Las manifestaciones artísticas tienen, por lo general, una función comunicativa hacia una audiencia receptora. Normalmente, el contenido a comunicar son emociones, ideas, pensamientos… es decir, aspectos de la conducta humana relacionados con la psicología.
Pero por rizar el rizo, existen varias películas, representaciones teatrales o novelas que no solo transmiten este contenido, sino que su narrativa está basada puramente en algún trastorno o fenómeno psicológico. Ejemplos de ello serían la película “Mejor imposible” (trastorno de personalidad obsesivo compulsivo) o el clásico “Don Quijote de la Mancha”, en el que un trastorno delirante simbolizaba el idealismo.
Sin embargo, otras disciplinas artísticas también han utilizado este recurso, quizás de forma más sutil y menos popular, como pudiera ser la pintura, o la música. A continuación repasamos varias grandes obras musicales del Siglo XX cuya narrativa principal se cetra en aspectos psicológicos.
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Clásicos del Rock ´n´ Roll sobre Psicología y trastornos mentales
Estos son varios álbumes de rock caracterizados por hablar acerca de diferentes dimensiones de los trastornos mentales.
1. The Kinks - Soap Opera
The Kinks era un grupo ya versado en lo que a discos conceptuales se refiere para cuando publicó el Soap Opera, cuya temática principal sería la cotidianeidad, expresada a través del experimento perpetrado por el protagonista de la historia, la estrella de rock ficticia Starmaker, quien, buscando inspiración para un disco, cambiaba su vida con Norman, un ciudadano, a priori, completamente normal.
El álbum va narrando un día cotidiano en la vida de Norman, y de cómo Starmaker se tiene que adaptar a esta nueva situación. Sin embargo, en su penúltimo tema descubrimos que ambos eran la misma persona, habiendo sido todo un delirio de Norman provocado por el desencanto con su vida rutinaria y aburrida, siendo Starmaker una personalidad alternativa creada por él mismo.
2. Lou Reed - Berlin
El oscuro álbum de un prometedor Lou Reed se centraba en la relación de Jim y Caroline, dos yonkis que “intentaban” desarrollar una relación de pareja. El consumo de drogas y la relación de violencia entre ambos llevaba a Caroline a sumirse en una profunda depresión y a sentir una fuerte indefensión aprendida, que acabaría por llevarla al suicidio. En una premisa argumental tan extrema como la que nos presenta Reed, es fácil detectar otras alteraciones de la salud mental como el trastorno límite, el trastorno explosivo intermitente…
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3. The Who - Tommy
El clásico álbum de The Who, que tiene su adaptación al cine, cuenta la historia de su protagonista homónimo: Tommy, un niño el cual, tras presenciar por accidente el asesinato del amante de su madre a manos de su padre, que volvía milagrosamente vivo de la guerra, quedaba sordo, ciego y mudo, debido a que sus padres le insistieron en que él no había visto nada, no había oído nada, y nunca diría nada. Una poética e interesante lectura del estrés postraumático, así como del poder de la sugestión, sobre todo en niños.
Hablando de The Who, es inevitable a este respecto comentar su otra famosa Opera Rock, Quadrophenia, en la que se establece que el protagonista tiene cuatro personalidades. Sin embargo, esto no deja de ser una figura para representar las distintas tendencias de comportamiento del protagonista en distintos contextos, y no un trastorno mental per se.
4. Pink Floyd - The Wall
Uno de los trabajos más memorables de Pink Floyd y Roger Waters, también llamado “el muro” en castellano. Se trata de la biografía de una estrella de rock ficticia, quien pierde a su padre en la guerra, sufre la sobreprotección de su madre, el acoso de sus profesores, desengaños amorosos… cada uno de estos eventos estresantes supone un ladrillo más en un muro metafórico, el cual se levanta entre él y el resto de las personas, llevándole al aislamiento, la drogadicción y a lo que podríamos catalogar como un ejemplo de trastorno esquizotípico de personalidad.
5. Amy Winehouse - Back to Black
Aunque el álbum no está estructurado de modo que todos los temas construyan un único relato, la obra maestra de la malograda Amy Winehouse recurre continuamente a las mismas temáticas en la mayoría de sus pistas. Como aporte visiblemente autobiográfico, Winehouse nos retrata las sensaciones de una adicta convencida, con ocasionales ataques de ira y agresividad pasiva (Como en Rehab o Addicted) o las relaciones tóxicas y las llamadas de atención propias del trastorno límite de personalidad (Back to Black, You Know That I´m not Good, Me and Mr. Jones).