El consumo de sustancias psicoactivas es un fenómeno relativamente frecuente en nuestra sociedad. Los motivos para dicho consumo son múltiples y variados, desde tratar los efectos de un trastorno o enfermedad a aliviar el sufrimiento psíquico o físico causado por unas determinadas circunstancias o incluso simplemente hacer un uso recreativo de ellas.
Pero muchas de las personas que consumen drogas de manera habitual acaban generando una adicción y dependencia hacia la sustancia. De cara a intentar tratar a estas personas, es necesario estudiar sus características y observar si se dan puntos en común a partir de los cuales poder trabajar. Dicho de otro modo, resulta de gran utilidad establecer un perfil de la persona con drogodependencia.
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¿Qué consideramos drogodependencia?
Se entiende como drogodependencia a la situación en que un individuo consume de forma habitual una o varias sustancias de las que no es capaz de prescindir, siendo dicho consumo realizado de forma compulsiva con el fin de mantener un estado de bienestar o evitar el malestar asociado al síndrome de abstinencia.
El sujeto en cuestión no posee control del consumo, deseándolo constantemente y llevándolo a cabo a pesar de que puede querer y hacer diversos intentos para dejarlo. La persona en cuestión gasta gran parte de su tiempo y esfuerzo en conseguir la sustancia. Esta adicción genera diversos problemas y disminuye el funcionamiento de la persona en una gran mayoría de los dominios y ámbitos vitales.
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Del consumo ocasional a la adicción
Padecer una dependencia a una sustancia o droga supone supone un proceso más o menos largo (dependiendo de la sustancia, frecuencia de consumo, cantidad y características de personalidad). El proceso comienza con un consumo esporádico que, a pesar de no provocar la necesidad de repetirse ni generar su ausencia ansiedad, termina por reaparecer y poco a poco volverse algo más habitual.
Con el tiempo, el cuerpo adquiere una cierta tolerancia y empieza a ser necesario consumir más cantidad en periodos cada vez menos separados en el tiempo con el fin de obtener los mismos efectos que al principio. El consumo pasa de volverse ocasional a abusivo, generalizándose a diversas situaciones a pesar de no ser imprescindible. Finalmente, según la habituación aumenta, el sujeto necesita cada vez más en menos tiempo, perdiendo poco a poco el control del consumo y llegando a sufrir reacciones adversas en la ausencia de la droga.
El perfil del drogodependiente
El consumo abusivo y la drogodependencia puede ser el resultado de una gran variedad de situaciones y circunstancias, con lo que establecer un perfil típico del sujeto con drogodependencia puede ser complejo.
Sin embargo, a través del análisis de muestras representativas de la población es posible llegar a establecer una serie de características comunes entre las personas que padecen una adicción de este tipo.
1. Sustancias adictivas más frecuentes: Alcohol, cocaína y heroína
Existe una amplia gama de sustancias y drogas capaces de producir dependencia. La más frecuente es el alcohol, la cual debido a la aceptación social de su consumo en general y su popularidad tiende a provocar casi la mitad de los casos de dependencia a sustancias.
Con respecto a las drogas ilegales la cocaína es la sustancia a la que mayor número de personas es adicta (si bien la más consumida es el cannabis, no suele generarse una dependencia), seguida de la heroína y otras sustancias.
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2. Sexo y edad
Los diferentes estudios realizados respecto al tipo de individuos que padecen drogodependencias reflejan que existe una mayor prevalencia de adicción a sustancias entre hombres que entre mujeres.
La edad media del drogodependiente se sitúa en la actualidad entre los veinte y los cincuenta años de edad, siendo frecuente el inicio del consumo durante la adolescencia o la adultez temprana.
3. Estado civil: en general solteros
Con la excepción de la adicción al alcohol, en la que alrededor del 62% de los casos tienen pareja, el perfil más típico del sujeto con drogodependencia es el de una persona soltera. En los casos en las que existe una pareja, suelen haber problemas conyugales y problemas familiares, sean éstos causa o consecuencia de la de adicción.
