El cerebro humano está dividido por la cisura sagital en dos mitades que se pueden diferenciar con claridad y son conocidas como hemisferios cerebrales.
Estos hemisferios se encuentran interconectados a través de haces de fibras neuronales que pertenecen al cuerpo calloso y, a pesar de que a simple vista parece que son ambos hemisferios simétricos, lo cierto es que no lo son.
Estas diferencias entre ambos hemisferios dan nombre a la especialización hemisférica, y serán explicadas con más detalle en el siguiente apartado pero antes se hará un breve repaso de lo que se ha investigado sobre la especialización hemisférica, con el objetivo de conocer de qué trata este descubrimiento.
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¿En qué consiste la especialización hemisférica?
Lo que se conoce como especialización hemisférica es el conjunto diferencias anatómicas y neuroquímicas, además del conjunto de diferentes funciones que realiza el hemisferio izquierdo con respecto al derecho y viceversa. La especialización hemisférica también se conoce con el concepto de lateralización.
La lateralización está compuesta por las funciones y procesos que son propios de cada hemisferio y, por tanto, las capacidades que se realizan predominantemente a través de un hemisferio se diría que están lateralizadas.
La especialización hemisférica o lateralización, de algunas funciones del cerebro, se basa en la idea de que hay unas regiones concretas en el cerebro que se encargan de llevar a cabo unas acciones especializadas.
Otro concepto relevante en el campo de la especialización hemisférica es la lateralidad, que no se debe confundir con la lateralización. La lateralidad es la predominancia en el manejo de las extremidades derechas o, por el contrario, las de la parte izquierda del cuerpo. Por ejemplo, tener una lateralidad derecha es lo que coloquialmente se conoce como “ser diestro” o, “ser zurdo”, en el caso de poseer una lateralidad izquierda; habiendo una mayoría de personas diestras.
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Diferencias entre ambos hemisferios del cerebro
En este apartado veremos algunas de las acciones que realiza de forma lateralizada cada hemisferio, así como también las que se realizan por medio de la intervención interhemisférica.
1. Especialización hemisferio derecho
El hemisferio derecho se encarga de controlar y recibir las sensaciones del lado izquierdo del cuerpo de la persona. Según las teorías más aceptadas sobre la especialización hemisférica, el hemisferio derecho es capaz de procesar la información que le llega de forma global y poco metódica, haciendo hincapié en las relaciones espaciales y visuales. Por ello, el hemisferio derecho es considerado como la parte creativa e intuitiva del cerebro.
Este hemisferio permite desempeñar destrezas como la de tener un pensamiento holístico o global en nuestra mente, que se basa en tener ideas abstractas y también en poder ver de forma global un conjunto de elementos que están relacionados entre sí (p. ej, a la hora de pintar un cuadro, tenemos la capacidad de imaginarnos una imagen en su conjunto y después proceder a pintar, paso a paso, cada una de las partes que lo componen).
El hemisferio derecho también nos posibilita la capacidad de intuición, captar las señales no verbales que nos transmite otra persona, visualizar las emociones que expresan otros, desempeñar nuestra creatividad artística y musical y fantasear.
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2. Especialización hemisferio izquierdo
El hemisferio izquierdo controla y percibe las sensaciones de la parte corporal derecha.
El hemisferio izquierdo realiza un procesamiento de la información de forma gradual, analítica y sistemática. Este hemisferio hace hincapié en las relaciones episódicas o temporales. Por estas características se conoce que el hemisferio izquierdo compone la parte analítica y racional del cerebro humano.
El hemisferio izquierdo es la parte del cerebro que permite llevar a cabo el razonamiento lógico, resolver problemas y cálculos matemáticos, llevar a cabo pensamientos lineales y secuenciales, pensamientos a través del lenguaje y recordar hechos del pasado, así como también pensar en el futuro.
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3. Integración interhemisfércia
Hay investigaciones científicas que han descubierto que también hay acciones que se realizan por mediación de ambos hemisferios. Esto se lleva a cabo por medio de diversos canales de comunicación que se encuentran en el cuerpo calloso y que permiten que estén interconectados. Este tipo de operaciones, que hacen partícipes a ambos hemisferios, son conocidas como integraciones hemisféricas.
La integración interhemisférica entra en funcionamiento a la hora de realizar determinadas tareas, para las cuales es necesario que haya esa interacción entre regiones especializadas que se encuentran en ambos hemisferios del cerebro.
Es sabido que a la hora de realizar actividades, que se han atribuido normalmente a la especialización hemisférica, se ha podido comprobar posteriormente que, aunque sea en menor medida, también llega a intervenir el otro hemisferio.
Por ejemplo, a la hora de comprender una metáfora o un refrán, al ser tareas de razonamiento lingüístico, se conocía que para ello intervenía el hemisferio izquierdo; sin embargo, posteriormente se descubrió que también interviene el hemisferio derecho.
