¿Por qué el Alcohol nos hace más agresivos? Un estudio lo aclara

Comprendiendo el vínculo entre alcohol, el umbral del dolor y la conducta agresiva.

¿Por qué el Alcohol nos hace más agresivos?

El consumo de alcohol es una práctica socialmente aceptada en muchas culturas, pero sus efectos en el comportamiento humano pueden ser complejos y, en ocasiones, peligrosos. Uno de los aspectos más estudiados es su relación con la agresividad, un fenómeno que puede tener graves consecuencias en contextos sociales, familiares e incluso legales. Aunque se sabe que el alcohol aumenta la probabilidad de conductas violentas, las razones detrás de este vínculo no han sido del todo claras.

Un reciente estudio ha arrojado luz sobre un posible mecanismo clave: el alcohol disminuye la sensibilidad al dolor físico, lo que podría trasladarse a reducir la empatía hacia las personas de nuestro entorno y facilitar así el desarrollo de comportamientos agresivos.

El vínculo entre el alcohol, el dolor y la agresividad

El consumo de alcohol ha sido relacionado durante décadas con un aumento en los comportamientos agresivos, pero las razones exactas detrás de esta conexión han permanecido en debate. Un reciente estudio ha arrojado luz sobre un posible mecanismo: el impacto del alcohol en la percepción del dolor. Los investigadores encontraron que el alcohol actúa como un analgésico, aumentando el umbral del dolor, lo que podría estar vinculado a una mayor propensión a la agresión.

El estudio demostró que, cuando las personas consumen alcohol, experimentan una reducción en su sensibilidad al dolor físico. Este efecto analgésico no solo afecta cómo perciben su propio malestar, sino también cómo procesan el sufrimiento ajeno. Según los investigadores, sentir dolor propio es una pieza clave para desarrollar empatía, ya que nos permite conectarnos emocionalmente con el sufrimiento de los demás. Al reducir la capacidad de percibir el dolor, el alcohol podría disminuir la empatía y, por ende, hacer que las personas sean más propensas a infligir daños a otros.

Para probar esta hipótesis, los participantes de un experimento bebieron alcohol o un placebo antes de ser sometidos a una prueba de tolerancia al dolor. Aquellos que consumieron alcohol soportaron estímulos dolorosos más intensos y, posteriormente, mostraron comportamientos más agresivos en una tarea competitiva, infligiendo descargas eléctricas más fuertes y prolongadas a sus oponentes.

Estos hallazgos establecen un vínculo directo entre el efecto analgésico del alcohol y el aumento de la agresividad. Aunque este no es el único factor que explica la violencia relacionada con el alcohol, su contribución es significativa y destaca cómo el consumo de alcohol altera nuestra percepción del mundo y de los demás. Esto abre nuevas vías para entender y prevenir los comportamientos agresivos en contextos de intoxicación.

Metodología del estudio: cómo se llegó a las conclusiones

Para investigar la conexión entre el alcohol, el dolor y la agresividad, un grupo de investigadores liderado por Brad Bushman diseñó dos experimentos con un total de 870 participantes. Estos eran adultos jóvenes de entre 21 y 35 años, seleccionados como bebedores sociales sin antecedentes de enfermedades mentales graves, adicciones u otras condiciones que pudieran influir en los resultados. Este enfoque garantizó que los hallazgos fueran representativos de personas típicas que consumen alcohol en contextos sociales.

Los participantes fueron asignados aleatoriamente a dos grupos: uno que consumió una bebida alcohólica y otro que recibió un placebo. Las bebidas alcohólicas contenían alcohol mezclado con zumo de naranja en una dosis ajustada según el peso corporal de los participantes (un gramo de alcohol por kilogramo para los hombres y una dosis ligeramente menor para las mujeres). El grupo placebo, por su parte, recibió bebidas con solo una cantidad mínima de alcohol para simular el sabor y olor, evitando que identificaran fácilmente la ausencia de alcohol.

Tras consumir las bebidas, se realizó una prueba de tolerancia al dolor. Esta consistió en administrar estímulos eléctricos que aumentaban gradualmente en intensidad hasta que los participantes indicaron que el dolor se volvía intolerable. Los resultados confirmaron que aquellos que habían ingerido alcohol tenían un umbral del dolor significativamente más alto que los del grupo placebo, evidenciando los efectos analgésicos del alcohol.

A continuación, los participantes participaron en una tarea diseñada para medir la agresividad. En esta prueba, competían contra un supuesto oponente en un desafío de tiempo de reacción. El ganador podía administrar descargas eléctricas al perdedor, eligiendo tanto la intensidad como la duración del estímulo. Sin saberlo, el oponente era un cómplice que aumentaba deliberadamente las descargas recibidas, incentivando a los participantes a responder de manera agresiva.

