Las emociones influyen mucho en nuestro comportamiento y en la forma cómo percibimos nuestro entorno. En función de qué estado anímico sintamos al encontrarnos en una determinada situación, actuaremos de una forma más o menos adecuada.
Tradicionalmente se ha planteado la necesidad de aceptar nuestras emociones y saber gestionarlas en el momento de aparecer pero, ¿y si pudiéramos escogerlas de forma deliberada? Es decir, ¿y si decidiéramos sentirnos de la forma más adecuada según la situación a la que tenemos que enfrentarnos?
Esta idea es la principal en el enfoque de la vinculación emocional consciente, un modelo bastante útil en la vida en general pero, sobre todo, en el ámbito educativo. A continuación vamos a ver qué es la vinculación emocional consciente y cómo entiende al amplio espectro emocional humano.
- Artículo relacionado: "Psicología emocional: principales teorías de la emoción"
¿Qué es la vinculación emocional consciente?
La inteligencia emocional es algo de lo que ya hace mucho que se habla, y no es de extrañar pues cada vez son más las personas que entienden el gran papel que tienen las emociones sobre nuestra vida. Saber gestionar el amplio espectro emocional, esto es, ser emocionalmente inteligente, nos trae bienestar psicológico, éxito y nos permite enfrentarnos a la adversidad sin que nos desborde.
Una de las acciones más comunes hechas por quienes hablan sobre la inteligencia emocional era la de concentrar los esfuerzos en ayudar a las personas a identificar sus emociones, ponerles nombre y gestionarlas cuando aparecían. Esta estrategia es muy necesaria y útil, pero también es necesario entrenar la capacidad de hacer que las emociones que nos interesan vengan a nosotros. Es decir, conviene adquirir las habilidades adecuadas para crear un clima emocional que nos traiga ventajas.
La vinculación emocional consciente (VEC) es una estrategia relacionada con la inteligencia emocional que nos permite conectar de forma deliberada con nuestros estados internos. Es decir, aplicando esta estrategia nos permite relacionarnos con nuestras emociones de una forma inteligente. Para ello es necesario un proceso de autoconocimiento, aprendiendo nociones de autogestión y de liderazgo emocional. Su utilidad fundamental es sobre todo la de conseguir influir en un grupo a nuestro cargo, como por ejemplo un aula de clase o una oficina empresarial.
Este modelo fue desarrollado por el psicólogo clínico Roberto Aguado Romo, basándose tanto en su experiencia profesional como en numerosos hallazgos neurocientíficos. Gracias a que esta estrategia es sumamente útil para atraer emociones más productivas según la situación vivida, se ha convertido en una de las herramientas más usadas para alcanzar el bienestar y el éxito personal y social de muchas personas.
- Quizás te interese: "La importancia de la educación emocional en la infancia y la adolescencia"
Las emociones adecuadas y las emociones inadecuadas
Generalmente distinguimos entre emociones positivas o “buenas”, que son aquellas que nos hacen sentir bien; y emociones negativas o “malas”, que son las que nos resultan desagradables sentir. Esta visión es muy diferente a cómo concibe las emociones el modelo VEC, en el que se hace una clasificación distinta. Aquí las emociones son categorizadas como emociones adecuadas y emociones inadecuadas.
Las emociones adecuadas se pueden definir como aquellas que son apropiadas y funcionales para hacer frente a un determinado contexto. Por ejemplo, sentir miedo cuando hay una amenaza cerca (p. ej., un incendio o un atraco) es adaptativo, pues esta emoción nos motiva a alejarnos del peligro o pedir ayuda.
En cambio, las emociones inadecuadas son aquellas que no nos sirven para hacer frente a una determinada situación funcionalmente, e incluso pueden perjudicarnos en forma de limitaciones y nuevos problemas. Por ejemplo, el mismo miedo del caso anterior, si aparece en una situación que es inofensiva (p. ej., dar una conferencia o hacer un examen) es una emoción disfuncional, pues no nos permite llevar a cabo una determinada tarea o acción necesaria.
El modelo VEC sostiene que las personas, al menos la mayoría, nacemos con un repertorio de emociones básicas que estamos preparados para sentir por naturaleza: asco, miedo, tristeza, sorpresa y alegría. A medida que vamos creciendo e interactuando en el seno de nuestra cultura, aprendemos a asociar esas emociones a situaciones concretas. Si este aprendizaje no es apropiado, como por ejemplo lo sería asociar el miedo a contextos sociales, acabaremos sufriendo consecuencias desagradables.
