si su consumo es habitual lo que sucede es que reduce la función cognitiva. No es que nos volvamos menos inteligentes a más cafés bebidos, pero sí que nos cuesta más concentrarnos y prestar atención.

De hecho, llega un momento en el que para conseguir tener la misma concentración que teníamos antes de volvernos adictos necesitamos incrementar la dosis de cafeína, puesto que hemos generado tolerancia y dependencia.

Es por este motivo que no se debería dar bajo ningún concepto ninguna bebida cafeínica a un niño debido a que, aunque no sea una droga como el cannabis, el alcohol o el tabaco, la cafeína altera el cerebro, genera dependencia y hace que para poder concentrarse mejor necesiten tomar cada vez más. Además, la inmensa mayoría de las bebidas cafeínicas que encontramos en el mercado tienen ingentes cantidades de azúcar, otro motivo por el que no se debería dar este tipo de refrescos a los más pequeños.

En resumidas cuentas, la cafeína afecta al rendimiento académico de dos formas. Una, que es la más conocida, es que altera el sueño tanto cualitativa como cuantitativamente, privándonos de un proceso que ayuda a consolidar el conocimiento adquirido en clase. La otra es que a más consumo más dependencia se genera, y más cantidad se requiere tomar para tener una atención y concentración normales.

Recomendaciones

Visto todo lo anterior, es extremadamente contraproducente para nuestro aprendizaje pasarse la noche en vela, estudiando el día antes del examen, tomando ingentes cantidades de café y mantenernos despiertos mientras miramos los apuntes en la pantalla del ordenador.

Estaremos cansados pero desvelados, no daremos oportunidad a nuestro cerebro para que establezca conexiones entre las ideas aprendidas y nuestros aprendizajes serán muy desestructurados y durarán bien poco en nuestra memoria.

Lo recomendable es que la sesión de estudio no se haga inmediatamente antes de irse a dormir, aun si se tiene la intención de dormir a una hora recomendada (22h-23.30h) y aunque el estudio esté bien dosificado. Si se quiere estudiar un poco antes de dormir lo mejor es repasar los apuntes, no hacer resúmenes, esquemas ni cualquier actividad cognitivamente demandante porque nos desvelará y eso influirá en la consolidación del sueño.

Aunque muchas personas sostienen que les va mejor estudiar por la noche, lo cierto es que es contraproducente. La llegada de la noche es la llegada del final del día y esto se nota porque estamos muy cansados. Hemos estado gastando energías a lo largo de todo el día y el cuerpo lo nota, aunque no lo queramos reconocer ¡Llevamos casi 16 horas despiertos! Ponerse a estudiar de noche lo único que hará será atrasar nuestro sueño, pese a que estaremos cansados y eso hará que no adquiramos los conocimientos.

Es por esto que lo mejor que se puede hacer es dejar la sesión de estudio para las primeras horas de la tarde, entre las 16h y 17h. Muchos estudios apuntan que empezar el estudio a esa hora, cuando ya han pasado varias horas desde que hemos comido y todavía hay luz, es perfecto para poder estudiar concentrados. A primera hora de la mañana se puede intentar, pero tampoco suele ser recomendable debido a que si bien hemos empezado el día y, por lo tanto, no estamos cansados, todavía estamos bajo el influjo del sueño.

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Graduado en Psicología con mención en Psicología Clínica por la Universidad de Barcelona. Postgrado de Actualización de Psicopatología Clínica en la UB.

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