Actualmente, el ser humano dispone de diferentes fuentes de apoyo para recordar información relevante. La agenda personal es un claro ejemplo de ello. Sin embargo, es recomendable alimentar y cultivar los distintos tipos de memoria en la etapa adulta.
Los principales tipos de memoria
1. Memoria a corto plazo: principales características y ejemplos
Pone de manifiesto la capacidad de retener información concreta durante un breve periodo de tiempo. Resulta especialmente práctica en la rutina cotidiana. Te permite hacer una revisión de algunas de las tareas recientes que has llevado a cabo. También te permite incorporar nuevos datos con un fin práctico. Por ejemplo, imagina que has leído el título de una película que se ha estrenado recientemente en los cines.
Y te acercas a las salas que están muy próximas a tu domicilio para consultar si esa propuesta está en la cartelera. Conviene señalar que la capacidad de este tipo de memoria no es ilimitada. Sin embargo, la persona recibe grandes dosis de información en su interacción con el entorno. Percibe nuevas sensaciones a través de la vista, el oído, el olfato, el tacto o el gusto.
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2. Rasgos y características de la memoria a largo plazo
Algunos de los datos que previamente formaron parte de la memoria a corto plazo pasan a integrarse de un modo definitivo. Otros, por el contrario, pueden caer en el olvido. El recuerdo que conecta directamente con el aprendizaje adquirido por medio de la experiencia resulta muy valioso en el afrontamiento de cada nuevo día. El ser humano no puede conservar todos los detalles de las horas más recientes puesto que, como hemos indicado, la memoria a corto plazo no presenta una capacidad ilimitada. Sin embargo, cada nuevo amanecer no significa empezar completamente de cero. El sujeto posee grandes dosis de información que ha incorporado en su memoria a largo plazo.
Algunas vivencias de la infancia, la adolescencia o la juventud perduran durante un amplio periodo de tiempo. Del mismo modo, muchos de los aprendizajes adquiridos en el ámbito académico se integran en el largo plazo.
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3. Memoria visual: principales ejemplos
El recuerdo puede conectar con la información adquirida a través de un sentido específico. La memoria visual se integra en el estudio y el repaso de un texto por medio de la utilización de las siguientes técnicas: el esquema, el resumen, el subrayado, la lluvia de ideas o el mapa conceptual. Pero la memoria visual también conecta con otras fuentes de información, más allá de la rutina de estudio: la fotografía, el vídeo, la infografía o la ilustración. Es una memoria que puedes alimentar por medio de la práctica de la observación o la atención plena.
4. Qué es la memoria auditiva
El contacto y la interacción con la realidad no se reducen al poder de la imagen. Los sonidos adquieren un significado especial en la existencia humana como muestra la memoria auditiva que está tan presente en diferentes procesos. Por ejemplo, la lectura en voz alta alimenta la memorización de distintos datos. También es habitual recordar la entonación y las frases principales del estribillo de una canción.
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5. Qué es la memoria semántica: ejemplos concretos
La capacidad de recordar una información adquiere distintas perspectivas en la rutina cotidiana. La memoria semántica se desarrolla a largo plazo. Remite a la capacidad de entender y comprender conceptos, términos y significados. En definitiva, influye en el nivel de comprensión y conocimiento que el ser humano adquiere sobre el entorno.
En este tipo de memoria se integran, por ejemplo, los nombres de ríos, ciudades y montañas. También, los nombres de personas que has conocidos a lo largo de tu vida. Así como los conceptos y términos que has aprendido sobre distintas materias de ciencias y letras.
Dra. Iratxe López Psicología
Dra. Iratxe López Psicología
Psicóloga Clínica
6. Qué es la memoria episódica y cómo se manifiesta
Existe otro tipo de memoria que conecta con algunos de los acontecimientos más significativos de la biografía personal. Mientras que algunas anécdotas y vivencias ya no se recuerdan tras el paso del tiempo, es posible conectar con acontecimientos del pasado que han dejado su huella a largo plazo. Algunos de esos recuerdos se comparten de forma consciente en conversaciones con amigos, familiares o contactos de trabajo.
En consecuencia, es un tipo de memoria que te permite contextualizar en detalle una situación específica que tuvo un tiempo y un lugar. Es posible recordar aspectos muy puntuales o, por el contrario, tener una visión general de una experiencia personal. Es una memoria explícita, puesto que esos episodios pueden revivirse de manera intencional. En definitiva, existen varios tipos de memoria que, por otra parte, se complementan.