4. Nivel socio-educativo y laboral medios
Cuando se piensa en un sujeto adicto a las drogas mucha gente tiende a pensar que es gente de un nivel educativo bajo, sin trabajo ni estudios y con pocos recursos económicos. Sin embargo, si bien en algunos casos esta imagen heredada de los años ochenta es cierta hoy en día una gran cantidad de drogodependientes son individuos que poseen al menos estudios primarios y secundarios, en muchos casos incluso superiores, teniendo un empleo o profesión que le permite vivir con relativa normalidad.
La excepción, según recogen informes del Proyecto Hombre, puede encontrarse en los individuos politoxicómanos y/o adictos a la heroína. Los individuos adictos a la heroína o a más de una sustancia suelen pertenecer a entornos más desestructurados, teniendo más problemas familiares y sociales, así como de salud. En muchos casos no tienen estudios ni ocupación laboral.
5. Características de personalidad
Con respecto a la manera de ser de la persona adicta, su personalidad y modo de percibir y actuar en el mundo, también hay una gran divergencia entre sujetos. Sin embargo, por norma general suelen ser personas con dificultades para establecer límites y con poca tolerancia a la frustración. Suelen tener elevados niveles de ansiedad o frustración.
En muchos casos hay sentimientos de baja autoestima y una autoimagen adversa que tratan de suplir mediante la gratificación inmediata de necesidades y la evasión. También es frecuente la presencia de inestabilidad emocional, dependencia relacional y poca confianza en sí mismos. En ocasiones pueden tener expectativas demasiado altas, que no pueden alcanzar, si bien en otros casos el problema es la ausencia de aspiraciones debido a la inhibición vital.
En muchos casos el origen del proceso adictivo se puede encontrar en el intento de ser aceptado socialmente, vencer las propias limitaciones o aliviar una situación de dolor, aislamiento y poca adaptación al contexto.
6. Pueden buscar llenar sentimientos de vacío o desesperación.
La adicción a una sustancia no aparece de la nada. El contacto o consumo esporádico con una droga puede provocar sensaciones muy diferentes que el usuario puede considerar placenteras, pero en muchos casos detrás de un consumo continuado puede haber el intento de rebajar la ansiedad y el sufrimiento. Se emplea la sustancia psicoactiva con el fin de llenar un vacío interno, experimentando gracias a ella sensaciones que ayudan a evitar y distraerse de situaciones aversivas y frustrantes como el abandono, los malos tratos familiares o sociales o la existencia de una discapacidad o trastorno.
De este modo, la droga consumida pasa a tener un papel y significado para el drogodependiente, siendo un elemento importante para intentar mantener un cierto bienestar mental al suplir al menos temporalmente las carencias y frustraciones internas o externas.
A la hora de tratar la drogadicción va a ser necesario identificar y trabajar sobre el significado que tiene la droga o el hecho de drogarse para el individuo, que representa para él y que le permite hacer, sentir o dejar de hacer o sentir.
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7. Viven en un contexto sociocultural que promueve su consumo
El contexto sociocultural es también un elemento a tener en cuenta a la hora de explicar la adicción a las drogas. En una sociedad con un gran número de normas e imposiciones sociales, algunas de ellas aplicadas de forma parcial o injusta, muchos sujetos acuden al consumo de sustancias ilegales como una muestra de rebeldía, generando la percepción social de que consumir es positivo. Convivir con este tipo de contextos en que el consumo es valorado de manera positiva y está visto como signo de rebeldía y liberación facilita el contacto con la sustancia, induciendo directa o indirectamente al consumo frecuente.
Es importante tener en cuenta que con el contexto sociocultural no se hace referencia necesariamente (si bien el algunos casos también existe alguna vinculación) al entorno familiar, siendo frecuente que muchos drogodependientes se críen en familias con valores contrarios al consumo. Amistades, parejas, contactos laborales o simplemente el conocimiento de que otras personas consumen drogas como mecanismo de evasión, búsqueda de identidad o protesta pueden ser otros desencadenantes del contacto y posterior dependencia de sustancias.
Asimismo en los casos en que la persona adicta decide cesar el consumo la desintoxicación es mucho más compleja si los estímulos el reforzamiento recibido a nivel ambiental y/o social puede asociarse a la droga.