Al contrario de lo que podemos pensar, evaluar no tiene que ver con juzgar en su concepción más clásica, más bien, cuando hablamos de evaluación psicopedagógica, nos referimos a medir los aspectos implicados en el proceso de enseñanza/aprendizaje del alumno con el objetivo de conocer cuáles son sus dificultades y lo más importante, sus habilidades y destrezas.
Sin embargo, la evaluación no se centra exclusivamente en la valoración del individuo, sino que también incluye aspectos que tienen que ver cómo se relaciona el alumno con el contexto y el entorno, tanto educativo como familiar. Áreas íntimamente relacionadas con su respuesta educativa.
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¿Qué entendemos por evaluación psicopedagógica?
La evaluación psicopedagógica nos proporciona una fotografía sobre las áreas de desarrollo en las que la persona tiene mayor o menor dificultad. Y esta información nos sirve para acompañar al alumno en la consecución de un óptimo desarrollo, diseñando los instrumentos adecuados que pongan en valor sus potencialidades y compensando de esta manera las dificultades.
Podríamos decir que sería como hacerle un “traje a medida”, que además de cómodo, sea funcional.
¿Cuándo evaluar?
Si bien es cierto que la evaluación nos facilita una información muy valiosa, no siempre es necesario y conveniente realizarla.
Se debe evaluar a un niño siempre que aparezca algún tipo de dificultad relacionada con el manejo de símbolos (lenguaje), si se detectan cambios en el rendimiento académico u observamos dificultades en áreas instrumentales básicas, si se aprecia oposicionismo en la aceptación de normas, si existen conflictos en la interacción social, si detectamos crisis emocionales y de convivencia o problemas de disciplina.
También podemos determinar la realización de una evaluación psicopedagógica para acompañar en el proceso de toma de decisiones para la orientación vocacional y/o profesional.
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¿Cómo evaluar?
Es importante que informemos al alumno de que vamos a realizar una evaluación. Es habitual en consulta encontrarnos con un porcentaje elevado de niños que llegan a la sesión sin saber a qué vienen. Por supuesto habrá que adaptar el mensaje a la edad y momento madurativo del niño, pero es importante que les informemos.
Los adultos tendemos a interpretar que hay cosas que es mejor que los niños no sepan, o quizá hay cuestiones que son de difícil abordaje porque los padres no sabemos cómo explicarlas. Y es que aceptar que no tenemos por qué saberlo todo, es un hecho que hay que admitir y esta actitud puede ser de mucho valor en la construcción del autoconcepto de nuestros hijos.
Si nos sentimos inseguros en este terreno podemos pedir consejo a los profesionales que van a encargarse de la evaluación para puedan orientarnos en cómo trasladar la información.
Los niños se enfrentan mejor a la tarea si saben algo de lo que van a hacer, por lo tanto, dotarles de la información y prepararlos para la acción mejorará los resultados de la evaluación. El niño ya genera una expectativa y no encontrarse con una situación nueva en la que puede estar más inhibido.
Otro factor que influye en la inhibición o no del evaluado en el desarrollo de la sesión tiene que ver con la sensación de espacio privado. Es importante comunicar al niño que la evaluación se realizará bajo la premisa de la privacidad y que todo lo que se vaya a decir fuera del espacio sobre la propia evaluación, será consensuado.
¿Qué hay que tener en cuenta para realizar una evaluación psicopedagógica?
Estos son los principales elementos a considerar en una evaluación psicopedagógica.
1 Partir de la demanda por parte de la escuela
Tutor, profesores, departamento de orientación, o de la petición que pueda hacernos la familia. Establecer una primera premisa nos ayuda a enfocar el problema y poder valorar qué tipo de evaluación tenemos que realizar y qué áreas son susceptibles de ser evaluadas.
2. Edad
Es importante ajustar la evaluación a la edad del evaluado. No es lo mismo evaluar a un niño que está en etapa temprana que a un niño que está entrando en etapa preadolescente. Por lo tanto, la edad es fundamental para saber qué tipo de evaluación vamos a realizar.
3. Análisis de la dificultad
Establecer los criterios de evaluación en función de la información recogida.
4. Observación
Para realizar una adecuada evaluación es necesario que aprendamos a observar
5. Utilizar instrumentos de evaluación de amplio espectro
Estos pueden ser listados de observación, entrevistas estructuradas, etc.
Es fundamental la utilización de estos instrumentos ya que en muchas ocasiones no es coincidente la demanda inicial con el problema de base o que está generando dificultades asociadas a las tareas de aprendizaje. Esta evaluación de los aspectos generales nos guía sobre cuáles son los focos en los que hay que profundizar en la evaluación.
6. Evaluar las aptitudes
Estas tienen que ver con las competencias académicas. Motivación, memoria, funciones ejecutivas, procesamiento de la información del aprendizaje.
7. Evaluar los aspectos y competencias emocionales puede ser de gran ayuda
Estas variables están íntimamente relacionadas con el rendimiento académico. Y en muchos casos un problema aparentemente de aprendizaje puede venir determinado por una dificultad en la gestión emocional.
Resumen
Cómo podemos apreciar de todo lo anterior, la evaluación psicopedagógica no está exenta de complejidad. Una acertada detección y entendimiento de la dificultad, es fundamental para conseguir el éxito en la intervención.