Lo mismo ocurre con las habilidades visoespaciales (p. ej., diferenciar entre izquierda y derecha), que son típicamente asociadas al hemisferio derecho, aunque también participa el hemisferio izquierdo.
Por otro lado, se ha podido encontrar en investigaciones que algunas personas que sufrieron una grave lesión en uno de los hemisferios, presentaron ciertas dificultades a la hora de procesar la información. Por ejemplo, pacientes que tenían una lesión en el hemisferio derecho presentan dificultades para atender a la forma global de los objetos; mientras que los que tenían una lesión en el izquierdo, eran incapaces de fijarse en los detalles de los objetos, pero si podían identificar la forma completa del objeto.
De esta forma, cuando analizamos una imagen, como por ejemplo, un cuadro artístico, necesitamos el trabajo coordinado de ambos hemisferios. El hemisferio derecho nos permitiría visualizar la imagen representada en el cuadro de manera global y armoniosa, mientras que gracias al hemisferio izquierdo, podríamos apreciar los matices de la imagen, como los gestos de los personajes que aparecen representados, los ropajes y muchos otros detalles.
En el siguiente apartado se explicará brevemente cómo se llegó al conocimiento que se tiene en la actualidad con respecto a la especialización hemisférica.
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Repaso histórico del descubrimiento de la especialización hemisférica
La especialización de cada hemisferio surgió como idea en torno al año 1860, a raíz del descubrimiento del médico francés Paul Broca, quien encontró que el hemisferio izquierdo era imprescindible para que el ser humano pudiera procesar el lenguaje.
Esto ocurrió cuando estaba tratando a un paciente con una lesión en el hemisferio izquierdo y, por ello, tenía serias dificultades para hablar, pudiendo decir solamente la palabra “tan”. A pesar de ello era capaz de comprender el lenguaje escuchado, demostrando que podía seguir órdenes simples.
Posteriormente, tras haber visto múltiples casos similares al anteriormente relatado, pudo observar que en todos ellos había una lesión en la corteza prefrontal inferior del hemisferio izquierdo, el área que se conoció después que implica la producción del habla. Por ello se bautizó como área de Broca. Así, Una afección en esta parte del cerebro es denominada como afasia de Broca.
El descubrimiento sobre el área del cerebro que permite la producción del habla fue confirmada por Karl Wernicke, un psiquiatra y neurólogo de origen alemán, quien descubrió además otra área situada en el hemisferio izquierdo, más concretamente en el lóbulo temporal que, al estar lesionada, impedía al paciente comprender el lenguaje, a pesar de que era capaz de articular frases sencillas. Más tarde, dicha área fue nombrada como área de Wernicke. Cuando esta área se encuentra lesionada, la afección del paciente es conocida como afasia de Wernicke.
El neurólogo inglés John Hughlings Jackson estudió diferentes fenómenos en los que un hemisferio dominaba la función mental con respecto al otro, llamando a estos casos como dominancia cerebral. Respaldando de esta forma las ideas de Broca y de Wernicke, que habían demostrado que la comprensión y producción del lenguaje se sustentaba en una dominancia del hemisferio izquierdo.
En la década de 1920, la neuropsicóloga inglesa Brenda Milner descubrió que una lesión en el área temporal del hemisferio derecho provocaba en las personas afectadas la incapacidad de asimilar nuevos recuerdos en la memoria, a pesar de que las capacidades cognitivas como la percepción, el lenguaje y la del razonamiento funcionaban con total normalidad.
Roger Sperry realizó las investigaciones que resultaron decisivas para promulgar la teoría de la especialización hemisférica. Su investigación comenzó con un veterano de la Segunda Guerra Mundial que había sufrido impactos en la cabeza por la explosión de una bomba y, como consecuencia, sufría continuamente ataques de epilepsia. Entonces los cirujanos que lo operaron decidieron cortar el cuerpo calloso de su cerebro y los ataques de epilepsia desaparecieron.
No obstante, a pesar de no sufrir más ataques epilépticos, no puedo librarse de algunos efectos secundarios. Su hemisferio derecho fue el que salió malparado de la operación y, debido a ello, el paciente no era capaz de controlar las extremidades del lado izquierdo. En cambio, sí que podía controlar las extremidades derechas y también era capaz de comprender el lenguaje, dado que esta función se encuentra manejada por el hemisferio izquierdo.
Es a partir del descubrimiento de Sperry cuando se empezó a hacer más hincapié en la hipótesis que deducía que cada hemisferio y cada una de sus áreas están especializados en unas funciones concretas, sin dejar de lado las funciones de las integraciones interhemisféricas. Aquí es cuando comenzaba el trabajo exhaustivo, que perdura hasta nuestros tiempos, de investigar acerca de las funciones que desempeñan las áreas y los hemisferios del cerebro, una de las mayores incógnitas acerca del estudio del ser humano.
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