¿Cómo evitar las Recaídas en las Adicciones?

Una adicción es un trastorno que se fundamenta en la imposibilidad de dejar de llevar a cabo conductas impulsivas, aunque estas sean opuestas a la voluntad de la persona que las ejecuta. Se dice que es un trastorno que incide tanto a nivel psicológico como biológico, ya que trae una serie de consecuencias negativas para la salud en ambos ámbitos.

La incidencia de la adicción en la vida de una persona es transversal. Por lo tanto, en un proceso de recuperación existe la posibilidad de que las personas experimenten una recaída. En este artículo veremos cuáles son los efectos de la adicción y cómo evitar las recaídas en las adicciones de manera segura.

¿Cómo afecta una adicción en la vida de una persona?

En primer lugar, la dependencia a una sustancia o actividad produce una intensa necesidad y dependencia debido a la satisfacción que origina en la persona; lo que desencadena una serie de pensamientos y comportamientos en el adicto que protagonizarán los distintos ámbitos de su vida. La adicción merma las relaciones sociales, las actividades rutinarias, la vida laboral y, en definitiva, la salud mental. Por otro lado, los efectos también inciden a nivel biológico, ya que ese «placer» que la persona experimenta al concretar la conducta problemática implica una activación repetida de los sistemas de recompensa, lo cual supondrá un refuerzo a la repetición de esa conducta. Y, claro está, muchas de las sustancias a las que las personas se vuelven adictas traen efectos negativos en sí mismas.

En definitiva, lo psicológico y lo biológico se retroalimentan para generar un bucle del cual el adicto tiene dificultades para salir. De intentar romper con este bucle de forma brusca, es posible que experimente altos niveles de ansiedad y vuelva a caer en los hábitos de la adicción. Por esa razón, veamos cómo evitar las recaídas en las adicciones de manera segura.

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Estrategias para evitar las recaídas en las adicciones

Las recaídas implican «retrocesos» que acontecen durante un proceso de cambio de comportamiento, como podría ser progresar hacia el inicio o mantenimiento de alguna meta específica (por ejemplo, sostener la abstinencia del alcohol). La idea de retroceso, no obstante, podría ser cuestionada en tanto el proceso de recuperación de una adicción es dinámico y como tal siempre está sujeto a altibajos. Una recaída no implica que el tratamiento haya fallado.

Vivir con una adicción puede ser difícil puesto que la persona está intentando cambiar conductas muy arraigadas, por lo que es importante enfatizar en la empatía durante este proceso; y aunque una adicción no es curable, se puede tratar para incluso así construir una vida plena y significativa. Estas son algunas estrategias en pos de ello.

Acompañamiento por equipo de profesionales de la salud

Primeramente, la mejor manera para evitar una recaída en las conductas problemáticas propias de una adicción es el acompañamiento por un equipo de profesionales de la salud que atiendan la particularidad de cada caso. Los tratamientos, asimismo, son distintos de acuerdo a la sustancia o actividad a la que se es adicto e interpelan a más de un profesional (por mencionar sólo un par, psiquiatras y psicólogos), por lo que una adicción requiere de un abordaje interdisciplinar. Por ejemplo, en las adicciones a drogas suele combinarse un tratamiento de tipo farmacológico con terapia psicológica, en general de tipo cognitivo-conductual.

Evitar una recaída implica sostener una conducta nueva a lo largo del tiempo, distinta a los viejos hábitos de consumo. Sin embargo, en este cometido la persona probablemente experimentará ansiedad, miedo, insomnio, entre otros síntomas. Es fundamental contar con un equipo detrás que opere como una red de apoyo y sostén cuando se presenten estas dificultades.

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Redefinir la palabra «diversión»

Cuando una persona que está recuperándose de una adicción se enfrenta a momentos complejos durante el tratamiento psicológico, es probable —de acuerdo a la experiencia clínica— que tienda a embellecer su pasado. Y es que bajo situaciones estresantes es común que tenga pensamientos como “sabía que no podría con esto”; o que “la recuperación es un trabajo muy arduo, en cambio, el consumo era divertido”. Esta idea es importante redefinirla, ya que tener expectativas positivas respecto a las consecuencias del consumo es un factor de riesgo que podría implicar una recaída.

Lo que le subyace a estas frases es una minusvaloración de las consecuencias de la adicción. Es decir, la persona recuerda la adicción como un momento fácil y de disfrute; porque recordemos que quizás, para él o ella, es muy probable que consumir haya supuesto cierta cuota de diversión (momentánea, claro). No obstante, mediante estas afirmaciones no está poniendo sobre la balanza las consecuencias negativas de la adicción en la pareja, en el trabajo, en la familia, con los amigos; ni tampoco la alta cuota de sufrimiento que acarrea el no poder abandonar una conducta problemática. Sí, el tratamiento puede ser muy difícil, pero una de las estrategias para evitar las recaídas en las adicciones implica que la persona se de cuenta que prolongar el consumo siempre es peor.

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Contar con una red de apoyo

Para evitar recaer en las adicciones, es fundamental que la persona cuente con una red de contactos que le sirvan como sostén emocional. Como hemos insistido en este artículo, la recuperación acarrea la posibilidad de sentirse inestable y vulnerable a nivel anímico. Uno de los desafíos de la recuperación es aprender que experimentar malestar será parte del proceso y que eso no implica que el tratamiento esté fallando ni que esté haciendo algo mal.

De hecho, algunos autores han hecho hincapié en que, en definitiva, aprender a permanecer junto con nuestras emociones y pensamientos desagradables es un reto que debemos asumir todas las personas, incluso quienes no presentan una adicción. Por su parte, quienes están recuperándose pueden asumir erróneamente que sólo ellos se sienten ansiosos o tristes, arribando en muchas ocasiones a creer que esa experiencia no es común a todos los humanos y, por tanto, a sentirse solos. En consecuencia, contar con una red de apoyo emocional es clave para evitar una recaída.

Reducir la accesibilidad: revisión de vínculos y situaciones riesgosas

Por último, algo que señalan muchos equipos, grupos o grupos institucionales que trabajan con adicciones es que durante el tratamiento es mejor mantenerse lejos, al menos temporalmente, de las viejas amistades que están inmersas en los hábitos de consumo que la persona en recuperación intenta erradicar. La investigación indica que permanecer en los vínculos sociales reunidos en torno al consumo —llamados en muchos países de forma coloquial como la «mala junta»— es predictor de recaídas.

En consonancia con esto, también será importante (al menos al inicio del tratamiento) evitar situaciones riesgosas en las que la conducta problemática sería fácil de ejecutar. Por ejemplo, una persona que recién comienza el proceso de recuperación de una adicción al alcohol podría evitar acudir a una fiesta en la que estarán todos consumiendo. Eso sí, eventualmente adquirirá las habilidades para exponerse a eventos en los que la sustancia en cuestión esté presente, siempre con el acompañamiento de su red de apoyo y un equipo de profesionales detrás.