Las adicciones son alteraciones de la salud con una gran capacidad para dañar nuestra calidad de vida.
Algunos de los motivos es esto son el desgaste físico que conlleva desarrollar una y sus consecuencias negativas a la hora de mantener una vida social y afectiva. Sin embargo, también hay otro factor que lo complica todo: lo complicado que le resulta a la persona darse cuenta a tiempo de que está desarrollando una adicción.
Por eso, en este artículo veremos un resumen de cuáles son los principales signos de alerta que indican el inicio de una adicción. Tener en cuenta esto puede ser muy útil para descubrir a tiempo que se tiene un problema y así acudir a un profesional de la salud mental antes de que la situación se agrave.
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Los signos que marcan el inicio de la adicción
Estas son las principales señales que ayudan a detectar problemas por adicción en sus primeras fases de desarrollo.
Hay que tener en cuenta que no hace falta que se cumplan todas ellas para estar desarrollando una adicción, y que tampoco es recomendable asumir que está gestándose un trastorno de este tipo por el simple hecho de que nos parezca que alguien cumple uno o dos de estos criterios. Se trata de pautas orientativas para saber si hay motivos para preocuparse, y si un caso merece acudir a una primera visita con el psicólogo de especialidad clínica.
Por otro lado, también es importante saber que existen diferentes tipos de trastornos adictivos, cada uno de los cuales presenta distintas características. Por eso, las señales de alerta que aparecen descritas a continuación no están delineadas yendo a lo concreto (por ejemplo, cuánto tiempo exacto tiene que haber pasado desde que apareció una de ellas para considerar que se cumple el criterio).
En cualquier caso, el diagnóstico, el momento en el que se reconoce "oficialmente" que la persona ha desarrollado una de estas alteraciones, solo puede ser llevado a cabo por profesionales debidamente acreditados y que trabajan en salud mental. Dicho esto, veamos cuáles son los signos que indican el inicio de una adicción.
1. Se empieza a dormir mal
Esta es una de las señales más típicas de que hay una adicción en marcha. Las personas que empiezan a generar dependencia con alguna sustancia o comportamiento tienden a ver muchas de las horas de sueño como una pérdida de tiempo, y muchas veces la ansiedad no les deja dormir, al pensar constantemente en asuntos relacionados con la próxima vez que verán satisfecha su necesidad irrefrenable.
Por ejemplo, algunos de estos pensamientos que les pasan por la cabeza al intentar conciliar el sueño son: "¿compensa seguir aquí, o me da tiempo para una copa más en la cocina?", "¿qué haré mañana por la mañana para conseguir otra dosis?", "¿dónde podría conseguir material más cerca de casa?", etc.
2. Aparece la irritabilidad al hablar del tema
Si alguien del entorno de esa persona empiezaa sospechar que hay una adicción gestándose y le pregunta por este tema a la persona afectada, es probable que más pronto que tarde esta última se muestre irritada y hostil, incluso si la otra no ha insistido demasiado. Se busca evitar una conversación acerca del tema para mantener una cierta ambigüedad, ya que aún no es evidente para todo el mundo que ha surgido un trastorno y se puede aspirar a seguir ocultándolo todo lo posible.
3. Se empieza a consumir sustancias adictivas en paralelo
En la gran mayoría de las ocasiones, las personas que presentan algún tipo de adicción y que no han sido sometidas a tratamiento llegan a un punto en el que combinan esta tendencia adictiva con el uso de sustancias con potencial de crear dependencia. Es cierto que esto no tiene por qué ocurrir en las primeras fases de la adicción, pero cuando ocurre, es una de las principales señales de alerta.
Por ejemplo, si una persona ha empezado a crear patrones de comportamiento propios del juego patológico, incluso si oculta esas sesiones de apuestas que mantiene casi diariamente, es muy probable que sus amigos y familiares noten que bebe más, o que ha empezado a probar de vez en cuando drogas que nunca antes había tocado (cocaína, cannabis, etc.).
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4. Se va dejando de lado las viejas amistades
Una de las características de las adicciones es que no surgen sin más en el cerebro de la persona afectada, sino que generan contextos sociales que favorecen su supervivencia.
Por ejemplo, si una persona empieza a beber mucho alcohol y sus amigos de siempre apenas beben una cerveza los fines de semana, la persona promedio que está desarrollando un trastorno adictivo tiende a "desconectar" de esos círculos sociales, por ejemplo, para no sentirse juzgada. En algunos casos se empezará a aislar durante su tiempo libre, y en otros empezará a buscar la compañía de otras personas que presentan patrones adictivos en su comportamiento.
5. Se tiende a la búsqueda de soledad
Como la persona que está desarrollando una adicción está empezando a poner como prioridad número uno siempre la misma acción, su vida social se va empobreciendo; a fin de cuentas, los momentos más importantes para él pueden ser conseguidos en soledad; con la excepción de ciertas adicciones conductuales como el juego patológico, en los que se nota que la compañía de otros es simplemente instrumental, una consecuencia de lo que se intenta conseguir (en este caso, apostar con alguien en una mesa de poker, en una apuesta de carreras de caballos, etc.).
6. Abandono de proyectos
Del mismo modo en el que se tiende a dejar de lado a los amigos, la persona empieza a dejar de sentir interés por proyectos que antes le ilusionaban, dado que estos requieren pensar en ellos y organizarse para dedicarles tiempo con regularidad, algo que el adicto no se puede permitir hacer.
Del mismo tiempo, va apareciendo un descontrol en la manera de ahorrar o a crear planes de vida a largo plazo (jubilación, iniciación de empresas con capital propio...), hasta el punto en el que se va asumiendo que los ahorros son recursos que pueden ser gastados en el ocio.
7. Efecto polarizador en el trabajo
En lo relativo al trabajo, normalmente se empieza a invertir los esfuerzos y el tiempo justos para seguir teniendo ingresos, pero ya no hay demasiadas perspectivas de mejorar el estatus laboral.
Sin embargo, en otros casos de personas que empiezan a desarrollar adicciones, la vida se distribuye en dos obsesiones: la adicción y el trabajo, dejando de lado lo demás. Es posible que esto se deba a que trabajar ofrece una cobertura moral para seguir dedicando mucho tiempo a la conducta de satisfacción de las adicciones, o para ir cubriendo deudas.
8. Se busca una razón racional para justificar la adicción
Por otro lado, la persona empieza a "enmascarar" sus verdaderos motivos por los que consume droga o abraza las adicciones sin sustancias, como por ejemplo argumentando que esas experiencias le ayudan a concentrarse, a motivarse, etc. Se trata una frase de transición entre el momento en el que se siente que hay motivos por los que sentir culpa (admitiendo que hay un patrón adictivo) y el momento de aceptación del problema, cuando no se puede ocultar el deterioro que ha generado el trastorno.