Los resultados fueron consistentes en ambos experimentos: los participantes intoxicados infligieron descargas más fuertes y prolongadas que los del grupo placebo. Además, su disposición a aumentar la agresión estaba directamente relacionada con su menor sensibilidad al dolor. Esto confirmó que el efecto analgésico del alcohol contribuye significativamente a los comportamientos agresivos.

Los factores adicionales que influyen en la agresividad

Aunque el vínculo entre la disminución de la sensibilidad al dolor y la agresividad es un hallazgo crucial, no es el único factor que explica por qué el alcohol puede llevar a comportamientos violentos. El estudio liderado por Brad Bushman reveló que la tolerancia al dolor solo explica aproximadamente el 20% de este fenómeno, lo que sugiere que otras variables también desempeñan un papel importante en la relación entre el consumo de alcohol y la agresión.

1. Juicio y toma de decisiones

Uno de los factores principales es el impacto del alcohol en el juicio y la toma de decisiones. El alcohol afecta el funcionamiento del lóbulo frontal, una región del cerebro asociada con el control de impulsos y la regulación emocional. Bajo los efectos del alcohol, las personas tienden a actuar de manera más impulsiva, lo que puede llevar a reacciones exageradas o agresivas en situaciones de conflicto.

2. Empatía

Además, el alcohol reduce la empatía, es decir, la capacidad de ponerse en el lugar de otra persona y considerar el impacto de las propias acciones. Esto, combinado con el aumento del umbral del dolor, puede hacer que las personas sean menos sensibles al sufrimiento ajeno y más propensas a comportarse de forma violenta sin considerar las consecuencias.

3. Alteración emocional

Por su parte, la alteración de las emociones también juega un papel importante. El alcohol puede intensificar emociones negativas, como la ira o la frustración, dificultando su gestión. En situaciones sociales, esto puede derivar en conflictos que, de otra forma, podrían haberse resuelto pacíficamente.

4. Contexto social

Por último, el contexto social y las expectativas culturales relacionadas con el consumo de alcohol también influyen. En muchas sociedades, beber ha sido vinculado con la desinhibición, lo que puede “justificar” comportamientos agresivos. Estos elementos interactúan con los efectos físicos del alcohol, creando un terreno fértil para la agresividad.

Implicaciones prácticas y futuras preguntas

Los hallazgos de este estudio no solo aportan claridad sobre la relación entre el alcohol y la agresividad, sino que también abren nuevas vías para abordar este problema desde una perspectiva práctica. Identificar que el aumento del umbral del dolor desempeña un papel en la agresividad permite enfocar las intervenciones en aspectos más específicos, como mejorar el control emocional y la empatía en personas que consumen alcohol.

Una de las primeras implicaciones es la necesidad de reforzar las campañas de prevención, especialmente en contextos sociales donde el consumo de alcohol es frecuente. Informar a la población sobre cómo el alcohol no solo afecta el juicio, sino también la sensibilidad hacia los demás, podría reducir comportamientos agresivos y fomentar un consumo más responsable.

Además, este estudio subraya la importancia de regular desde las instituciones la cantidad de alcohol que consumimos. Las investigaciones futuras podrían explorar los efectos de diferentes niveles de intoxicación en la agresividad, especialmente en contextos como conflictos en relaciones cercanas, donde las dinámicas son más complejas y emocionales.

Otro aspecto relevante es analizar cómo los factores individuales, como la personalidad o el historial de traumas, influyen en la probabilidad de que alguien actúe agresivamente bajo los efectos del alcohol. Este conocimiento podría ayudar a personalizar estrategias de intervención, como programas de manejo de la ira o apoyo psicológico.

Finalmente, los investigadores destacan la importancia de seguir explorando otros mediadores, como la regulación emocional y el contexto social, para entender completamente cómo el alcohol fomenta la agresión y cómo mitigar este riesgo. Estos avances podrían contribuir a la construcción de ambientes más seguros y pacíficos.

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Javi Soriano. (2025, enero 27). ¿Por qué el Alcohol nos hace más agresivos? Un estudio lo aclara. Portal Psicología y Mente. https://psicologiaymente.com/drogas/por-que-el-alcohol-nos-hace-mas-agresivos

Psicólogo

Javi Soriano es graduado en Psicología por la Universidad de Valencia y está acabando un Máster en Investigación Psicosocial. Le interesa todo lo que tiene que ver con las personas y la sociedad, pero le encanta leer y escribir sobre temas relacionados con el género, la sexualidad y las minorías. Es una persona muy curiosa a la que le encantan los debates y aprender de los demás.

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