La premisa principal de la vinculación emocional consciente es conseguir que las personas con las que se aplica desaprendan las relaciones disfuncionales entre emociones y según qué situaciones para, así, poder volver establecer nuevas asociaciones, esta vez de forma funcional. La idea es que el individuo sienta tristeza cuando esta emoción es adecuada, miedo cuando sea necesario huir de un peligro o alegría cuando sea la ocasión oportuna. Para conseguir aprender cuándo es preciso sentir una u otra emoción, al igual que sucede en la infancia, es bueno contar con el referente adecuado.
- Artículo relacionado: "Psicología educativa: definición, conceptos y teorías"
Aplicación del modelo VEC en el ámbito educativo
La vinculación emocional consciente es especialmente útil en contextos educativos, obteniendo muy buenos resultados tanto para los profesores como para sus alumnos. Así, el modelo VEC aplicado en el ámbito educativo tiene por objetivo el de crear un clima emocional que facilite el aprendizaje. Para esto se distinguen dos tipos de emociones, las cuales facilitan o dificultan la enseñanza y el aprendizaje.
Emociones TRAM
Las emociones TRAM son:
- Tristeza: si el profesor o el alumno se siente triste, desmotivado o afligido.
- Rabia: ira hacia la obligación de tener que estar en clase y hacer las tareas.
- Asco: cuando la asignatura impartida es aburrida, desagradable y poco atractiva.
- Miedo: el alumno se siente incapaz de aprender o teme no estar a la altura.
Las emociones TRAM son de esas que no interesa que se manifiesten mucho en un contexto educativo. Tanto si el docente como los alumnos experimentan tristeza, rabia, asco o miedo estando en clase será muy difícil que se aprenda de forma significativa, y mucho menos que el conocimiento se integre.
Esto es especialmente visible en el caso de alumnos con buenas aptitudes, como es el caso de los niños y niñas de altas capacidades. Son niños que tienen una facilidad natural para adquirir ciertos conocimientos pero que, en caso de no estar lo suficientemente motivados, la materia les parece aburrida, poco interesante y prefieren centrar su atención en cosas que sí les dé placer.
El profesor o los propios padres, al desconocer la importancia de la motivación en el proceso educativo, acaban diciendo eso de “el niño puede, pero no quiere” atribuyéndole cierta rebeldía o negativismo. Pero es que realmente el niño sí quiere, lo que pasa es que no puede porque durante el transcurso de las clases surgen emociones que no facilitan lo más mínimo el aprendizaje.
- Quizás te interese: "Gestión emocional: 10 claves para dominar tus emociones"
Emociones CASA
Las emociones CASA son la curiosidad, la admiración, la seguridad y la alegría, y son precisamente los estados emocionales que queremos que se den en contextos educativos. Estas emociones motivan tanto al profesor como a sus estudiantes, facilitando el proceso de enseñanza y aprendizaje. El alumnado se siente capaz de aprender, experimentando verdadero interés por la materia y la forma cómo es impartida. Se produce un aprendizaje significativo y los conocimientos se adquieren de forma sencilla y natural.
- Artículo relacionado: "Cómo controlar la ira: 7 consejos prácticos"
La importancia de la VEC
Todas las emociones humanas tienen una finalidad adaptativa, si no no las hubiéramos conservado tras miles de años de evolución. No debemos ver a los estados emocionales como positivos o negativos en base a cómo nos hacen sentir, sino conceptualizarnos como adaptativos o desadaptativos en función de si nos hacen adaptarnos y superar la situación o contexto en el que nos encontremos. La ira es útil cuando hay que defenderse, el miedo es necesario cuando hay un peligro y la alegría es adaptativa cuando estamos con otras personas y queremos que tengan una buena impresión de nosotros.
Por todo esto, la VEC es una muy buena herramienta para el aprendizaje en contexto educativo pero, también, funcional para la vida en general. Al vincularnos de forma consciente con nuestras emociones podemos sacar el máximo provecho de ellas.
Newsletter PyM
La pasión por la psicología también en tu email
Únete y recibe artículos y contenidos exclusivos
Suscribiéndote aceptas la política de privacidad